En primer lugar, porque Cervera reconoció públicamente que había convivido durante bastantes años con una mujer, la ex-religiosa teresiana Mercè Basté, ejerciendo el sacerdocio simultaneamente. Lo defiende dentro de una gran normalidad, diciendo "He visto que es compatible estar casado y seguir siendo sacerdote", no tiene ningún remordimiento de haber engañado a la Iglesia y al Pueblo fiel a él confiado, viviendo una doble vida como si no pasara nada, incumpliendo sus obligaciones y compromisos como ministro ordenado de la Iglesia. Sólo cuando le llegó la carta del gobierno (español), haciendo pública su nuevo estado de jubilado, con su correspondiente paga, decide hacer pública su situación.
En segundo lugar porque Cervera no ha querido regularizar su situación con la Santa Madre Iglesia, intentó por todos los medios que se le aceptara seguir ejerciendo el sacerdocio con conocimiento de su situación de amancebado, esta petición superó incluso la mentalidad abierta y tolerante de n.s.b.a... y jubilado cardenal Martínez Sistach, que decidió suspenderlo como párroco, para evitar un escándalo mayúsculo si llegaba a Roma esta situación tan irregular. Pero Cervera que no ha pedido su secularización, sigue ejerciendo como sacerdote, siempre que lo haga de forma privada, en círculos de confianza y fuera de los templos parroquiales, es decir en casas o locales particulares.
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| Cartel del curso en que Cervera es profesor |
En cuarto lugar porque las doctrinas que expone son completamente heréticas en todos los ámbitos, no sólo por lo que se refiere al celibato o al matrimonio, su visión eclesial corresponde a lo más extremista del nacional-progresismo, de hecho él siempre se ha reconocido como comunista, y tiene libros y materiales sobre la vinculación del cristianismo y el comunismo. Aunque Cervera se ha agarrado a no dejar de ser sacerdote, defiende una iglesia desjerarquizada y con un ministerio sacerdotal reducido a su minima expresión, donde los seglares son los que gobiernan y dirigen de una forma democrática. (Algo así como la CUP eclesial)
Haría bien Don Juan José Omella de repasar que personajes le dejó su antecesor al frente de algunas delegaciones diocesanas, la Sra. Anna Almuni de Muga que es la Delegada de Apostolado Seglar, es uno de esos personajes nocivos que sin hacer mucho ruido ha ido perpetuando el statu quo del nacional-progresismo que tanto daño ha hecho a nuestra Iglesia diocesana, sobre todo teniendo en cuenta que desde su Delegación se forma directa o indirectamente a nuestros seglares en esa mentalidad caduca, fracasada y en muchos casos anti-eclesial.
Antoninus Pius