Ayer martes, fallecía a los 81 años Joan Rigol Roig, un hombre importante en la política catalana, que llegó a ser President del Parlament, sin olvidarnos de sus importantes vínculos con la Iglesia, ya que había sido sacerdote, y una vez secularizado, estuvo al frente de diversas entidades e instituciones cristianas.
Dentro del colectivo de ex-sacerdotes que acabaron en política, Rigol representaba una opción no demasiado habitual, ya que la mayoría de estos engrosaron las listas de partidos de izquierdas, mientras que él se mantuvo hasta el final en la Democracia Cristiana, una opción moderada de centro-derecha, que fue importantísima después de la Segunda Guerra Mundial en Europa, pero que actualmente está en franca decadencia, ya que los partidos de centro y de derecha, están huyendo de ese apellido "cristiano" que no les gusta, aunque para ello tengan que renunciar a sus orígenes.
Rigol militó toda su vida en la histórica Unió Democràtica de Catalunya, el partido democristiano fundado en 1931 y que tuvo como uno de sus líderes destacados a Manuel Carrasco i Formiguera, un curioso caso que sufrió persecución por católico por parte del bando "republicano", y por catalanista por parte del bando "nacional", que finalmente lo fusilaría en Burgos en 1938.
Unió (UDC), tuvo un papel destacadísimo en la política catalana una vez recuperada la democracia. Unida inicialmente a opciones de centro catalán en 1977, acabó en la Coalición Convergència i Unió, liderada por Jordi Pujol. Rigol, que incluso llegó a ser presidente del partido democristiano catalán, tenía cargo asegurado en el largo periodo en que la coalición catalanista estuvo en el poder, desde Conseller de la Generalitat a president del Parlament, pasando incluso por alguna vicepresidencia del Senado español.
Pero llegó entonces el famoso "Procés" y lo desmontó todo, el partido de Rigol, dirigido entonces por Josep Anton Duran Lleida, no aceptó la opción independentista y el viraje secesionista de sus socios convergentes. Se fracturó en dos, entre los favorables y no favorables al Procés, y acabó desapareciendo como tal al no conseguir respaldo ciudadano en las convocatorias que se presentó en solitario. Rigol ya había abandonado el partido pasándose al sector independentista que se agrupaba bajo la denominación "Demòcrates".
En el ámbito religioso, y especialmente en el pontificado del cardenal Martínez Sistach, Rigol estuvo vinculado a importantes patronatos de instituciones de la Iglesia, como el de la Junta Constructora de la Sagrada Familia del que fue presidente, el de la Fundació Joan Maragall, o el Patronat de Montserrat.
Tildarlo de nacional-progresista sería un error, porque aunque mantenía una estrechísima relación con Jordi Pujol en lo político y en lo cristiano, el ex-president siempre se sintió muy crítico con San Juan Pablo II y con el cardenal Carles, y apoyó todas las iniciativas "progres" dentro de la Iglesia, mientras que el fallecido Rigol, nunca hizo gala de progresismo eclesial, al menos públicamente.
Con motivo de su fallecimiento, no he querido entrar en actitudes críticas hacia su persona, simplemente hacer una pequeña crónica de su actividad política y sus vínculos con la Iglesia, destacando algunas de las cosas buenas que tenía, como se suele hacer en estos casos.
Francesco Della Rovere