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Novell lidera las Nulidades Exprés

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Está claro que Novell se ha propuesto pasar a la historia como el obispo más moderno y reformista. Le urge la reforma de la encorsetada indisolubilidad del matrimonio cuando la sociedad en que vivimos ofrece el divorcio a discreción y con la máxima celeridad. No sólo eso, sino que anima a sus fieles a subirse al carro del progreso: “Confío en que estos cambios animen a explorar la posible nulidad a los que han sufrido el fracaso de su matrimonio”. Una vez más, monseñor Novell se sale del guión. La declaración de nulidad como un recurso para subsanar el fracaso matrimonial. 

Es decir que Novell invita a todos aquellos que han sufrido el fracaso de su matrimonio a explorar la posible nulidad. Y explicita que son los cambios de funcionamiento, que desembocan en la agilización de los procedimientos, lo que ha de animarlos a explorar si hay causa de nulidad. Entre los cambios están la simplificación (anuncia ya que habrá un solo juez), la aceleración y la gratuidad. A lo que más se parece este enfoque de la cuestión es a un llamativo anuncio de rebajas.
El Papa, al plantear este mismo problema fue más cauto:el juez está llamado a actuar su análisis judicial cuando existe la duda sobre la validez del matrimonio, para aceptar si existe un vicio en el origen del consenso, sea directamente por falta de una válida intención, sea por grave déficit en la comprensión del matrimonio mismo como para determinar la voluntad”. E insiste: “el juez, a la hora de reflexionar sobre la validez del consentimiento expreso, debe tener en cuenta el contexto de los valores y la fe -o de la carencia o ausencia- en el cual la intención matrimonial fue formada. De hecho, el no conocimiento de los contenidos de la fe podría llevar a aquello que el Código llama error determinante de la voluntad”. Se refiere asimismo el Papa a la gratuidad de los procesos, dentro de la política de facilitar a los fieles el acceso a la justicia de la Iglesia  que recoge también el obispo de Solsona en su reforma. En este aspecto, todo en orden. 

