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Primera derrota del nacional-progresismo

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¡Menudos semblantes tenían algunos reconocidos progres esta mañana en el palacio episcopal! ¡Cuánta decepción mostraban sus rictus ante la sorpresa de la identidad de los dos nuevos obispos auxiliares! Había pasado el tren y no sólo no se habían subido a él, sino que parecía que les había arrollado. Allí estaba el vicario judicial Bueno, con 59 años, que ya ha visto como caía de un par de ternas. No digamos a Bacardit, con 65 años y la posibilidad perdida no sólo de una mitra, sino, quizás, del vicariato episcopal. O Matabosch, que no había podido enchufar a ningún pupilo. Y Aymar, totalmente descolocado. No les había sentado muy bien: tanto por no contar con ellos, como por la tremenda sorpresa de los nombramientos, especialmente de uno.

La sorpresa fue morrocotuda. En primer lugar, porque se ha sabido mantener el secreto hasta las 12 de la mañana de este lunes. De una manera absolutamente ejemplar. No sólo eran dos nombres que no aparecían en ninguna quiniela, sino que, de uno de ellos, ni se sabía quién era. La búsqueda de su nombre en Google habrá aumentado hoy de manera exponencial. Pero es que, además, la jugada de Omella les ha pillado tan de sorpresa que el desconcierto y la estupefacción los ha dejado demudados.
Resultado de imagen de gordo i vadell bisbesSe ha designado a dos sacerdotes jóvenes: Gordo con 50 años y Vadell con 45. Jóvenes, si tenemos en cuenta las últimas promociones episcopales, pues Guix fue ordenado con 40, Jubany con 42 y Vives con 43. Pero lo más importante es que han estudiado y se han ordenado sacerdotes durante el pontificado de Juan Pablo II. Son curas de esa generación. Y el mallorquín experto en la “nueva evangelización” promovida por Benedicto XVI. Además, después de muchos años, ya no representan a ninguno de las facciones -hoy en día casi infinitesimales- que conformaban el nacional-progresismo: La U, la Corda, los de la JOBAC, la Casa de Santiago, las diferentes órdenes religiosas. 

Y se ha tenido que ir a buscar un auxiliar a Mallorca. Lo cual confirma la absoluta prevención del Vaticano a la designación de obispos catalanes. Gordo, nacido en Barcelona, pero hijo de inmigrantes de la pedanía de Tocón (Granada) y de lengua materna castellana, es el primer obispo catalán designado en siete años, desde la elección de Novell. Y primer obispo salido del Seminario barcelonés en nueve años, desde el nombramiento de Pardo. De los cuatro obispos actuales en Barcelona, Gordo será el único catalán. Un catalán de origen granadino.

La inteligencia de la jugada de Omella también puede observarse en el hecho de que no ha tocado a ningún párroco. Bueno, al de Inca y lo sentimos por su buena gente, que ya dicen “que será anyorat per molt bon homo”. Ni párrocos ni vicarios episcopales. Sólo quedará la vacante de secretario-canciller, cuyo relevo se supone que se va a demorar hasta Septiembre, cuando sea ordenado Sergi Gordo. No quedan más cargos vacantes, lo cual permite a nuestro arzobispo tener las manos absolutamente libres para afrontar los cambios sin hipotecas ni servidumbres.

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Omella ha demostrado ser un obispo libre. No conocía la diócesis ni tan siquiera Cataluña, lo cual le libraba de ataduras, pero existía el peligro de que confiase demasiado en el equipo que con el que se encontraba. No ha sido así. Al revés. Ello nos confiere mucha esperanza respecto a sus próximos nombramientos. Si siguen la estela de los nuevos auxiliares, puede que esta diócesis empiece a cambiar de aspecto y de rumbo después de 50 años. Y más de uno puede empezar a tentarse la ropa.

Le queda el problema Taltavull. El cual tampoco hacía muy buena cara esta mañana. Por ahora, Omella ha conseguido que le nombren los dos auxiliares sin tener solventado el definitivo destino del menorquín, cuya demora era un obstáculo hasta hace bien poco. Si se queda como auxiliar va a tener que compartir el cargo con otros dos obispos. No va a ser lo mismo. Sin que el hecho de que Vadell sea de Mallorca parece que tenga nada que ver con Don Sebastià. Según me cuentan desde las islas no era persona de su confianza y más bien se hallaba bastante apartado durante su mandato como administrador apostólico. La elección ha sido de Omella, el cual quería un auxiliar que no fuese de la diócesis. Quiere la máxima prevención ante el juego de camarillas del clero local.

Por último, tan solo un recuerdo al portal Religión Digital, que vino asegurando toda la mañana que Bueno y Bacardit eran los dos nuevos auxiliares. Tan difícil es adivinar una quiniela como fallar todos los resultados. Errar es de humanos, pero equivocarse siempre es de necios. Es que no fallan. Es decir, fallan siempre. ¡Vaya ridículo! 

Oriolt

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