![]() |
Ordenación de seis nuevos sacerdotes diocesanos este pasado domingo en la Catedral de Terrassa |
Si se escribió el año pasado fue porque era un año de buena cosecha, y quería presumir de ello, hacer saber a todo el mundo lo bien que funcionaba su seminario y los muchos seminaristas que entraban en él. Cierto, pero sólo en un año. Y esos números tampoco eran para tirar cohetes, muy por debajo de muchos seminarios españoles, la mitad del de Madrid y menor al de Sevilla, Valencia, Zaragoza, Toledo... Si esos son los datos del año mejor, imaginémonos como serán los del peor.
![]() |
Un momento de las últimas ordenaciones en la Sagrada Familia |
Lo mismo ha sucedido con las dos magnas ordenaciones que se han realizado en la Sagrada Familia y de las que se ha dado publicidad hasta la saciedad. La primera fue en 2010, un poco antes de la venida de S.S. el Papa Benedicto XVI para consagrar el templo de Gaudí. En ese momento, el cardenal que sabía que por unos días el Pontífice tenía su vista puesta en Barcelona con motivo de su próxima visita, organizó una ordenación de siete sacerdotes, aunque dos de ellos no eran diocesanos, sino religiosos, pero que los juntó para hacer bulto. La segunda ha sido recientemente, antes del Sínodo, lo que algunos consideran como la despedida solemne del arzobispo de su templo de la Sagrada Familia, y para otros una nueva maquinación para intentar perpetuarse mostrando al Santo Padre lo bien que va su diócesis. Pero ésta última sólo fue de dos sacerdotes (uno de ellos, ya bastante talludito), aunque para hacer un buen relleno puso cinco diáconos, algunos de ellos recogidos a última hora y con prisas para ser ordenados.
Dos ordenaciones múltiples, de cara a la galería y para presumir, pero eso no puede ocultar los números catastróficos del resto de años del pontificado Sistach y de su pupilo Turull en el Seminario, años en los que ha habido una o dos ordenaciones, cifras de las diócesis más pequeñas de España, para una de las más grandes del mundo católico.
Este domingo pasado, sin hacer ruido, sin salir en los medios de comunicación del prusés, se realizó una ordenación sacerdotal en la catedral de Terrassa. Don José Ángel Saiz consagró al Señor y a su Iglesia a seis nuevos sacerdotes, todos diocesanos y todos jóvenes, una cifra a la que nunca ha llegado el actual arzobispo de Barcelona. Pero lo que sucede en Terrassa no interesa al nacionalismo eclesial y político, porque su obispo, nacido fuera de Cataluña no es nacionalista y porque en su diócesis se adoctrina de acuerdo con el Magisterio y la Doctrina Oficial de la Iglesia y no con la de Mas, Junqueras, Romeva... o los de la CUP.
Esa es la diferencia de unas diócesis y otras. La nuestra como las tumbas relucientes y esplendorosas de los cementerios, pero que dentro ya sabemos lo que hay, y otras que hacen su trabajo con discreción, como hormiguitas, dando pasitos para adelante, para que alguno de los territorios eclesiales de Cataluña sean como los del resto de la catolicidad y no unas especies raras y en vías de extinción como lo son una buena parte de las diócesis catalanas.
Antoninus Pius