Hacía tiempo que no hablábamos en este portal sobre Mataró. Cierto es que hubo una época en que escribimos mucho sobre la capital del Maresme. Con algunos excesos; forzoso es reconocerlo. Pero el cardenal Omella -también es de justicia reconocerlo- tuvo el acierto de deshacer la agrupación parroquial de las comunidades de Santa María y Sant Josep, que estaban a cargo del anterior vicario episcopal Segimon García Ramiro y encomendar la milenaria basílica a Mn. José Rodríguez Fernández, hasta entonces párroco de Cabrils. Y también es justo señalar que, desde entonces, cuanto menos la más antigua parroquia de Iluro germina.
Mn. José Rodríguez nació en el año 1955 en la localidad pacense de Fregenal de la Sierra y de muy pequeño emigró con sus padres a Cataluña, como tantos y tantos extremeños, recalando en la villa de los cap grossos. El adolescente Rodríguez era un joven muy presente en las comunidades cristianas de Mataró y participaba activamente en los grupos que se reunían con los carmelitas de la población. Después se consagró como religioso, aunque hubo una temporada en que tuvo que dejar la vida consagrada para cuidar de sus padres enfermos. En aquel período de su vida coincidió en un viaje en avión con el cardenal Martínez Sistach, el cual le convenció para que se preparase para la ordenación sacerdotal, de tal suerte que contestó afirmativamente y fue el primer sacerdote ordenado en la Basílica de la Sagrada Familia, después de su dedicación por Benedicto XVI. Así resulta que los dos últimos obispos de Barcelona influyeron decisivamente en la vida sacerdotal de José Rodríguez. Sistach conduciéndolo al presbiterio y Omella encomendándole la parroquia señera de la capital del Maresme.
Basílica de Santa María de Mataró |
Cuando a finales de los años 50 la familia Rodríguez Fernández arribó a Mataró, como tantos otros Rodríguez Fernández, la ciudad solo contaba con 30.000 habitantes. En 1965 ya se dobló el censo y en el año 1970 se triplicaba. Además, la emigración había traído un auténtico boom demográfico. ¡Había muchos niños que bautizar! Y solo existían dos parroquias, la milenaria de Santa María y la centenaria de Sant Josep. Por ello, como sucedió en todas las grandes urbes de la diócesis, el cardenal Modrego se vio impelido a crear nuevas parroquias. En 1955 se erige la de María Auxiliadora en el barrio de Cerdanyola y en 1965 se crean cuatro más, la de la Sagrada Familia en Cirera, la de la Esperanza en el barrio de Molins, la de la Virgen de Montserrat en el Pla de Boet y la de San Simón y San Pablo en la Riera de San Simón. Junto a esas parroquias destacaba en Mataró, desde siempre, una rica vida consagrada, con sus colegios religiosos, de las órdenes de escolapios, maristas, salesianos y otras órdenes femeninas. La vida religiosa del Iluro de finales de los 60-principios de los 70 era muy fértil. Todo esto fue languideciendo, como sucedió en otras latitudes. De aquel entusiasmo post-conciliar no quedó absolutamente nada.
No obstante, ahora ha llegado a Mataró ese Rodríguez Fernández, tan del Maresme ya como sus aborígenes, y se ha propuesto relanzar la vida espiritual, al menos, de la basílica de Santa Maria. Cierto es que ha superado recelos iniciales de algún sector, amparado en alguna canonjía, que no veía con buenos ojos que a un García le sucediese un Rodríguez, pero, calmadas las aguas, el nuevo párroco ha logrado levar anclas y hacerse con su feligresía.
El video que encabeza este artículo solo es una anécdota. Mn. Rodríguez bendice la población de Mataró con el Santísimo desde la torre del campanario de Santa María. Como él lo han hecho muchos otros sacerdotes y su imagen corre de móvil a móvil, en estos tiempos de reclusión obligada. Pero que el rector de Mataró se revistiese de capa pluvial y bendijera Mataró con el Santísimo en su custodia, era una imagen que no contemplaban los mataronenses desde años ha. Tan viral ha resultado el sencillo video, que incluso Ramon Bassas (un razonable cristiano progresista, al que solo le falla el medio donde publica) ha elaborado una excelente pieza, en la que elogiaba la bendición de Mn. Rodríguez.
Sí, parece que Mataró germina y hasta los cristianos más progresistas aplauden a su párroco. Un buen sacerdote al que deseamos todos los éxitos. No lo va a tener fácil, pero parece que, poco a poco y con gestos verdaderamente católicos, está consiguiendo que sus ovejas vuelvan al redil.
Oriolt