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Antigua placa de homenaje a Mn. Josep Armengou en Berga |
Hijo de un conocido y popular sastre, ingresó en el seminario de Solsona donde inició una fecunda labor de propagador de la fe católica y de la religión nacionalista. Destacado en su labor pastoral a través de la «Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña», el inicio de la guerra civil de 1936 obligó al joven sacerdote a huir a la zona llamada «nacional» perseguido por los «escamots» de asesinos que teñían de sangre las carreteras catalanas y se integró en el ejército nacional como «páter» en una bandera falangista de voluntarios canarios.
Enfrentado y disconforme con el régimen franquista por la persecución ejercida a la lengua catalana, en 1958 escribió su obra más conocida «Justificació de Catalunya», líbelo ampliamente difundido de forma clandestina entre el clero nacionalista y otros exaltados y proclamado como el libro de cabecera del nacionalismo cristiano, el personaje acabó defendiendo la «lluita armada», que es el eufemismo nacionalista de «terrorismo».
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Mn. Armengou y Mn. Ballarín |
Efectivamente, la obra apasionante del sacerdote discurre en estos términos revisionistas sobre la relación entre castellanos y catalanes: «La tragedia más grande se produce cuando el pueblo dominador es un pueblo atrasado, vago, fanático y militarista, y el pueblo colonizado es un pueblo culto, trabajador, progresivo y pacífico, como en el caso de Cataluña» (p.51), o bien «advertimos que quien se ha domiciliado en Cataluña y no quiere entender el catalán es un enemigo que no merece otro trato que el de enemigo». Esta es la base ideológica de los secuaces del pujolismo que quieren construir el futuro de una Cataluña separada de España, hoy encarnados en Puigdemont, Homs y los diputados que en el Parlamento de Cataluña vulneran la legalidad y cuya amenaza secesionista debe tratarse de forma contundente por parte del Estado español.
En 1837 la Expedición Real conquistó Berga y la convirtió en la capital del carlismo catalán. En julio de 1838 el Conde de España empezó a sembrar el terror en la capital y su comarca, hasta que fue asesinado por sus propios partidarios. Hoy en Berga es la capital del separatismo, escenario de la fiesta medieval de la Patum –patrimonio de la humanidad–, gobernada por el grupo radical CUP (los jóvenes bárbaros herederos de la ideología del odio y cuya alcaldesa es conocida como la «madriles», por ser de Madrid su familia), y como si fuesen los tiempos del «Conde de España» amenazan con una nueva inquisición. El recuerdo de Mosén Armengou va a ser eliminado de las calles de Berga, no por españolista, sino por cristiano.
Este es el futuro mejor que nos regala el nacionalismo.
Josep Ramon BOSCH
*Escrito publicado en el diario "La Razón"