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7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... Adiós Sistach

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Los números del titular pueden ser días, o simplemente la marcha atrás del inicio de una carrera que nos va a llevar al relevo de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach al frente de nuestra archidiócesis de Barcelona. El secreto pontificio cada vez está más desfasado y los nombramientos son vox populi con unos días de antelación, son las ventajas o los inconvenientes de la era de la información en la que vivimos, que junto a las redes sociales y las aplicaciones de los teléfonos móviles, consiguen que lo que sabe uno, lo sepa todo el mundo en un momento. Claro que también desde el Vaticano pueden jugar a otro juego, que está en sus manos, y es el de retrasar lo que todo el mundo da por hecho (y ellos mismos tenían decidido) para dejar en ridículo al portador  o portadores de la noticia, porque al fin y al cabo, para Roma ¿que son unos días o unas semanas más?

El Santo Padre Francisco ha cumplido su palabra dada a nuestro arzobispo, al permitirle participar del Sínodo de los Obispos, como titular de Barcelona, pero sólo ese regalo estaba garantizado. El Sínodo ya ha terminado y por tanto ahora Su Santidad tiene las manos libres para efectuar el relevo, algo que ya ha hecho esta misma semana con otras personalidades eclesiales como S.S.E.E.R.R. los cardenales Cafarra (Bolonia) o Romeo (Palermo).

Nuestro cardenal tenía muchas esperanzas puestas en el proceso secesionista catalán, por aquello de no cambiar a la máxima representación eclesial de un territorio que está en proceso de independizarse, nombrándole a un arzobispo que además no es de ese territorio. Pero ese proceso hace aguas por todas partes, y una posible declaración de independencia apoyada por Junts pel Sí y por las CUP, no es más que una forma de demostrar que entre ambos suman la mayoría de parlamentarios, pero nada más. Ese deseo de hacerlo antes de la votación de investidura deja a las claras que será entonces cuando las cosas se pondrán feas, porque Mas no es santo de devoción de las CUP, por mucho que esté dispuesto a iniciar un proceso de independencia.

Todo llega a su fin, incluso un largo pontificado, y nadie es eterno en esta vida por más que nuestro actual pastor se haya intentado perpetuar en el cargo. Ahora llega la hora de la verdad, y es la de ver a un nuevo Sistach, que podrá ver quien realmente le apreciaba de verdad, y me temo que serán muy pocos, porque los pelotas y aduladores de siempre se van a ir a abrazar a su sucesor, intentando ganárselo para sus intereses personales, mientras se olvidan rápidamente del emérito.

La Sagrada Familia ha vivido
los máximos momentos de esplendor de Sistach
De momento está programado un acto que huele a despedida, el próximo 8 de noviembre en la basílica de la Sagrada Familia, para conmemorar el quinto aniversario de su consagración por S. S. el Papa Benedicto XVI. No podía ser de otra manera, el templo emblemático de su pontificado, el lugar donde vivió sus máximos momento de esplendor, es el sitio indicado para despedirse de la diócesis y de ese majestuoso templo que ha considerado como suyo, impidiendo (con contadísimas excepciones) que nadie más que él celebrase en su altar principal.

A partir del momento de su jubilación, tendrá que pedir permiso para celebrar, no sólo en la Sagrada Familia, sino incluso en humildes parroquias, porque uno de los muchos errores que ha cometido es el de no promocionar a ningún obispo, ya no digo a un sucesor, sino simplemente a algún prelado amigo. Se empecinó con el Rvdo. Turull, y sabiendo Roma que no era un candidato digno, automáticamente se cerró las puertas a cualquier otra propuesta. Don Sebastià Taltavull, no era de los suyos y lo aceptó pero nunca confió en él. En cambio Don Ricardo (con algunos errores de bulto de por medio) podía ir saltando de diócesis en diócesis,, como en el juego de la oca, encontrando obispos promovidos por él.

Podrá presumir de que ha durado más que Carles y que Rouco, y que en este momento sólo tiene a seis cardenales en activo mayores que él, pero cuando esos y otros muchos méritos, que ha ido consiguiendo laboriosa y tenazmente, pertenezcan a un arzobispo emérito, no serán más que batallitas de abuelete.

Tendremos tiempo de hablar de su sucesor, pero de entrada si se nombra a un obispo aragonés como está previsto, va a ser una patada en toda regla al nacionalismo catalán y va a dejar el historial reciente de la diócesis de Barcelona muy poco catalanizado. El obispo mártir Irurita, y su sucesor Díaz Gómara (Administrador Apostólico) eran navarros, Don Marcelo castellano, Don Ricardo valenciano, Don Gregorio Modrego y Don Juan José Omella aragoneses, y sólo dos catalanes y sólo uno barcelonés: Sistach, porque Don Narcís Jubany era gerundense.

Antoninus Pius

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