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Un soplo de aire fresco sobre la Cataluña Central

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Cataluña está huérfana de aquel humanismo integral con raíces cristianas que busca soluciones sabias a los problemas de los ciudadanos. Visiones libres, no sujetas a los intereses partidistas y que conciencien moralmente a los ciudadanos y los haga más responsables. La vieja fórmula de Pascal y Kant de vivir como si Dios existiese, adquiere cada vez más actualidad. Ahora se trata de darle visibilidad y contenido práctico. Hay que esbozar los límites morales a las acciones, comportamientos, decisiones, proyectos y leyes. A esta tarea deben contribuir tanto personas firmemente creyentes como personas que admiren los valores del cristianismo y que se acerquen al mensaje cristiano viviéndolo desde un punto de vista ético.
Analizar los problemas de Cataluña dentro de los grandes problemas que atañen a la cultura europea, es un acierto. Manifestar común preocupación por una civilización occidental amenazada en su interior por el relativismo y el multiculturalismo, es un buen planteamiento y un mejor punto de partida. Señalar al cristianismo como común denominador cultural de los pueblos de Europa frente al iluminismo, resulta un acierto. Este es el camino para el redescubrimiento de la identidad cultural de Cataluña. 
Veguerías catalanas y mapa de la veguería de la Catalunya Central
La tarea de individuar y “gestionar” los fundamentos de los conceptos de igualdad y de solidaridad que deben regir las relaciones sociales, no puede quedar en manos ni de quienes han perdido su identidad política por haber sucumbido al rechazo de la base humanístico-cristiana de su ideario (llámese PP o Convergencia…), ni en manos de postulados marxistas o anticapitalistas arcaizantes que atribuyen al capitalismo todos los males del mundo. "El hombre del humanismo cristiano -decía Maritain- sabe que la vida política aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales (…); que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu (...); el hombre del humanismo cristiano aprecia la libertad como algo de lo que hay que ser merecedor; comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y la manifiesta en el respeto y en la fraternidad; y ve en la justicia, la fuerza de conservación de la comunidad política y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, hace posible que nazca la fraternidad cívica.”   
Necesitamos voces que condenen el relativismo y la incertidumbre cultural que asola a nuestra sociedad contemporánea y que desarrollen el tema de la verdadera identidad cultural catalana, española y europea que tiene sus raíces en la fuerza ética y social del cristianismo. El compromiso de los católicos debe catapultarlos fuera de sus convicciones privadas y visibilizarlos en la coherencia de su comportamiento ético. Los cristianos debemos comprometernos en todas las esferas de la vida civil e institucional poniendo nuestra mirada en los problemas de todos los ciudadanos y en la solidaridad social. Según mi humilde parecer, hay que poner a la luz la Doctrina Social de la Iglesia: que es una gran doctrina, dentro del marco de una gran escuela y una gran tradición de pensamiento social y político. Es necesario educar sobre los dos grandes pilares: por una parte la atención y defensa de nuestra tradición europea y occidental que es la referencia a mantener; y por otra parte la custodia de la autonomía individual de la persona, que es la condición sobre la que hemos de velar. 
Tanto Pablo VI en su encíclica “Populorum Progressio” (1967) de la que el año próximo se celebrará el cincuentenario, como Juan Pablo II en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis, convirtieron  el concepto de humanismo integral en parte sustancial de su preocupación por la cuestión cultural de nuestros tiempos, tema central también del pontificado de Benedicto XVI.
En este sentido, desde Gérminans queremos saludar con esperanza la aparición de una revista digital centrada en la realidad de la Cataluña Central (comarcas de Osona, Moianès, Bages, Solsonès, Berguedà y pronto Anoia) que a nuestro parecer asume esos postulados. Se trata de Revista Digital de la Catalunya Central  aparecida en la red el pasado martes 9 de febrero. Más allá de la crónica de sucesos en esas comarcas de la Cataluña interior, creemos que en su visión de las cosas, tanto sus promotores como sus editorialistas  y colaboradores, intentan sopesar los acontecimientos y las noticias en atención a sus causas y a sus fines, valorando las normas y condiciones que dan razón a su existencia. La publicación, a pesar del tan esperado sarcasmo que surgirá de los llamados hombres teóricos que ostentan el poder, intenta ser eficaz en grado sumo y esbozar razones de esperanza; porque  la esperanza tiene que ver con el deber ser de las cosas, no con lo que son, y el hombre no puede vivir y actuar sin esperanza.
Creo que esta nueva publicación digital tiene un hermoso recorrido por delante, y que será  muy  eficaz. Eficaz claro, siempre que quien la lea lleve en su corazón, con honestidad intelectual,  las esperanzas más nobles de nuestra sociedad y sus individuos. Un soplo de aire fresco pues, a favor de la libertad y de nuestra más genuina tradición humanístico-cristiana. Benvinguts a casa, companys!
Prudentius de Bárcino 

NOTA: En la sección "Escritos recomendados" encontrarán el artículo de nuestro colaborador Dom Adalbert Puigseslloses que acaba de publicar la Revista Digital de la Catalunya Central a la que hace referencia este artículo

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