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Las clarisas gerundenses que se enfrentaron al obispo Jubany por un tema inmobiliario

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Las clarisas de Belorado se han convertido en tema estrella en los medios de comunicación y no solo en los religiosos. Unas monjas rebeldes a la autoridad eclesiástica, con una cuestión inmobiliaria de por medio, y con personajes tan frikis como el obispo Pablo de Rojas induciendo a las religiosas a consumar su ruptura con Roma, es sin duda una temática atractiva que da mucho jugo, periodísticamente hablando. con un punto de morbo.

 
En Cataluña, tierra donde hay una buena colección de monjas mediáticas, que salen con frecuencia en los medios de comunicación por dar la nota o por declaraciones no muy acordes con su condición religiosa, también tenemos monjas clarisas, pero nada que ver con las de Belorado. Ahí están, por ejemplo, las de Vilobí d'Onyar en el obispado de Girona, un verdadero oasis de paz y tranquilidad, que justamente este año están celebrando su 50 aniversario de presencia en esta población. La conmemoración se ha celebrado festivamente con la presencia del obispo Octavi Vilá, actualmente hay una docena de monjas, que tienen como abadesa a la Hna. Rita M. Da Paixâo, que como se puede ver por el apellido, no es familia de Puigdemont.

Pero este 50 aniversario hace rememorar algo que sucedió justo ahora hace medio siglo, cuando estas religiosas decidieron trasladarse a su actual emplazamiento de Vilobí de Onyar, con la oposición total del entonces obispo gerundense Narcís Jubany, con una cuestión inmobiliaria de por medio, algo que tiene cierto paralelismo con lo de Belorado y con otros casos similares. Como es sabido, sin la autorización del obispado no era posible una operación inmobiliaria como esta.

En 1967, las monjas de Santa Clara de Salt, recuperaron el convento que había sido ocupado como Prisión Provincial desde 1941, como el edificio era inhóspito, las religiosas decidieron venderlo y edificar una nueva casa en Vilobí d'Onyar. Pero la operación no solo contó con la oposición del obispo, sino que Monseñor Jubany, a pesar de ser un obispo claramente post-conciliar, hizo servir todas sus influencias en el poder político, recordemos que eran los tiempos del régimen de Franco, para paralizar la operación. Por decreto del 26 de febrero de 1968, el obispo establece que "de acuerdo con el parecer unánime de cuantos han informado a este respecto, y después de haber visitado personalmente el lugar previsto, nos vemos en la precisión de contestar negativamente a la petición formulada".
 
El obispo Octavi Vilá preside el 50 aniversario de las Clarisas de Vilobí d'Onyar
 
Pero las clarisas no se resignaron a ver perdido su proyecto, y actuando canónicamente de forma impecable, recurrieron a Roma, concretamente a la Sagrada Congregación de Religiosos, que decidió enviar un Visitador Apostólico en la persona del P. Manuel Ramírez, que después de hacer las pesquisas oportunas, decide dar la razón a las religiosas. El obispo Jubany, contrariado, se resiste a sentirse derrotado y mueve los hilos políticos para que se pongan pegas administrativas a la operación. Incluso el ministro de Industria, José María López de Letona, vinculado al Opus Dei, interviene en el conflicto.
 
Las religiosas siguen firmes en su decisión, y finalmente se salen con la suya, el día 5 de junio de 1971 el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, formado por seis cardenales, deroga el decreto episcopal de Jubany de 1968, determinación ratificada por el Papa Pablo VI el 5 de julio siguiente.
 
Para suerte del obispo, no tiene que vivir semejante humillación como obispo de Girona, porque el 3 de diciembre de 1971 es nombrado arzobispo de Barcelona. Tres años después, las clarisas pueden inaugurar su nuevo convento en Vilobí d'Onyar del que ahora se cumple su cincuentenario. 
 
Narcís Feliu

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