La semana pasada les hablaba de la preocupante visita canónica a los seminarios españoles, que el Santo Padre habría ordenado porque no van como a él le gustaría. Algunas personas me comentaron que era un exagerado y que era una simple visita rutinaria de las que se hacen de vez en cuando, pero no es ni mucho menos así, y el mismo Pontífice lo deja claro en la entrevista que le hizo el diario ABC, en la que se tocaron también otros temas de gran interés.
En esa entrevista el Papa Francisco es el primero, que quiere huir de la palabra "inspección", que uno de los entrevistadores le dirige explícitamente y prefiere hablar de "revisión", aunque cuando tiene que responder en qué consiste esa revisión da unas pistas demasiado claras de por donde van los tiros.
Y es que uno de los principales objetivos de este tipo de "visitas", es la de cerrar seminarios, tal como ya expliqué en mi anterior artículo sobre el tema. Eliminar los seminarios con pocos seminaristas y unirlos en Seminarios más grandes, por lo que para intentar controlar al futuro clero sólo se tendrían que tener bien amarrados esos pocos grandes seminarios que quedarían. El argumento que esgrime el Pontífice no deja lugar a dudas: "Si son tres chicos, eso no es un Seminario". Y parte de razón tiene, pero el número de seminaristas es muy fluctuante y se puede tener quince en un año y al cabo de unos años tener solo tres y después volver a tener quince. Por un año malo no puedes cerrar un seminario y enviar a sus seminaristas a otra diócesis con todo lo que ello conlleva.
Pienso, por ejemplo, en el maravilloso Seminario que tuvo Don Ricardo en Tortosa, y que tantos buenos frutos dió, entre ellos, dos obispos, como es el caso de Don Romà Casanova (actualmente titular de Vic) o Don Javier Vilanova (auxiliar de Barcelona) sin olvidarnos de algunos personajes ilustres como el agente 007 del Vaticano, monseñor Jordi Bertomeu o incluso del ya fallecido Don Francesc Ciuraneta, que fuera profesor multidisciplinar. Estoy totalmente convencido de que aquel Seminario lo hubieran cerrado y enviado sus seminaristas a Barcelona, porque "iban demasiado por libre", qué traducido quiere decir que el bueno del cardenal Carles (entonces sólo obispo) no permitía que el progresismo que se respiraba en la capital catalana intoxicara a sus seminaristas.
Y otro tema preocupante es el Seminario de Terrassa, que siempre ha sido una espina para nuestro simpático y dicharachero arzobispo. Porque es muy fuerte que todo un cardenal y "hombre fuerte" del Papa en España, con el apoyo del señor del gran poder, no haya conseguido que todos los seminaristas de la provincia eclesiástica de Barcelona estén en un sólo seminario. Es un tema complejo porque en este caso no se puede apelar al número bajo de seminaristas, pero me imagino que buscarán otras excusas para intentar de nuevo liquidar el Seminario egarense. El Santo Padre dice que los Seminarios "tienen que tener una disciplina" y por ahí es fácil colar todo, diciendo que no siguen la disciplina que se pide desde Roma.
Como era de esperar, el Papa hace referencia, en la entrevista, a los dos obispos tan bergoglianos, que ha elegido para la inspección, de los que se deshace en desmesurados elogios: "la realizan dos uruguayos que valen oro, de lo mejorcito de América Latina". Yo la verdad es que cuando nuestro actual sucesor de Pedro da unos elogios de este tipo me pongo a temblar, aún recuerdo aquella expresión que dedicó al cardenal Walter Kasper diciendo "A esto se llama hacer teología de rodillas", sin olvidarnos de sus amistades con personajes como la Caram (de la que hablaba ayer el compañero Fabra), o de algunos de sus hombres de confianza, de los que aún están en activo y de los que le han salido rana.
Algunos obispos con pocos seminaristas, que los cuidan como si fueran sus hijos, ya se pueden poner temblar, porque aquí no se va a tener en cuenta el camelo de la famosa sinodalidad, sino, el ordeno y mando, y pobre de ti que pongas pegas.
Antoninus Pius