El máximo problema en esta delicadísima reforma de la Iglesia (y ése es el caballo de batalla del Sínodo) es dejar intacta la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio, de manera que no pueda justificarse su denominación como “divorcio católico”, que es lo que está esperando el mundo que haga la Iglesia.
Hay que reconocer que es un auténtico encaje de bolillos combinar el impulso que se está dando a las nulidades matrimoniales como si eso fuese lo más normal y frecuente en la Iglesia (los matrimonios nulos, que es tanto como decir falsos), con la idea de que la Iglesia ha santificado la unión de un hombre y una mujer, convirtiendo esta unión en el Sacramento del Matrimonio. Indisolubilidad y la conversión de los obispados en el outlet de nulidades se llevan bastante mal. Porque estas maniobras de promoción de las declaraciones de nulidad ponen en el disparadero a la propia Iglesia, que es la que ha estado actuando en falso al “dejarse engañar” por la mayoría de los que han pasado por el sacramento. Ese engaño tan masivo no es posible sin la complicidad de los eclesiásticos que aceptan la celebración de matrimonios tan ostentosamente dudosos.
Pero con estos nuevos planteamientos pastorales (el de dar facilidades para reconocer la nulidad o falsedad de un matrimonio), pasamos de la complicidad de los sacerdotes a la complicidad de la propia Iglesia. Porque lo que no puede ser es que un reconocimiento tan masivo de nulidades matrimoniales no dé lugar a un movimiento paralelo incluso más intenso de regeneración del sacramento, siendo severísimos con los sacerdotes que lo administran bajo sospecha de nulidad sin haber puesto todos los medios para evitar ese tipo de celebraciones: impulsando una conciencia y una preparación de los esposos  mucho más de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.
Y no sólo eso, sino un reconocimiento público de culpabilidad de la Iglesia por su relajación en la administración de un sacramento, con consecuencias gravísimas en la vida de los fieles, tal como se está viendo. Y esto acompañado de una solemne petición de perdón a los millones de fieles perjudicados por esa relajación.
Porque está claro que en la invocación del “contexto de los valores y la fe -o de su carencia o ausencia-“ que tuvieron los cónyuges en el momento de casarse, habrá que contar con la responsabilidad del sacerdote que supuestamente hizo la preparación de los contrayentes y evaluó la fe y las convicciones con que accedían al sacramento. Si el sacerdote es testigo de esa fe, mal lo tiene la Iglesia para invocar la falta de fe (por eso era tan difícil de invocar esa falta de fe en los clásicos procesos de nulidad).
De ahí que percibamos en el obispo Novell una acentuada voluntad de llegar al que se percibe como “divorcio católico”. Declara en efecto el obispo de Solsona que se facilita probar la nulidad: será suficiente  con un testimonio convincente (uno solo) que permita llegar a la certeza moral (suerte que en la justicia no tiene cabida el concepto de certeza moral) sobre la nulidad, complementado, si hace falta, con el informe psiquiátrico. ¿Es casual que nos encontremos de nuevo ante las causas psicológicas? Son las del cuarto supuesto de la anterior ley del aborto.
Un elemento más de esas facilidades es el anuncio del “tribunal” con juez único (es una contradictio in términis: si es juez único no es tribunal; es como una terna de uno solo) bajo la responsabilidad del obispo. Una responsabilidad que Novell está dispuesto a asumir sin mayor problema, porque tal como dice, los jueces le han de venir de fuera de la diócesis. Y entre las facilidades, también la económica: la más justa, porque no choca con los principios. A quien no pueda pagarlo, se le ofrece abogado gratuito.  
Estamos ante el espectacular ensanchamiento de la puerta que permite instaurar definitivamente en la Iglesia la nulidad en plano de total igualdad con el divorcio.
Lo evidente es que si el obispo de Solsona tiene tan sumamente claro que en su diócesis pueden ser declarados nulos infinidad de matrimonios, al tiempo que pone en marcha la mecánica para el reconocimiento de esa impresionante y masiva farsa matrimonial; si tan claro lo tiene, casi previo a eso sería dar instrucciones precisas y severas para que no se siga administrando en su diócesis el sacramento del matrimonio de forma fraudulenta tan masivamente. No sabemos lo que hará el Sínodo al respecto. Y si eso no ocurre, es que en realidad estamos cambiándoles los nombres a las cosas. Ni más ni menos. 
Cesáreo Marítimo

