Este tipo de grupos aparecen como setas, a pesar de que el nacionalprogresismo eclesial ya no atrae a nadie, especialmente a las nuevas generaciones. Se trata de entidades nostálgicas de aquellos valores pujolistas de "Fe i nació", que son simples decorados Potemkin detrás de los cuales no hay prácticamente nada, mucha fachada, muchos espacios y presencia en los medios de comunicación afectos al régimen nacionalista, subvenciones y Creus de Sant Jordi por su labor descarada al servicio del Procés o de lo que ahora sea la hoja de ruta del mundo independentista, pero la realidad es que son cuatro guatos, cuando no dos.
El último en salir es "Effathá - Cristians de Base", su logotipo que a diferencia de Aymar en Catalunya Cristiana no oculta la cruz, pero que la viste de los colores de la bandera Gay, ya es toda una declaración de intenciones, aunque no es un grupo que tenga en principio prioridad por las reivindicaciones homosexuales, sino sobre todo un grupo preocupado por los tradicionales valores del nacionalprogresismo: Una Iglesia moderna y democrática y que se involucre en la defensa de la nación catalana.
Este grupo ha aparecido recientemente en casi todos los medios de comunicación nacionalistas por su reivindicación de un nuevo "Volem bisbes catalans", la gran campaña que montaron en su día Jordi Pujol y Josep Benet para echar a Don Marcelo y asegurarse la llegada de obispos catalanistas. Ahora añaden que los obispos no solo han de ser catalanes, sino que tienen que haberse formado en Cataluña, en clara alusión por ejemplo a Salvador Cristau que el sábado tomó posesión como obispo de Terrassa, y que aunque es catalán se formó en el Seminario de Toledo, al igual que su antecesor y actual arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses.
Obispos catalanes y valencianos en la última visita Ad limina en Roma
Y es que al nacionalismo, no solo al eclesial, le ha sentado muy mal el nombramiento de Francisco Conesa para la diócesis de Solsona, porque rompía un cierto equilibrio entre el episcopado de la Tarraconense. El nombramiento del valenciano, formado por el Opus Dei, para sustituir al catalán y nacionalista Xavier Novell, hace que el 60% de los obispos con sede en Cataluña o no son catalanes o han sido formados fuera de los seminarios de aquí.
De esa preocupación nacen iniciativas como estas, aunque de momento con nula repercusión en quien toma las decisiones referentes a la Iglesia en Cataluña, empezando por el cardenal Omella a quien no le gustan para nada estos numeritos de circo de quienes "exigen" que los obispos no sean como él, es decir provenientes de otras tierras, como en este caso de Teruel. La entidad ha enviado una carta con sus exigencias a cada uno de los obispos de las diócesis catalanes, y ¿saben cuál ha sido la respuesta?, ni uno solo ha contestado a la misiva. Viendo el nulo éxito de su campaña, se han dedicado a hacer llegar sus reivindicaciones a parroquias y a otros grupos eclesiales, pero parece que tampoco sin demasiadas simpatías y eso que el clero "trabucaire", el que firmó manifiestos, antes y después del 1 de octubre de 2017, le va la marcha, pero son cada vez menos, más ancianos y desorientados porque el Procés no ha ido como ellos se esperaban.
Si uno rasca un poco en grupos como este, al final acabas yendo a parar siempre a los mismos sitios, sus actividades se realizan todas en los locales del CIC, una entidad educativa de ideología claramente nacionalista, con Creu Sant Jordi incluida, que siempre esconde que sus siglas quieren decir originariamente Centre d'Influència Catòlica, y que tiene como Director a Carles Duarte, que fue secretario general de la Presidencia con Jordi Pujoi y que actualmente es presidente del Patronato de Catalunyareligio, el gran medio religioso del nacionalprogresismo catalán, aunque actualmente algo menos sectario, desde que Llisterri ya no está en la dirección.
Lo más curioso de la agenda de actividades de este grupo, es que en abril hay un curso titulado: "Conocimiento de Cataluña y espiritualidad: La República catalana", que impartirá nada más y nada menos que el Sr. Cales Puigdemont, en el programa no dice que sea virtual, a ver si al final se presentará el ex-President en persona para cumplir su promesa de regresar a Cataluña y dar gloria y esplendor internacional al CIC y a Effathá, sería divertido, pero me temo que adoctrinará a sus alumnos desde Bélgica.
Francesco Della Rovere