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Semana Santa en TV3: Jesucristo no murió en la cruz

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El periodista Salvador Alsius, que estuvo en los inicios de TV3, se quejaba de la pérdida de influencia del canal autonómico, que ha preferido conservar una audiencia muy militante, a costa de ir perdiendo el público más distante con el nacionalismo, preferentemente en el área metropolitana de Barcelona y zonas de la provincia de Tarragona. Actualmente, TV3 se ha convertido en un canal temático independentista, que solo digieren los muy cafeteros. Existen barrios enteros en que dicha cadena jamás se conecta, familias que nunca la sintonizan, gente joven que ni tan siquiera recuerda su existencia. Por el contrario, en las zonas rurales y en aquellas familias de inquebrantable lacismo el canal autonómico es precepto obligado y no se toca el mando para cambiar de cadena.


Esas familias que permanecen unidas viendo TV3 tienen una cita los sábados por la noche con el programa Preguntes Freqüents, que representa el summum de la propaganda independentista, con la inevitable Pilar Rahola de colaboradora fija. Cual sucede con el nacionalismo catalán, por algún complejo de culpa que quizás tenga que ver con sus muchos ancestros franquistas, todas las opiniones vienen tamizadas con un barniz progresista. En temas eclesiales, más que barniz es una triple capa de pintura, de la que emerge el consabido nacional-progresismo eclesial. Como Preguntes Freqüents es el paradigma de este mundillo, no se les ocurrió otra cosa este sábado que plantear un debate sobre la Semana Santa con estos tres magníficos invitados: la omnipresente monja Lucía Caram, el ex minutante vaticano Krzystof Charamsa (aquel que se enamoró de un funcionario de la Generalitat y dejó Roma por el independentismo) y la periodista Cristina Fallarás, que acaba de escribir un libro sobre un evangelio de María Magdalena. Un trio muy plural: una monja mediática, un ex cura homosexual e independentista y una periodista atea. 

Encabeza este artículo la grabación del inicio del programa. En él pueden ver por dónde fueron los tiros y como una Fallarás pasada de vueltas se apoderó de la pantalla para ridiculizar la Semana Santa e ironizar voceando: “Te matan en una cruz, te mueres y te ven resucitar” Y cuando la monja Caram le dice que se celebra la resurrección, le espeta a grito pelado: “¡Qué no mueeeere! ¿Cómo va a morir un tío en una cruz y luego resucitar?

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Que nadie piense que la monja y el ex minutante replicaron con convicción. Se limitaron a sonreír ante las voces y aspavientos de la contertulia. Ninguno de los dos se quejó de la mala educación y la falta de respeto que acababan de sufrir, no sé si ellos, pero si algunos de los telespectadores y especialmente muchos de los que contribuimos con nuestros impuestos a sufragar la cadena autonómica. Que es un canal temático, pero con cargo al erario público.

Como Cristina Fallarás llevaba la voz cantante, ante los complejos de inferioridad de monja y ex minutante, la tertulia en lugar de transitar por el tema anunciado pasó a hablar sobre la mujer y la Iglesia, donde la periodista pasada de vueltas fue vertiendo sus particulares tesis sobre un cristianismo fundado por María Magdalena, el cual fue cercenado y adulterado por Pablo de Tarso. Charamsa se unió con entusiasmo a dicha tesis e incluso apostilló que no fue solo San Pablo, sino que San Pedro formaba parte de la dupla misógina que acabó con aquel cristianismo femenino. Para quien tenga estómago le dejo el enlace del programa (a partir del momento 2h 31’).


Uno tiene la piel muy curtida para escandalizarse por la boutade de Cristina Fallarás y su histriónico sensacionalismo, que debe considerar que le ayuda en las ventas de su libro. Cada cual vende su producto como puede o como le dejan. Lo que sí me escandaliza más es que esa cadena pública autonómica le preste uno de sus programas de mayor repercusión, lo presente como un debate sobre la Semana Santa y le imponga de supuestos sparrings a un ex minutante resentido y a una monja antisistema que, en lugar de rebatir los delirantes argumentos, se limitan a reírle las gracias y a hacerle eco. Y uno todavía se escandaliza más cuando en esos pueblos y esas familias que ven unidas TV3 se supone que todavía queda algún cristiano y nadie se muestra ofendido por la falta de respeto de la atea y la colaboración necesaria de los dos creyentes. No digamos entre los periodistas católicos del nacional-progresismo que también son adictos a la tele autonómica. Y llega a una conclusión: ¿cómo va a quedar fe en la Cataluña que solo sintoniza esa cadena?  Junto con otra inquietud, que siempre surge ante casos similares: ¿Qué habría sucedido si Cristina Fallarás hubiese dicho semejantes cosas de Mahoma? ¿Se habría atrevido? ¿Sería imputada por un delito de odio e islamofobia?

 

Oriolt 


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