La Glosa Dominical de Germinans

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Reflexión a modo de notas hacia dónde nos orienta la liturgia del domingo
C:\Users\FRANSESC\Desktop\5493199611_8f733248e6_b.jpgDESPÓJATE DE LA VIEJA CAPA DE DOLOR Y ANGUSTIA
“Yo soy la luz del mundo, quien me siga tendrá la luz de la vida”
Hemos llegado a la última etapa antes de subir a Jerusalén. Jericó es la última ciudad por la que hay que pasar antes de iniciar el ascenso al monte Sión. Jericó es, según la arqueología, la ciudad más antigua del mundo y, según la geografía, la ciudad más baja (240 metros bajo el nivel del mar).
El Señor Jesús cruza la ciudad “abajándose” hasta las raíces de nuestra vida, en lo profundo de la humanidad, en el lugar de la tierra más lejos del sol. No es por casualidad que justo aquí encuentre a un hombre alejado de la luz. Y sin embargo Jesús parece pasar sin quererse detener. Está casi saliendo de la ciudad, cuando la atención del evangelista y del lector, en un relato vivaz y lleno de color, se fijan en un hombre sentado, ciego, de nombre Bartimeo. Es un pedigüeño que pide caridad a los transeúntes. Está en el borde del camino y del camino de la vida.
Por la calle la gente pasa, sigue sus proyectos, camina veloz hacia las propias citas. Cada día también nosotros corremos sin podernos o querernos parar. También los discípulos que acompañan al Señor en aquella ruta se mueven soñando el próximo triunfo en Jerusalén. Al ciego, en cambio, no le es concedido ese camino. Un hombre relegado al margen de la vida es justo que se encuentre en el borde del camino. Esta es una condición en la que es fácil reconocer a tantas personas, incluso pueblos enteros.   
La primera lectura hace referencia al pueblo hebreo deportado en Babilonia: muestra de un pueblo al borde del camino, marginado, sin historia. ¿No son muchos hoy en día los pueblos de los cuales podríamos decir lo mismo?
Incluso nosotros somos a menudo hombres que nos mostramos bien estirados y tiesos, sin darnos cuenta que a orillas del camino hay muchos hombres que gritan y claman. Hasta que no comprendemos que también nosotros, si vivimos sin Cristo, somos mendigos de luz.
Pongámonos en la piel de aquel ciego, dando voz a tantos gritos que expresan los deseos de nuestra alma. Sí, porque el grito del ciego irrumpe en este domingo como un grito desde el corazón de cada uno de nosotros: “Jesús, hijo de David: ten misericordia de nosotros”.
C:\Users\FRANSESC\Desktop\quitate-la-capa1.jpg¿Qué está gritando el ciego? ¿Qué estoy gritando yo? Grito mi desesperación y a la vez, mi esperanza.
Grito el deseo de salir de la prueba, de la dificultad, de la oscuridad. Grito porque no quiero ceder a la resignación, sino que quiero luchar, continuar creyendo que alguien me escucha.
Pero este grito del corazón da miedo, incluso a nosotros mismos…quizás sería mejor callarse, resignarse, “no molestar a Dios”, pensar que de todas maneras las cosas nunca cambiarán. Y de la misma manera que no queremos escuchar el grito de los pobres, tampoco queremos escuchar el de otras personas y otras situaciones que parecen sofocar nuestro grito. Es más fácil cerrar los ojos, no ver a los pobres, no ver los problemas, hacer callar a todos y a todo. Pero eso es tremendo. Lo hemos experimentado todos, al menos alguna vez en la vida: gritar y no ser escuchados, o incluso, ser obligados a callar. Es entonces cuando hace falta gritar más fuerte…
C:\Users\FRANSESC\Desktop\catecumenos tunica.png“Llamadlo”. Jesús como en otras ocasiones podría haberse dirigido hacía Bartimeo, tocarle los ojos, curarle. En cambio dice: “Llamadlo”, que es como decir: “Acercaos a aquel grito que da miedo porque yo lo he escuchado y no soy indiferente. Dejaos herir por aquel grito”.
Lo llaman. Y todos son enviados a decir a todo Bartimeo de este mundo. “¡Animo!: Levántate que te llama” Esta es una invitación dirigida hoy a mí, en este domingo. Estas tres palabras –ánimo, levántate, llama- son como una fuerza de sorprendente novedad, de renovada paz y amor.
Imaginad aquellos tiempos en los que el evangelio de Marcos era el evangelio de los catecúmenos, es decir, de los adultos que se preparaban al Bautismo. Con mucha probabilidad, esperando la vigilia pascual, se preparaban escuchando la lectura continua de todo el libro. (Más o menos se necesitan tres horas) porque Marcos es el evangelio que nos introduce a la fe, que nos invita a reconocer a Jesús, como el Cristo, el Hijo de Dios. Imaginémonos a los catécumenos a la escucha, a los cuales les es leído el fragmento del ciego de Jericó. Estamos en el umbral de la entrada de Jerusalén, es decir, del relato de la Pasión y Resurrección.
C:\Users\FRANSESC\Desktop\marcos evangelio.pngImaginémonos la emoción de aquellas personas que dentro de poco tiempo iban a ser bautizadas: la memoria de un camino hecho, un encuentro, tantas experiencias gozosas, algún miedo…Pero he aquí las tres palabras que como un grito de Dios resuenan en la noche de Pascua que comienza: “Ánimo, levántate, te llama”. En nada serán llamados uno a uno por su nombre (como a nosotros sacerdotes el día de nuestra ordenación), se levantarán y como el ciego abandonarán su manto de la misma manera que los catecúmenos se desnudarán para entrar desnudos en la fuente bautismal y salir revestidos con la nueva túnica bautismal.
Y él se levanta, tira el manto. Es aún ciego pero el milagro está ya aquí. ¿Qué quieres que haga por ti? “Señor, quiero la luz, quiero el bautismo”
C:\Users\FRANSESC\Desktop\amaneceres tenebrosos.pngY acto seguido empezó a seguirle por el camino, a diferencia del joven rico de hace dos domingos que marchó frunciendo el ceño, es decir ciego. ¿Y hacia donde le llevará aquel camino? Lo llevará a Jerusalén y quizás junto a la Cruz. Quizás abrió el cortejo de los ramos y palmas entonando el Hosanna al Hijo de David.  Esa palabra la conocía bien, la había usado en Jericó. Le bastaba añadir sólo un Hosanna. Y después, junto a la cruz. ¿Qué debió pensar al ver a aquel Jesús al que había implorado piedad? Es junto a la cruz que la fe afronta la prueba decisiva, para todos, cuando a pesar de todo permanecemos unidos a Cristo, que muriendo vence a la muerte y nos abre definitivamente los ojos a la luz sin ocaso.
Recemos al Señor para que en nuestros amaneceres, a veces tan llenos de tinieblas, nos sea concedido el don de encontrar a alguien que nos repita aquella dulce e imponente palabra que puso en pie la vida del ciego mendicante: “Ánimo, levántate, te llama”.
 Fr. Tomás M. Sanguinetti

