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Exterior de la parroquia de Sant Ambros en el barrio de La Pau |
Esta experiencia la he vivido en la parroquia de Sant Ambros del periférico barrio de La Pau, en el distrito de Sant Martí de Provensals. Un polígono de un centenar de bloques de viviendas, construido por la Obra Sindical del Hogar e inaugurado por Franco en su visita a Barcelona del año 1966. Tomó su nombre de los 25 años de paz que se conmemoraron en 1964, fecha en la que se aprobó su construcción. Ahí viven unas 30.000 personas arracimadas en unos pisos tipo nicho, de techos bajos y tendederos de ropa que dan a la calle. La construcción del barrio no quedó desprovista de iglesia y así en aquel mismo acto se inauguró la parroquia, dedicada a San Ambrosio. Durante años fue encomendada a los Redentoristas y luego pasaron diversos párrocos, languideciendo la feligresía, hasta que llegó Mn. Emilio Gil Batllori en el año 2012.
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Mn. Emilio Gil Batllori |
La segunda cosa que me llamó la atención fue que, a pesar de que el templo es bastante grande, ya fuese por la concurrencia o por lo participada de la celebración, éste se convertía en cálido y acogedor. Y una misa con monaguillos. Otra característica que se va perdiendo en muchas parroquias. Con otro ejemplo que cae en desuso: el sacerdote efectúa personalmente la reserva del Santísimo en la capilla adyacente, con los fieles de pie o de rodillas al paso de Jesús Sacramentado. Y en un barrio como este, lógicamente, las misas se celebran en castellano, lo cual permite el arraigo de una población con dicho idioma materno o la presencia destacada de una numerosa colonia latinoamericana.
Celo litúrgico, actividad pastoral, labor incansable del párroco, ortodoxia doctrinal, entusiasmo y abandono de la rutina que adormece, son algunos de los ingredientes de las parroquias germinantes. Curiosamente, la mayoría se hallan en esa periferia de la que tanto nos habla el papa Francisco. Y otro apunte a añadir: en Barcelona hay excelentes sacerdotes. También la mayoría periféricos. Esa es la cantera que va a nutrir el futuro de la diócesis, lo cual nos permite albergar signos muy esperanzadores. La única lástima es que Mn. Emilio Gil se quedó sin vicario, por la prematura muerte de Mn. Patrick Stref, acaecida esta primavera. ¡Qué buen tándem formaban!
Oriolt