El nombramiento de obispo de Gerona se está convirtiendo en un largo culebrón que dura un año y medio largo desde el fallecimiento de Mons. Francesc Pardo. El pasado 7 de octubre, el Papa aseguró a un grupo de feligreses gerundenses que formaban parte de la Cofradía de Nuestra Señora de Montserrat que la designación estaba aprobada y se haría pública en breve. Hace un mes y medio. Claro que en aquella visita hubo tantos equívocos y malentendidos, qué a saber qué les dijo Francisco. Pero es que el 29 de octubre, festividad de San Narciso, el administrador diocesano de Gerona aseguraba en la misa patronal que la llegada del nuevo prelado era inminente. Han pasado dos semanas largas más. Y por si no fuere suficiente, entre ese día y el momento de escribir este artículo, se han hecho oficiales cuatro nombramientos episcopales en diócesis españolas y Gerona sigue sin cubrir. ¡El único obispado que se hallaba vacante!
Lo normal sería que se anunciase esta semana; especialmente porque a partir del próximo lunes se reúnen los obispos en asamblea plenaria en la Conferencia Episcopal y el día 28 acuden todos a Roma a recibir el tirón de orejas papal, ya sea por el tema de los seminarios o por el de la pederastia. Nos iríamos casi a diciembre, lo cual parece muy lejos para un nombramiento que se supone aprobado desde primeros de octubre. Un nombramiento del que se ha hablado tanto que incluso se conoce la terna que llegó a Roma: el provicario general de Barcelona, Mn. Emili Gil Batllori; el administrador general del obispado de Tortosa, Mn. Víctor Manuel Cardona Eixarch y el delegado de liturgia de la diócesis de Terrassa, Mn. Carles Cahuana Bartra. El pasado 18 de septiembre (antes de las supuestas palabras del Papa) ya les decíaque la elección del candidato estaba encarrilada y que el favorito era un sacerdote barcelonés nacido a finales de la década de los 60.
Emili Gil Batllori (Barcelona, 1969) es el provicario general de la archidiócesis desde el fallecimiento de Mn. Joan Galtes y desde 2021 párroco de la basílica de San José Oriol, después de serlo anteriormente de la parroquia de San Ambrosio y vicario de la del Espíritu Santo. En los destinos parroquiales que le han sido encomendados ha llevado a cabo una extraordinaria labor, levantando dos comunidades mortecinas, consiguiendo el cariño y el aprecio de sus feligreses.
Víctor Manuel Cardona Eixarch (Forcall, provincia de Castellón, 1969) conocido como Cardoneta por su pequeña estatura, es un simpático y laborioso sacerdote de la diócesis de Tortosa, ocupando actualmente el cargo de ecónomo de la misma. Hombre muy cercano al prelado de Vic, Romà Casanova, al que incluso llegó a sustituir como colaborador del semanario Catalunya Cristiana, cuando aquel fue consagrado como obispo.
Carles Cahuana Bartra (Sabadell, 1976) es el actual rector de la Catedral de Terrassa y delegado diocesano de liturgia. Además, es el oficiante de la misa que televisa en catalán TVE2 cada domingo desde los estudios de Sant Cugat. Hijo de un eminente pediatra y de la matrona que le auxiliaba, tiene como una de sus habilidades el pilotar aviones de recreo. Licenciado en ciencias políticas antes de despertar su vocación, hombre con buen bagaje cultural, políglota, y anterior formador del Seminario de Terrassa.
Cualquiera de los tres serían óptimos obispos y los que no salgan de esta terna, a buen seguro que pueden incorporarse a otra en un futuro. La única duda que tengo es si, aparte de su dinamismo y entusiasmo pastoral, poseerán el carácter suficiente para afrontar un reto como el de apacentar un rebaño con un presbiterio de 73 años de media y con tan solo 30 sacerdotes menores de 75 para 394 parroquias.
La terna está presentada y el candidato elegido desde hace casi dos meses. ¿Se ha vuelto a echar para atrás? O como algunos malpensados consideran, ¿el momento político actual, con el conflicto en la calle y la polarización de los obispos frente a la amnistía, aconseja no mover ficha en estos momentos en el tablero episcopal catalán? Esta semana lo sabremos.
Oriol Trillas