¿Son éstos los diáconos que ordena Pardo?

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El policía que multó a la Guardia Civil en Olot, candidato de Junts pel sí y firmante de manifiestos independentistas es un diácono permanente
El diácono Ignasi López Clevillé, jefe de la Policía local de Olot, junto al obispo Francesc Pardo
Lo de los sacerdotes y religiosos/as mediáticos, ha sido una verdadera plaga para la Iglesia que peregrina en Cataluña, no sólo porque han demostrado una imagen frívola de personas consagradas a Dios, pero con un deseo de protagonismo y de chupar cámara muy poco evangélico, sino porque para salir en los Medios de Comunicación de nuestra tierra, ejerzas la profesión que ejerzas, tienes que ser fiel a la ideología dominante y dominadora: el independentismo.

Así lo hemos podido comprobar con los sacerdotes mediáticos, el primero en el tiempo fue Xirinachs, que acabó secularizándose y finalmente suicidándose. Los vivos, como el nonagenario Mn. Josep María Ballarín, con muchas horas de TV3 a sus espaldas o el P. Manuel Pousa, con los abortos en su conciencia, han puesto sus nombres en las listas de la candidatura independentista Junts pel Sí. La religiosa mediática Sor Lucía Caram,  ha manifestado su apoyo y su amor hacia Artur Mas, y antes a Xavier Trías, mientras que la otra, Sor Forcades, su apoyo a Ada Colau, pero sin renunciar a su apuesta claramente independentista. Sólo nos faltaba un obispo, con una ganas locas de protagonismo y de ser mediático, como Mons. Novell, que pidió el voto explícito para las formaciones independendistas, y si no teníamos bastante, aparece el P. Charamsa, que hay que considerarlo como medio catalán, aunque sólo sea por su pareja homosexual, que le ha convertido al independentismo, manifestándolo públicamente ante Catalunya Radio, antes de salir del armario.

