En Tiempo de Cuaresma, parece que nuestros cardenales ven prioritario la ecología
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Parece que se hayan puesto de acuerdo, nuestro simpático y campechano arzobispo y su predecesor, n.s.b.a... y jubilado cardenal Martínez Sistach, ambos han coincidido en sus reivindicaciones en estos días cuaresmales, en los que parece que lo más importante para los cristianos tiene que ser el agua. No creo que lo hayan pactado, el motivo de la coincidencia no es otro que el de presumir de espíritu bergogliano, Don Juan José lo es por naturaleza y Don Lluís por adopción, ya que él siempre está al lado del que manda, sea quien sea.
Concretamente nuestro actual arzobispo ha dedicado su carta dominical de este pasado domingo 31 de marzo a hablar del agua bajo el impactante título: "Con el agua no se juega", por su parte el arzobispo emérito tres días antes se refería al mismo tema en twitter, afirmando que "Hoy tenemos tecnología suficiente para ofrecer agua potable a toda la humanidad. Pero mil niños mueren cada día en el mundo a causa de enfermedades diarréicas asociadas a la falta de agua potable". Dramático este dato que nos da Don Lluís, algo que debe preocuparnos a todos los cristianos, pero es demasiada casualidad, tanta insistencia y coincidencia en el tema del agua por parte de ambos prelados cardenalicios. Por cierto, "diarreicas" no lleva acento en castellano, un idioma que habitualmente está plagado de faltas de ortografía en los twitters sistachianos.
Y no se trata de una reivindicación puntual, porque Don Juan José ya se despachó a gusto en su primera carta dominical cuaresmal diciendo que teníamos que hacer "ayuno" de agua, y que cuando nos duchásemos teníamos que consumir menos ese bien preciado de la naturaleza. Una carta que le ganó unas cuantas críticas y más de una broma, recordando que la falta de agua en la ducha puede conllevar problemas de higiene, haciendo que los que sigan esta recomendación pueden acabar oliendo a oveja o a cosas peores.
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Y lo mismo podemos decir de Don Lluís, porque si miramos sus tres últimos twitts, (incluyendo el citado) todos tienen motivaciones ecológicas. Así el del 31 de marzo dice: "El Papa Francisco quiere una conversión cuaresmal ecológica para que cada uno asumamos las responsabilidades para tratar bien nuestro planeta tierra". (con peloteo francisquista incluido), y en el del 24 de marzo podemos leer: "Cada viernes aumentan las concentraciones de jóvenes pidiéndo a los políticos que luchen contra el cambio climático, según el movimiento "Fridays four future". Es un motivo de satisfacción. Que os escuchen los políticos".
Está muy bien que los cristianos nos preocupemos del agua, de la ecología y del cambio climático, es una obligación de todos los creyentes cuidar la obra de la creación de Dios, pero uno se pregunta si no hay otras cuestiones más propias de este tiempo cuaresmal para tratar por parte de nuestros más altos representantes eclesiales. O quizá es que así se pretende distraer al personal, con temas que despiertan simpatías entre la sociedad civil, después del diluvio mediático por los casos de pederastia que afectan muy gravemente a la Iglesia en Cataluña.
Sea como sea, encuentro a faltar que se nos hable estos días de la Cuaresma, de cómo tenemos que vivir los cristianos este tiempo de gracia y conversión, siguiendo las normas y recomendaciones de la Iglesia, que siguen siendo vigentes a pesar de las modernizaciones de lenguaje y estilo que nos está imponiendo S.S. el Papa Francisco.
Pero parece que lo que se impone es ese estilo de mimetizarnos con el mundo, convertirnos en una especie de ONG donde lo más importante no es la FE, ni el compromiso con CRISTO, sino la solidaridad, la ecología, el pacifismo (no el cristiano sino el de izquierdas)... en definitiva ese buenísimo que no crea antipatías pero que diluye completamente el verdadero mensaje cristiano, en medio de una sociedad paganizada y hedonista.
Antoninus Pius
Concretamente nuestro actual arzobispo ha dedicado su carta dominical de este pasado domingo 31 de marzo a hablar del agua bajo el impactante título: "Con el agua no se juega", por su parte el arzobispo emérito tres días antes se refería al mismo tema en twitter, afirmando que "Hoy tenemos tecnología suficiente para ofrecer agua potable a toda la humanidad. Pero mil niños mueren cada día en el mundo a causa de enfermedades diarréicas asociadas a la falta de agua potable". Dramático este dato que nos da Don Lluís, algo que debe preocuparnos a todos los cristianos, pero es demasiada casualidad, tanta insistencia y coincidencia en el tema del agua por parte de ambos prelados cardenalicios. Por cierto, "diarreicas" no lleva acento en castellano, un idioma que habitualmente está plagado de faltas de ortografía en los twitters sistachianos.
Y no se trata de una reivindicación puntual, porque Don Juan José ya se despachó a gusto en su primera carta dominical cuaresmal diciendo que teníamos que hacer "ayuno" de agua, y que cuando nos duchásemos teníamos que consumir menos ese bien preciado de la naturaleza. Una carta que le ganó unas cuantas críticas y más de una broma, recordando que la falta de agua en la ducha puede conllevar problemas de higiene, haciendo que los que sigan esta recomendación pueden acabar oliendo a oveja o a cosas peores.
Y lo mismo podemos decir de Don Lluís, porque si miramos sus tres últimos twitts, (incluyendo el citado) todos tienen motivaciones ecológicas. Así el del 31 de marzo dice: "El Papa Francisco quiere una conversión cuaresmal ecológica para que cada uno asumamos las responsabilidades para tratar bien nuestro planeta tierra". (con peloteo francisquista incluido), y en el del 24 de marzo podemos leer: "Cada viernes aumentan las concentraciones de jóvenes pidiéndo a los políticos que luchen contra el cambio climático, según el movimiento "Fridays four future". Es un motivo de satisfacción. Que os escuchen los políticos".Está muy bien que los cristianos nos preocupemos del agua, de la ecología y del cambio climático, es una obligación de todos los creyentes cuidar la obra de la creación de Dios, pero uno se pregunta si no hay otras cuestiones más propias de este tiempo cuaresmal para tratar por parte de nuestros más altos representantes eclesiales. O quizá es que así se pretende distraer al personal, con temas que despiertan simpatías entre la sociedad civil, después del diluvio mediático por los casos de pederastia que afectan muy gravemente a la Iglesia en Cataluña.
Sea como sea, encuentro a faltar que se nos hable estos días de la Cuaresma, de cómo tenemos que vivir los cristianos este tiempo de gracia y conversión, siguiendo las normas y recomendaciones de la Iglesia, que siguen siendo vigentes a pesar de las modernizaciones de lenguaje y estilo que nos está imponiendo S.S. el Papa Francisco.
Pero parece que lo que se impone es ese estilo de mimetizarnos con el mundo, convertirnos en una especie de ONG donde lo más importante no es la FE, ni el compromiso con CRISTO, sino la solidaridad, la ecología, el pacifismo (no el cristiano sino el de izquierdas)... en definitiva ese buenísimo que no crea antipatías pero que diluye completamente el verdadero mensaje cristiano, en medio de una sociedad paganizada y hedonista.
Antoninus Pius