Cartas intercambiadas entre los Jesuitas de Catalunya y los Jesuitas de Bolivia demuestran que la organización religiosa ha ocultado que el sacerdote Lluís Tó continuó en contacto con menores y que siguió abusando sexualmente de ellos en el país sudamericano. y . Hasta la fecha -como también se recoge en -, la compañía ha mantenido que Tó no había abusado de menores en Bolivia. Sin embargo, los documentos a los que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, en una investigación conjunta con TV3, prueban que los jesuitas han faltado a la verdad.
En mayo de 2023, la fiscalía registró la sede de la Compañía de Jesús en Bolivia, que se encuentra en La Paz, y se llevó, entre otros documentos, una carpeta que contenía las cartas, faxes y correos electrónicos que los responsables catalanes y bolivianos se han mandado desde 1992 para consensuar la gestión del caso de Tó.
Los jesuitas han admitido que actuaron con poca diligencia décadas atrás cuando ocultaron que un sacerdote catalán, Lluís Tó, siguió abusando sexualmente de menores en Bolivia, país al que fue enviado después de ser condenado en España por abusar de una niña.
En un comunicado hecho público este viernes, la Compañía de Jesús en Bolivia ha lamentado que hace tres décadas no se actuara “de forma diligente para evitar situaciones de riesgo para la población vulnerable en sus obras en Bolivia, con la presencia de Lluís Tó, quien llegó al país con acusaciones previas y una sentencia por abusos en España”.
Las cartas entre jesuitas de Cataluña y de Bolivia
Los jesuitas han reaccionado así a las informaciones publicadas por TV3 y El Periódico, que han tenido acceso a cartas intercambiadas entre los Jesuitas de Cataluña y los Jesuitas de Bolivia sobre este caso.
Las misivas demuestran que la organización religiosa ocultó que el sacerdote Lluís Tó, después de trasladarse de España a Bolivia, continuó en contacto con menores y que siguió abusando sexualmente de ellos en el país sudamericano.
Tó fue condenado por la Audiencia de Barcelona en 1992 por abusar de una alumna de 8 años del colegio Sant Ignasi de Barcelona y enviado a Bolivia, donde murió en 2017.
Los jesuitas de Cataluña también han calificado de “nefasta” la gestión de este caso, décadas atrás: “Es incomprensible cómo no se tomaron actuaciones contundentes para ponerlo en manos de la justicia ordinaria”, ha afirmado el delegado en Cataluña de los Jesuitas, Pau Vidal, en declaraciones a El Periódico.