Como nos decía ayer Francesco della Rovere, la era Omella como Presidente de la Conferencia Episcopal Española ya huele a final de etapa, a menos de un año vista de que finalice su mandato y sin la posibilidad de ser reelegido, está claro que el fin es irreversible y queda un tiempo de trámite para que se geste la elección de un nuevo Presidente y probablemente de una nueva línea de ejercer la Presidencia.
Pero esta semana a Omella todavía le ha tocado hacer el discurso de inauguración de la Plenaria Episcopal, y ciertamente no ha despertado emociones, ni por la prensa no católica, que poco eco se ha hecho de sus palabras, ni de la mayoría de sus colegas obispos y de una buena parte de la catolicidad española, que ve en el turolense un discurso demasiado tímido y prudente para los tiempos convulsos que corren en que los ataques desde el gobierno hacia la Iglesia y hacia los valores cristianos son continuos y muy dolorosos.
Podía ser peor, ciertamente, y que Omella hubiera hablado del sexo de los ángeles, y se hubiera hecho el sueco ante la situación que se vive en nuestro país a tan poco tiempo de unas elecciones, primero municipales y autonómicas y después generales. Don Juan José ha tocado algunos temas polémicos, y también la actitud que tienen que tener los católicos en la sociedad, pero lo ha hecho tan de refilón que no ha hecho daño alguno al gobierno socialista-podemita, ya que nadie ha salido a quejarse de sus palabras, y, en cambio, ha dejado muy frío a quienes se esperaban algo más contundente, que dicho sea de paso, era poco esperable de un hombre como Omella.
Es evidente que un Presidente de los obispos no va a decir a que Partidos Políticos hay que votar y a quienes no, con nombres y siglas, pero sí poner un poco de contundencia en los valores innegociables, que tan bien delimitó el recientemente fallecido Papa Benedicto XVI, para un votante católico, es verdad que habla de respeto a la vida y a la educación católica en los colegios, pero de una forma tan genérica, que un católico siempre puede acabar diciendo aquello de que "es cierto que los partidos de izquierdas no respetan eso, pero los de derechas también tienen otras pegas, así que voto al que me da la gana".
Y un detalle que es posible que a muchos se les ha pasado desapercibido, y es que habla mucho de la importancia de la familia, pero en ningún momento delimita que esa familia está formado por un hombre, una mujer y unos hijos, porque hablando genéricamente de la Familia se puede entender todos esos modelos de familias-no familias que los gobiernos de nuestros países occidentales, también los de derechas, reconocen como tales.
Está claro que los discursos de Omella siempre buscan el diálogo, la concordia y huyen de una actitud de enfrentamiento, pero al final parece que no acaba gustando a casi nadie, a unos porque son demasiado anti-clericales y nunca les va a gustar lo que diga un obispo, y a otros, porque les parece demasiado tibio y con un espíritu crítico excesivamente bajo.
Y por si esto no fuera poco, encima los colegios católicos no han dudado ni un minuto en criticar las palabras de Omella sobre el cheque escolar, ese es el respeto que le tienen esa amalgama de mal llamados "colegios religiosos" al máximo responsable de la Iglesia en España, han aparecido en los medios de comunicación para llevarle la contraria, y para que se vea el poco liderazgo de Don Juan José entre los católicos.
Y para acabar de rematar sobre el tema de la pederastia, Omella repitió lo de siempre, y, en cambio, el Nuncio al menos dio una primicia, pidiendo a los obispos que aprobasen una instrucción sobre abusos sexuales, algo de lo que nadie había hablado hasta el momento, demostrando una vez más la nula coordinación entre el Presidente de los obispos y el representante de la Santa Sede.
Se espera un año de muchos movimientos, y parece que el primero de ellos, será el del nombramiento de un nuevo arzobispo de Madrid, en esa batalla de la que también hablaba ayer el amigo Della Rovere, veremos si gana Omella, y coloca a su amigo De las Heras, al que promocionaría como su sucesor en la CEE, o bien gana el Nuncio Auza, con sus consultas bien hechas y con una posible candidatura del arzobispo Cerro. Estaremos entretenidos.
Francisco Fabra