El diácono poniendo la multa a un coche de la gusrdia civil
Por eso, cuando vi en todos los medios de comunicación  catalanes, que el jefe de la policía local de Olot, Ignasi López Clevillé había sido ordenado como diácono permanente, empecé a pensar que podíamos encontrarnos ante otro caso de clérigo mediático. El tiempo me ha dado la razón, porque el motivo de tanta publicitación de su ordenación, no sólo era el hecho singular de ser policía local, sino que también influía y mucho, que era dels nostres (de los nuestros).

El diácono policía, es conocido ya en el mundo entero, por multar a los vehículos de la guardia civil que se disponían a cumplir con su obligación, en acto de servicio, por el famoso caso del 3%, es decir el dinero que se quedaban los convergentes por la adjudicación de obra pública catalana. Sólo se pueden decir dos cosas sobre el hecho: o el agente es tonto de tomo y lomo y no sabe que no se pueden multar a los cuerpos de seguridad cuando están ejerciendo sus funciones, algo que saben todos los que han estudiado para cualquier carrera policial, y le incapacita para el cargo que tiene o bien aún sabiéndolo, pudo más su independentismo y el querer fastidiar y humillar a unos colegas, que considera extranjeros y cuerpos de represión, como dirían sus colegas abertzales.
Foto de la candidatura de Junts pel Sí

Sea como sea, un personaje así no parece que tenga el perfil indicado para ser ordenado diácono. El obispo Francesc Pardo, no puede escudarse en que no conocía a quien ordenaba, porque el historial de esta persona es amplio en cuanto a su apoyo continuo a diversas campañas independentistas, mucho antes de que decidiera también incorporarse a la candidatura de Junts pel sí, otro eclesiástico más en esas listas llenas de ex-comunistas y anti-clericales como el cabeza visible Raúl Romeva.

Todos estos personajes mediáticos vinculados a la Iglesia, han hecho mucho daño al pueblo fiel de nuestra tierra, que acaba identificando Iglesia con Independentismo. Esto se hace muy evidente en ese más de 50% que no habla el catalán y que se suele sentir menospreciado en los templos donde todo se hace en esa lengua, y ese otro 50% que no votó ni a Junts pel sí ni a la CUP y que puede pensar: "esta Iglesia no es la mía".

Francesco Della Rovere

El Papa no le ha dicho que continúe

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Así como existían kremlinólogos -o sinólogos- que recurrían a leer entre líneas o a analizar el lenguaje no verbal (incluso la duración de un saludo o un abrazo) para discernir los acontecimientos futuros en las burocracias comunistas, también debería patentizarse la sistachología como una especialidad que interprete la realidad que se esconde tras los circunloquios, las muletillas y los lugares comunes con los que suele expresarse el cardenal Martínez Sistach. Tras ocho años de estudiar al personaje, creo que hemos logrado, cuanto menos, licenciarnos en la materia y llegar a averiguar que se halla detrás de determinadas expresiones de nuestro arzobispo.

De tal guisa, cuando Sistach decía, a propósito de su renuncia, que el Papa le había dicho que continuase, estaba claro que la remoción no iba a producirse de inmediato y que se estaba prorrogando su mandato. ¡No iba Sistach a dejar en mal lugar al Santo Padre! ¡Menudo es! Ese “el Papa me ha dicho que continúe” lo ha venido repitiendo durante estos casi cuatro años, de una forma insistente y machacona, cada vez que le preguntaban sobre su sustitución.

