(Carta de un amable y habitual lector de Gérminans)
Apreciados redactores de Gérminans:
El año pasado la página del Arzobispado de Barcelona publicitaba una iniciativa del Grupo Interreligioso e Interconfesional de Jóvenes de la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso (AUDIR) que en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y el Departament de Afers Religiosos de la Generalidad organizaba la llamada “Noche de las Religiones”. Algo parecido a la ya famosa “Noche de los Museos” que el Ayuntamiento de Barcelona celebra desde hace años.
Leyendo la Glosa Dominical en vuestra página de este pasado sábado, en la vigilia de Pentecostés, centré mi atención en un aspecto que me hizo pensar en profundidad. Decía el autor -a quien no tengo el gusto de conocer en persona- que una de las tentaciones de los apóstoles era reducir la fe a “un quedarse admirando las gestas del Maestro de Nazaret como se hace en los grandes museos”. La primer cosa que me vino a la mente fue lo vivido el año pasado en la susodicha “Nit de les Religions”. Una noche en la que 24 comunidades religiosas de todo signo abrían sus puertas para dar a conocer su credo y sus espacios. Por parte de la Iglesia Católica, en proporción absolutamente minoritaria (un octavo del total), participaron 3 centros católicos: el convento de los Capuchinos de Pompeya, la parroquia de Sant Pau del Camp y la de Sant Ignasi de Loyola. El sacerdote capuchino de Pompeya, con un cierto buen tino habló a los asistentes sobre la espiritualidad de Santa Clara; en Sant Pau del Camp se hizo una visita guiada al templo y al claustro románico, restos de lo que fue el antiguo monasterio benedictino de la ciudad desde el siglo IX, de indescriptible belleza. Pero ¿y en la parroquia de Sant Ignasi? Pues al párroco Xavier Moretó no se le ocurrió otra cosa que proyectar la película “Lutero” donde se deja a la Iglesia católica a los pies de los caballos. Y por si eso no fuera suficiente como muestra de lo que es la Iglesia católica, invitó a conferenciar a dos pastores protestantes de su barrio: el pastor Hernández de la Iglesia Evangélica Belén y el pastor Martínez de la de Ebenázer. En resumen, ambas disertaciones sobre el valor de Lutero y la Reforma, con fuerte contenido de proselitismo protestante. ¡Tal como lo oyen!
Fraile capuchino en Pompeya para el evento |
He sabido que de nuevo el Ayuntamiento de Barcelona y el AUDIR han vuelto a invitar a las parroquias de Barcelona a colaborar con dicha “Noche de las Religiones” y a organizar actos de “promoción” de los respectivos credos. Mi pregunta se dirige directamente al Arzobispo de Barcelona Mons. Omella. ¿Es ésta la dirección en que desea aprovechar esta oportunidad de Evangelización que ofrece el Ayuntamiento? ¿A esto se ha de reducir el apostolado católico, y más en concurrencia con otras ofertas religiosas? ¿A visitas artístico-culturales a la Sagrada Familia o a Sant Pau del Camp? O aún peor, ¿a proselitismo protestante en una parroquia católica? Y nada menos que bajo la advocación de San Ignacio de Loyola cuyas sagradas reliquias se deben estar removiendo en su tumba romana de la Iglesia de Jesús.
Me he enterado además, por mi lectura habitual de vuestra página que sigo con mucho interés, de que corremos el riesgo de que el párroco Moretó, el que tan bien se identifica, se funde y se confunde con Lutero y con los protestantes, sea designado Vicario Episcopal de Barcelona. ¿De verdad es este el modelo sacerdotal y apostólico que Mons. Omella quiere para su proyecto pastoral? Creo que como diocesano que soy de Barcelona, me asiste toda la legitimidad para preguntarle a mi arzobispo si para abordar la evangelización de Barcelona tiene en su agenda algo más sólido que todos esos procesos participativos y asamblearios a los cuales invita a fieles y no fieles, creyentes y no creyentes. Y por si nos faltara algo en ese proceso “participativo”, ahora acepta la jugada del Ayuntamiento de presentar el catolicismo de Barcelona como algo residual, museístico y de muy poca convicción.
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La peli “Lutero” proyectada en St. Ignasi y los pastores protestantes Hdez y Martínez |
Y me duele plantearle esas cuestiones. Recibí con mucha esperanza, al igual que algunos sacerdotes que conozco bien y de los cuales me honro en ser amigo, su llegada a Barcelona como Pastor diocesano y factor de renovación de esta Diócesis. Pero visto lo que llevamos visto hasta ahora, todos sin excepción -incluyéndome a mí mismo como simple seglar- estamos con el alma en vilo o como decimos en catalán “amb l´ai al cor”.
En otro orden de cosas: he pasado todo el mes de mayo esperando que en alguna de sus Cartas Dominicales el Sr. Arzobispo y futuro Cardenal, en sintonía con el Papa Francisco nos recordara algo sobre el centenario de las apariciones de Fátima. Son muchos los obispos por todo el mundo que han hablado sobre la perenne actualidad del mensaje de conversión y misericordia de la Virgen en Fátima. De la necesidad del rezo del Rosario como instrumento de salvación del mundo, de la perenne necesidad de conversión de los corazones, de los sacrificios y expiación por los pecadores, de la reparación por las ofensas que Dios recibe y de su inefable misericordia abierta a toda la humanidad. Nada de ello he escuchado o leído. Me da la impresión de que nuestra amada Iglesia Católica, en estas latitudes al menos, no sólo es considerada como algo residual y museístico por los ajenos, sino que incluso nuestros pastores, obispos y muchos sacerdotes, han diluido la fuerza del mensaje católico hasta desvirtuarlo y hacer de él algo puramente social o costumbrista.
La identidad católica inactiva e inoperante, incapaz de ilusionar y atraer a las gentes, aún sin saberlo quizás, necesitadas de Dios. Han bajado el listón para hacerse simpáticamente atractivos y en onda con el mundo moderno; y de rebote han vaciado las iglesias dejando el campo católico desolado y yermo. Con suma gratitud por su tarea.
César Bayod Talavera