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Lo que claramente se perfila

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Creemos que después de una semana recibiendo numerosos correos en los que se esbozan los pormenores sobre la formación y los primeros pasos del ministerio sacerdotal de don Juan José Omella, hemos satisfecho razonablemente la necesidad que sentíamos de definir el cuadro de identidad de nuestro Cardenal Arzobispo. He aquí algunos de los detalles que podemos ofrecerles y que salvo error u omisión, constituyen su biografía.
En septiembre de 1957, recién cumplidos en abril los 11 años, don Juan José deja Cretas e ingresa en el Seminario de Zaragoza donde cursará Humanidades (Bachillerato) hasta el verano de 1962. En septiembre de ese mismo año, con 16 años entra en el apenas recién fundado Seminario de los Padres Blancos en Logroño (el Africanum) para proseguir los estudios de Filosofía durante 3 años, allí tiene como profesor y rector al granadino P. Emilio Galindo Aguilar, experto islamista cuya formación filosófica la había recibido sin embargo de los jesuitas.  Acaba con 19 años en 1965. No será hasta un año después (quizás con el ínterin de una estancia con los Padres Blancos en Jerusalén) que en 1966 prosigue los estudios de Teología en el Seminario de los Padres Blancos, la casa de Heverlee (Bélgica).

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Teologado PP.BB. en  Heverlee en 1962
Entre los formadores estaban Ferdinand Lambert, André Rommelare, Jan Mol y el joven Alex Goffinet, su director espiritual. Los fines de semana se trasladaba al ahora tristemente famoso barrio de Molenbeek en Bruselas, a hacer pastoral con los emigrantes españoles. En 1969 decidió dejar su camino porque no se veía como Padre Blanco, a pesar de la opinión en contra de su director espiritual el P. Goffinet.

Pero al volver a su diócesis, su obispo, monseñor Pedro Cantero Cuadrado, le dijo que ya que había hecho la mayor parte de su formación con los PP.BB., que terminara con ellos lo poco que le quedaba. Y de acuerdo con el provincial Manuel Morte y el equipo de formadores de Heverlee, volvió y terminó su formación esta vez en Lovaina (Bélgica) hasta 1970.  Hemos de suponer, y más no acertamos a concretar, que mientras los estudios filosóficos en el Africanum de Logroño fueron tranquilos y sin muchos sobresaltos doctrinales, y quizás también así los de Haverlee, el último año en Lovaina no lo fue tanto, por la lógica de la revolución teológica que allí estaba teniendo lugar. 