Ahora, por primera vez, tras tres semanas en Roma con motivo del Sínodo, cuando se le ha preguntado sobre la cuestión sucesoria ya no suelta la consabida coletilla, si no que nos habla de que lo importante es la diócesis y no las personas, por lo cual él sigue trabajando, ha elaborado un nuevo plan pastoral y deja organizado el trabajo a su sucesor, para que haya una absoluta continuidad.
Está claro que Sistach ha entrado en fase de descuento. Estas tres semanas en Roma no han servido para lograr una nueva prórroga. Probablemente, ni lo ha intentado, sabedor que el Papa ya tiene sustituto y que a lo mejor podía considerarse un abuso intentar una nueva demora, cuando en Enero había conseguido una prórroga de diez meses hasta la celebración del Sínodo. Sistach es lo sumamente astuto para no jugar partidas que pueda perder. El grado de conocimiento que ha adquirido de los pasillos vaticanos en estos ocho años de purpurado, unido a su natural sagacidad, le ha permitido arriesgar únicamente aquellos envites que pudiere coronar. Con toda seguridad, su rara política de no patrocinar un sucesor deba enmarcarse en su aversión a quedar mal. Y lo cierto es que en su pontificado ha conseguido lo que quería: cardenalato, Dedicación de la Sagrada Familia por Benedicto XVI, presencia asidua de cardenales en Barcelona, paz sistachiana en la diócesis o su prórroga dilatada y superior a la del cardenal Carles y al cardenal Rouco. Cuánto ha querido lo ha logrado. Para lo que no podía lograr, no ha movido un dedo. 

Está Sistach en su rush final. Con 78 años, envejeciendo lentamente, aunque los años no pasan en vano y dispuesto a pasar a la historia. Ahora como un bergogliano, como antes fue ratzingeriano y anteriormente wojtyliano. Lo encontraremos a faltar. Con su forma de hablar, cada día más parecida a Joan Capri; con sus “etcètera, etcètera” y “Déu-Nostro-Senyor”; con su gesticulación acusada; con esa formidable habilidad consistente en hablar y hablar y no decir nada.

Sistach ya va entrar en la historia. Durante ocho años hemos escrutado sus palabras, analizado sus comportamientos, interpretado sus silencios. Hemos conocido sus amigos (pocos) y sus enemigos (muchos). Sus maneras dictatoriales (aunque con guante de seda de cara a la galería), su exagerado apego al poder, aunque a decir verdad siempre ha mantenido las formas y jamás se ha dejado llevar por populismos o progresismos de última moda. Todavía no se ha ido y ya lo echamos a faltar. Hemos convivido mucho tiempo, aunque sea virtualmente. Sabe él, lo he repetido varias veces, que cuando los que le han alabado estos años lo tengan en el olvido, no le faltará la visita de sus enemigos de Germinans.

Oriolt

La tarjeta Black de Ramon Batlle

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La parroquia de la Mare de Déu de Núria de Barcelona, en plena zona alta del Eixample barcelonés, actúa de Tribunal Eclesiástico bis. Su párroco, Santiago Bueno Salinas, es el presidente del Tribunal Eclesiástico de Barcelona. Sus adscritos, Josep Casanova Domènech y Vicent Benedicto Morant, juez eclesiástico y defensor del vínculo de dicho Tribunal. 

A tanta concentración de letrados en la parte alta de la Diagonal, se va a sumar ahora el ya juez eclesiástico Ramon Batlle Tomás, nuevo párroco de Sant Ramon de Penyafort. Una parroquia puesta bajo dedicación del patrono de los abogados y  colindante con la de Núria. Su domicilio: la zona más chic de la Rambla de Catalunya.

El acumulador de cargos Batlle es también jefe de personal de los trabajadores del Obispado y ecónomo de facto de la archidiócesis dada la ancianidad del manierista Matabosch. Batlle es un hombre con un buen estómago. Participó muy activamente y en primera persona en las denuncias judiciales contra Germinans que acabaron con absolución para esta web y dinero y tiempo perdido para el obispado. No es el único caso que ha hecho sufrir mucho a terceros inocentes. 

