Es normal en las diócesis que, al acabar el curso, finales de junio o primeros de julio, se hagan públicos los nuevos nombramientos diocesanos y parroquiales, los cuales van tomando posesión a lo largo del mes de septiembre, una vez transcurrido el período vacacional. No era la norma del obispo Omella en su anterior destino riojano, dado que los anunciaba cada año durante el mes de septiembre. También es cierto que, si el obispo acaba de aterrizar en la diócesis, esa decisión se puede demorar a lo largo del año o incluso hasta el curso venidero. Por eso, entendimos plenamente lógica la decisión de nuestro obispode no efectuar más cambios que los absolutamente necesarios hasta conocer la diócesis en su plenitud. Esos cambios sólo iban a afectar aquellas jubilaciones irremediables por edad o por el estado de salud del párroco y no se iba a acometer relevo alguno en los organismos curiales ni en las delegaciones episcopales.
Siguiendo la costumbre de nuestro nuevo obispo, estos cambios deberían producirse en septiembre, pero, a pesar de ello, la diócesis se ha convertido en un hervidero de rumores. Ya les escribí este agosto sobre la posibilidad de que Aymar fuese designado rector de la Sagrada Familia. También se ha venido dando por segura la designación del vicario episcopal Salvador Bacardit como rector de Sant Vicenç de Sarriá, por jubilación de Mn. Manuel Valls. Y las dos sorpresas serían la atribución de la parroquia de Santa María de Gracia a la Prelatura del Opus Dei y la de Sant Enric d’Ossó de Hospitalet a la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón
El pasado viernes se reunió el equipo de gobierno de la Curia en Consejo Episcopal y todo el mundo esperaba que se anunciarían los nuevos destinos. No se dijo nada ni tampoco fueron publicados el fin de semana ni el lunes siguiente. Desde este momento han saltado algunas alarmas y se extiende la sensación de que los nombramientos han quedado paralizados. Falta saber no sólo la razón sino a quién atribuir el frenazo. Porque la realidad es que esos rumores estaban produciendo dos focos de oposición. Uno ya relatado contra la promoción de Aymar a la Sagrada Familia. Y el otro encabezado por el grupo de jesuitas que anidaron en Sant Enric d’Ossó, encabezados por Xavier Alegre, contra la presencia en dicha parroquia de unos sacerdotes formados en el Seminario de Toledo.
Se nos ha presentado a monseñor Omella como un hombre de carácter y que no suele echarse para atrás en sus decisiones. Por eso, me extrañaría mucho que esas presiones hubieran conseguido su propósito, logrando su claudicación. Más bien creo que se trata de rumores más o menos mal intencionados. El tiempo, como decía José María García, es aquel juez insobornable que da o quita razones. Ese tiempo confirmará o no los rumores y sospechas. En todo caso, aquí les dejo apuntados los nombres que corren por la diócesis, aunque cabe decir que, ante la pretensión de derribo de la iglesia de Santa María de Gracia sería una estupenda noticia que nuestro obispo emprendiese la revitalización de la parroquia, máxime cuando se apuntaba que su nuevo párroco iba a ser el padre Emili Roure Boada de la Prelatura de la Obra, del cual puedo decir que es un extraordinario y entusiasta sacerdote, amén de un auténtico pico de oro. Si se confirmase la noticia, pueden considerarse afortunados los buenos feligreses de la histórica y amenazada parroquia. No conozco a la Hermandad sacerdotal del Sagrado Corazón ni qué curas iban a destinarse a Sant Enric d’Ossó, pero todas las referencias que me llegan son inmejorables. Sacerdotes catalanes formados en Toledo. Sería francamente alarmante que tan valientes nombramientos hubiesen quedado detenidos por presiones del nacional-progresismo. En todo caso: wait and see.
Oriolt
Siguiendo la costumbre de nuestro nuevo obispo, estos cambios deberían producirse en septiembre, pero, a pesar de ello, la diócesis se ha convertido en un hervidero de rumores. Ya les escribí este agosto sobre la posibilidad de que Aymar fuese designado rector de la Sagrada Familia. También se ha venido dando por segura la designación del vicario episcopal Salvador Bacardit como rector de Sant Vicenç de Sarriá, por jubilación de Mn. Manuel Valls. Y las dos sorpresas serían la atribución de la parroquia de Santa María de Gracia a la Prelatura del Opus Dei y la de Sant Enric d’Ossó de Hospitalet a la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón
El pasado viernes se reunió el equipo de gobierno de la Curia en Consejo Episcopal y todo el mundo esperaba que se anunciarían los nuevos destinos. No se dijo nada ni tampoco fueron publicados el fin de semana ni el lunes siguiente. Desde este momento han saltado algunas alarmas y se extiende la sensación de que los nombramientos han quedado paralizados. Falta saber no sólo la razón sino a quién atribuir el frenazo. Porque la realidad es que esos rumores estaban produciendo dos focos de oposición. Uno ya relatado contra la promoción de Aymar a la Sagrada Familia. Y el otro encabezado por el grupo de jesuitas que anidaron en Sant Enric d’Ossó, encabezados por Xavier Alegre, contra la presencia en dicha parroquia de unos sacerdotes formados en el Seminario de Toledo.
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Sacerdotes de la Hermandad del Sagrado Corazón: Mn. Josep Maria Alsina (izquierda), Mn. Ignasi Manresa (centro) y Mn. Xavier Prevosti (derecha) |
Oriolt