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P. Alex Goffinet, director espiritual
de Omella en Heverlee
Quizá más de una vez tengamos que volver la vista a Lovaina para entender a nuestro cardenal-arzobispo. No olvidemos que Lovaina fue uno de los focos de producción ideológica de la Teología de la Liberación en aquellos años. Recordemos asimismo que esa época coincidía con el abandono del neo-tomismo que el cardenal Mercier había deseado y consolidado como línea fundamental en aquella Universidad Católica. Estamos además en el foco de la la escisión lingüística entre flamencos y francófonos.
En septiembre de 1970 y tras los preceptivos ejercicios espirituales, don Juan José es ordenado presbítero por Mons. Cantero Cuadrado. Con el paréntesis de un año en Zaire como misionero (año que no acabamos de individuar) los años de ministerio los pasa en Daroca como coadjutor,  donde forma equipo sacerdotal con Mn. José Alegre (el posteriormente monje y abad de Poblet) y Mn. Adilio Mosteo, fallecido recientemente y que fue director espiritual del Seminario de Zaragoza. Poco después, aunque párroco de Langa del Castillo, tuvo a su cargo las parroquias de Villarroya, Mainar, Villadoz y Torralbilla, todas ellas en Campo Romanos.  En su conjunto es el periodo que va de 1970 a 1976.
Últimas fotos de Delso y Mons. Cantero
A esta etapa corresponde su adhesión a Mn. Wirberto Delso, párroco de Fabara, junto con una veintena de sacerdotes más (entre los que se encontraba el levantisco José Guarc que del 68 al 70 había servido diversos  pueblos del Campo de Daroca) en firme oposición y crítica a Cantero Cuadrado. El diario Pueblo publicó en aquellos días de 1974 el escrito firmado por un grupo de curas contra su obispo (Omella ocupa el lugar 22 en la lista de firmantes).
La casa parroquial de Mainar (el pueblo de donde es oriundo el padre de Carod Rovira) estaba destartalada, de manera que el ayuntamiento de Villarreal de Huerva les cedió a los sacerdotes una casa. Después, esa experiencia de la llamada N.I.P (Nueva Imagen de Parroquia)  de procedencia argentina que tenían como modelo y que acabó siendo un fiasco, trataron de exportarla a Alcañiz y a los pueblos colindantes (Puigmoreno, Valmuel, Castelserás y Torrecilla). En Alcañiz Omella ejerció de profesor de religión en el Instituto, siendo jurídicamente coadjutor de Alcañiz (1976-1978), párroco de Castelserás y encargado de Torrecilla de Alcañiz (1979-1983). Allí, con su buen carácter y destreza, se trató  de corregir la orientación del párroco precedente que fue desastrosa, y de curar las heridas que había dejado en el ánimo de los alcañizanos. Un ejemplo fueron las procesiones religiosas que al haber querido eliminarlas el cura anterior, tomó en sus manos el Ayuntamiento. Al hacerse cargo de la parroquia Omella y formar parte de la comisión municipal que las preparaba, pasaron de nuevo a responsabilidad de la parroquia.
Finalmente en 1984 es nombrado párroco de Calanda donde permanecerá seis años, hasta 1990, dejando también muy buen sabor de boca. Quizás debido a todo ello se fijó en él Don Elías Yanes que se lo llevó a Zaragoza haciéndolo Vicario Episcopal de la Vicaría II de Zaragoza desde el 90 al 96, año en que fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza. Ocupó este cargo hasta el 99. Después (esa etapa es harto conocida) fue  Obispo de Barbastro-Monzón y Administrador de Jaca y Huesca, hasta su nombramiento como obispo de Calahorra y La Calzada- Logroño. En 2015 llega a Barcelona.
Aquí tenemos ya diversas constantes que definen la personalidad de Omella: junto a su profunda espiritualidad y su carácter afable, destaca el ansia misionera (aunque no queda nada claro por qué, después de los ocho años de formación con los Padres Blancos, deja la congregación misionera y acaba como diocesano). Y como hilo conductor de todo ello, la voluntad de innovar pastoralmente. Dejémoslo así de esta manera.
Vadell celebrando en Roma su 18º aniversario de sacerdote en 2016
Es importante profundizar en la N.I.P (Nueva Imagen de Parroquia) que tanto cautivó a una parte del joven (y no tan joven) clero zaragozano en aquellos años. Y aunque forma parte de un pasado ya casi remoto, será junto con las llamadas Unidades Pastorales, que inició decididamente el cardenal Severino Poletto en Turín “ad experimentum” en 2003 y que ya se ha extendido a más de 50 diócesis italianas, lo que va a ser decisivo en el proyecto pastoral del Cardenal Omella en los próximos años.
Por ello está previsto el nombramiento del auxiliar Antoni Vadell como Vicario General de Pastoral de Barcelona, mientras Mons. Sergi Gordo ocupará el cargo de Vicario General de Curia. No olvidemos que Vadell fue el iniciador de ese proyecto pastoral en Inca, con la creación de la Unitat Pastoral de la Mare de Déu. Vadell, el dirigido espiritual del jesuita p. Germán Arana, el quijotesco gran amigo de Omella, pues es su “desatanudos” personal, y cómo no, íntimo del jesuita mallorquín Mons. Ladaria Ferrer, actual prefecto de la Doctrina de la Fe.
¿Veis los hilos? La próxima semana profundizaremos en esas Unidades Pastorales que ya Taltavull va predicando y que han de sustituir a las sistachianas “Agrupaciones Parroquiales”. ¡Ay Señor, cuánto trabajo se nos presenta!
El Directorio de Mayo Floreal
de Gérminans Germinabit

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