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Exterior de la parroquia de Sant Medir. Tres pancartas (una enorme) y dos lazos amarillos |
Es un aviso para navegantes por parte de nuestro arzobispo, que parece decir: "Yo soy bueno, simpático y siempre estoy de broma, lo tolero casi todo y me llevo bien con todos, enemigos de la Iglesia incluidos, pero el que se pase de la raya, se va a enfrentar al maño que llevo dentro". Don Juan José había advertido demasiadas veces al Rvdo. Subirá que dejará de utilizar la parroquia como plataforma política, ante los continuos oídos sordos y desafíos por parte del párroco, nuestro cardenal ha decidido poner fin a esta broma desagradable, en la que un sacerdote se toma la autoridad de su obispo como el pito del sereno.
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Subirà y Tamayo en el local de Esquerra |
Y es que esta parroquia se había convertido en sala de conferencias para lo más herético y heterodoxo de la Iglesia, así que el cardenal Sistach no tuvo otra que prohibir alguna de ellas, como es el caso del teólogo Juan José Tamayo, que ha defendido innumerables veces posiciones doctrinales contrarias al Magisterio de la Iglesia. El Rvdo. Subirá obedeció a su arzobispo, y no realizó la conferencia en la parroquia pero la trasladó a una sala cercana, también propiedad de la parroquia pero alquilada a Esquerra Republicana. La historia se repitió en otras ocasiones, y claro hecha la ley, hecha la trampa, Sistach había cumplido con prohibir a un hereje disertar en una parroquia y Subirá había aparentemente obedecido, pero la conferencia se hizo siempre, y en locales propiedad de la parroquia aunque al estar alquilados, técnicamente no son estrictamente parroquiales.
Pero Don Juan José no es Don Lluís y pulsos los justos, así que además de repetirse la situación comentada en la era Sistach, ya de entrada nuestro actual arzobispo no solo prohibió la conferencia de Tamayo en la parroquia sino incluso su presencia si esta se hacia en otro local. Las cosas empezaban a cambiar, pero el Rvdo. Subirá seguía en sus trece, y para continuar con la provocación no se le ocurre otra cosa que traer a la parroquia al defenestrado monseñor gay (con pareja catalana) con la consiguiente prohibición del arzobispo. Llovía sobre mojado.
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Interior del templo de Sant Medir |
Aquí hay que aplaudir a Don Juan José, porque ha tenido valentía, porque las consecuencias de todo esto pueden ser considerables, los revolucionarios miembros de esa comunidad parroquial, ancianos pero batalladores, no creo que se queden de brazos cruzados, y lo peor es que desde los ámbitos políticos independentistas esto pueda leerse como un ataque ideológico hacia ellos y pueden emprender acciones que dejen tocado a nuestro actual pastor. También habrá que ver si el clero nacional-progresista moverá ficha para defender a uno de los suyos, o pensará que con Omella han pinchado en hueso y aguantarán estoicamente el golpe.
Una cosa está clara, Don Juan José no se volverá atrás, también es maño para esto. Lo demostró en los nombramientos de párrocos conservadores para iglesias de tradición progresista en L'Hospitalet, asumirá las consecuencias, sean las que sean. Esto es una buena noticia para la diócesis, de vez en cuando va bien que nos caiga alguna, especialmente en estas calurosas fechas veraniegas.
Antoninus Pius