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El sacerdote Simó Gras se presenta a las elecciones

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A finales del verano pasado les informaba de la conmoción que había suscitado en la diócesis de Tarragona la dimisión de Mn. Simó Gras Solé Grave crisis en Tarragona (germinansgerminabit.blogspot.com)de sus cargos de Canciller, Moderador y Portavoz del arzobispado, así como de su responsabilidad como párroco (Plebà) de Montblanc. Un joven sacerdote, nacido en 1979, que se había convertido en la persona de confianza del obispo Joan Planellas, el cual de la noche a la mañana comunicaba a sus feligreses que se tomaba un descanso en su ministerio sacerdotal. Esas fueron sus palabras: un descanso y una pausa en su vida presbiteral. Algunas mentes perversas pensaron que se trataba de un nuevo caso Novell, pero ahora se ha comprobado que su renuncia no era fruto del amor, sino de la política.
 
Nueve meses después de aquella inesperada noticia, el cura Simó Gras ha anunciado que se presenta a las elecciones de su pueblo Montroig del Camp y no lo hace en un puesto simbólico, sino como número uno de la lista de Junts per Catalunya, habiendo sido presentado por todo lo alto por el ex conseller Josep Rull . El ayuntamiento de dicha localidad tarraconense, de más de 13.000 habitantes, se halla desde 2015 en manos del PSC y los sucesores de la antigua Convergencia lo tienen entre sus objetivos de recuperación de poder local. No se trata de un pobre pueblo de la Cataluña interior, sino que tiene una parte marítima y residencial bastante importante en el núcleo denominado Miami Playa de la Costa Dorada tarraconense.
 
A nadie le consta que a Mn. Simó Gras le hayan dispensado del sacerdocio ni haya pasado al estado laical. Algo debería decir el arzobispado tarraconense respecto a que uno de sus clérigos pase meteóricamente de su carrera sacerdotal a la política y pretenda ostentar elevadas responsabilidades municipales. Nadie dice nada. Y tanto en la diócesis como en la población de Montblanc se hacen cruces de que aquel cura joven, con un porvenir tan brillante, haya abandonado los hábitos (él que no se quitaba el alzacuellos) por la política. Particularmente por el partido más señero del independentismo catalán, lo cual revela que no andan desencaminados todos aquellos que vienen repitiendo que en muchas partes de Cataluña se sustituyó a Dios Padre por el DiosNació. Hasta en el pueblo de Montroig han quedado notablemente sorprendidos de la confianza depositada en ese sacerdote que, aunque natural de la villa, hacía años que no residía en ella. Lo cierto es que Simó Gras siempre escala puestos: antes en la curia y ahora en la política municipal.  
 
 
No es la primera vez que un cura se mete en política, especialmente en listas municipales. Recuérdese a aquel Mn. Lluis Hernández que fue alcalde de Santa Coloma de Gramenet, con grave disgusto del cardenal Jubany, el cual no consiguió hacer nada para impedirlo. Cierto es que entonces eran del PSUC y llamaban a sus filas a los curas rojos. Ahora son los independentistas los que desean tener sacerdotes en sus listas, en recompensa probable por su inestimable ayuda durante el llamado procés, aunque la necesidad de ser bendecidos por la Iglesia siempre ha estado muy presente en el nacionalismo catalán, no en vano CDC se fundó en Montserrat y han sido muy numerosos los antiguos curas y seminaristas que engrosaron los partidos nacionalistas. Desde un Joan Rigol a un Carod Rovira. O de un Ángel Colom a un Josep Mª Terricabras. O el jesuita Enric Puig, que fue director general de Juventud en los primeros gobiernos de Jordi Pujol. Es una constante el influjo clerical del nacionalismo catalán. Influjo que ha producido la paradoja de convertir Cataluña en una de las regiones más secularizadas de Europa. Un acierto más del independentismo.
 
En estos tiempos en los que el poder eclesiástico se llena la boca de la necesaria transparencia, sería preciso que informasen si el candidato Simó Gras sigue siendo sacerdote, más que nada para poder observar si se obedecen los ruegos del papa Francisco, el cual manifestó (a preguntas del tema del independentismo catalán) que un cura que se mete en política debe dejar el sacerdocio). Sobre todo, para no seguir confundiendo a los fieles que ven que el Papa dice una cosa y sus obispos y curas practican lo contrario. Especialmente en Tarragona, donde el obispo Planellas, que ya entró con el antecedente de su polémica con la esposa de Albert Boadella por la estelada en la parroquia de Jafre, ha visto como su canciller y portavoz renunciaba a sus cargos y puede que ahora lo contemple como alcalde de una población de su arzobispado, mientras sigue siendo sacerdote. Un problema más para una diócesis en caída libre.
 
Oriolt 

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