Parece que se ha desatado una batalla sorda por la presidencia del Tribunal que seria la guinda que culminaría el cursus honorum del criado-al-lado-del-matadero-de-pollos de la Cooperativa Agrícola de Guissona. De conseguirlo, solo le faltaría la canonjía. Pero no es este el motivo por el cual Bueno ha empezado a sospechar de Batlle.
A la izquierda, Mn. Santiago Bueno. A la derecha, Mn. Ramon Batlle
Bueno es un hombre que no quiere que algún día le acusen de haber mirado hacia otro lado de estallar un Batlle-gate. A pesar que mantienen una relación en el tribunal eclesiástico estrecha, cosa que dificulta iniciar de oficio una investigación sobre Batlle, Bueno ha empezado a estar atento a les actividades extra-canónicas del protegido de Matabosch y Arenas. No quiere salir salpicado ni su nombre ensuciado por pasividad corporativista cuando algunos se dirijan a él para preguntarle: que hiciste como presidente de los jueces eclesiásticos? Es por ello que ha empezado a mover ficha. 

Batlle necesita dinero para sus gastos y tren de vida. El sueldo de cura es justo y la tarjeta de crédito del obispado todo lo cubre. Esta redistribución le deja a buen recaudo el propio salario. 

Las altas instancias del Tribunal han sido conocedoras del uso subsidiario de la tarjeta Black de Batlle. Algunos justificantes de su poco frenado ministerio comienzan a circular y han pasado a ser analizados por si Batlle se cepilla la tarjeta Black, no fuera el caso que necesite su salario-ni-mileurista que percibe en tanto que cura raso para otros menesteres. Sin dar clases en colegios o ser asiduo de funerarias, es difícil llenar tantas veces el depósito de su transitado automóvil con el sueldo de simple mossén. La cuestión es si un uso generoso de su tarjeta Black del obispado le permite liberar recursos de su salario para luego poder desarrollar actividades B de complicada liquidación del IVA. ¿Por que al final, quien le controla la tarjeta?

Imagínense ustedes que podría pasar si la necesidad de cash provocara una targeto-dependencia, la cual parece que nadie controla desde arriba. Y como de servil uno se podría volver por temor a que te la saquen. Y como de amoral uno se podría convertir de seguir esta senda servil.  

Bueno, pues, siguiendo con lo dicho, ha comenzado las pesquisas por un episodio que no parece accesorio del pasado Black de Batlle en la Seu d’Urgell -donde fue expulsado del seminario en un asunto turbio-. ¿Lo fue por un presunto tráfico de quesos de bola El Sombrero de Copa con Andorra vía Sant Joan Fumat?; ¿por ir demasiado a tocar el acordeón a Arsèguel? o  simplemente porque se pasaba mas tiempo en la Fonda de Ca la Marieta del Quer Foradat que en el Seminario urgelitano.

Vives, en un acto que le honra, se deshizo del personaje para tranquilidad del Turó del Pubill de l’Alt Pirineu. Pero recaló en Barcelona. Lo que Vives no quiso, Sistach lo dejó pasar para pavor del medio natural de nuestro ecosistema litoral.  

Es preciso investigar en defensa de los intereses del obispado para ver si hay un uso abusivo de las facultades conferidas a Batlle y de que y para qué libera la tarjeta del obispado. Y de los feligreses, pues al fin y al cabo son quienes marcan la casilla en la declaración de la Renta.

Y no solo de los feligreses sino de todos los contribuyentes, pues la cuestión es si los pagos con tarjeta del obispado de Batlle son pagos que deben considerarse dietas y por tanto exentas de tributación; o si por lo contrario, son retribuciones en especie y por tanto sujetas a tributación como retribuciones en especie y si Batlle las incluye o no en su declaración del IRPF, en el apartado de rendimientos del trabajo, casilla 005. Lo que haga después Batlle con su dinero, aunque de todo se conserve comprobante, no tiene trascendencia fiscal, pues en ningún caso son gastos deducibles. Solo faltaría.    

Turullín-Saunero, Gestores asociados

El diputado Lluís Llach fue vicepresidente de "los cruzados de Cristo Rey" de Figueras

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A muchos llamó la atención en la constitución del nuevo Parlamento catalán ver a tantos diputados que no son políticos, sino simples famosillos, que se incorporaron a la lista de Junts pel Sí, para intentar arañar algunos votos indecisos. Entre ellos el cantautor Lluís Llach, un mito de la lucha antifranquista, reconocido homosexual, izquierdista e independentista. A decir verdad, no es la primera vez que Llach se presenta en las listas de unas elecciones catalanas, lo probó en 1980 dentro de la coalición Nacionalistes d'Esquerra, junto a otras muchas figuras mediáticas (Jordi Carbonell, Josep M. Espinàs, Magda Oranich, Avel·lí Artís Gener, Max Canher...) , pero sus resultados electorales fueron un verdadero desastre,  todavía peor que los de Unió, sin un sólo escaño. La coalición agonizó durante unos pocos años hasta disolverse dentro de Iniciativa per Catalunya.

Lo que muchos no saben es que los orígenes del cantautor no son tan revolucionarios, y que proviene de una estirpe familiar llena de carlistas, falangistas y franquistas de todo tipo, todos ellos con un catolicismo recalcitrante, en el que fue educado el joven Llach, que inicialmente no le hacía ascos a todo aquello, y que él mismo ha reconocido diciendo: "fui lo que podríamos llamar un niño fascista".
El famoso avi Siset (abuelo Siset), de la canción "L'estaca", no era en realidad ninguno de sus abuelos, todos ellos tradicionalistas, sino el abuelo de uno de sus amigos, Ponç Feliu, ya en pleno enfrentamiento con su familia, por las ideas revolucionarias que iba adquiriendo. El padre del músico, Josep Maria Llach Llach, fue un heroico carlista en la guerra civil, que acabó siendo alcalde franquista de Sant Martí Vell (Gerona), entre 1950 y 1963. Tras la conversión revolucionaria de Lluís, perdieron toda relación hasta la muerte del padre, acaecida en el año 2002. Otro miembro de la familia fue su tía Pilar, que fundó la Falange en Tarragona y que fue torturada por los republicanos en el barco Uruguay, a la que el mismo Llach la define diciendo: "una señora familiarmente acogedora, pero muy difícil de aguantar, por su fanatismo tanto religioso, como político y personal, pero lleno de buenas intenciones “.
Lluís LLach, bastante más joven.

Antes del traslado del cantautor  a Barcelona, donde se puso en contacto con jóvenes contestarios y partió peras con sus abuelos católicos y tradicionales en la ciudad condal, el niño y adolescente Llach, era un cristiano ferviente, formado en un internado de La Salle y en el seno de una famila piadosa.  Antes de las malas influencias, vivía aquello con naturaliidad, incluso implicándose a fondo, llegando a ocupar responsabilidades en asociaciones piadosas, vicepresidente en los Cruzdos de Cristo Rey de Figueras, así como en algunas entidades marianas. Quería ser misionero en África y se planteó seriamente la vocación religiosa.

Saco este tema para muchos desconocido, porque me ha llevado a una reflexión. Yo ya soy una persona mayor, y no me canso de dar gracias a Dios porque mis hijos y nietos no se han apartado de la fe católica, los hemos formado lo mejor que hemos podido y sabido en nuestra familia y los colegios verdaderamente religiosos a los que han ido, también han ayudado mucho. Pero veo con tristeza como algunos amigos y conocidos han vivido la misma triste experiencia de la familia Llach, hicieron lo que pudieron y sus hijos se alejaron e incluso renegaron de la Iglesia.

El otro día, mi buen amigo Agustín me comentaba con tristeza como su nieto ha salido independentista e hipercrítico con la Iglesia, me extrañó porque lo habían llevado a un colegio religioso, su respuesta fue la siguiente: "Si, lo hemos llevado a un colegio teóricamente confesional, pero de Dios y de la Iglesia no les hablaban nunca, pero de la nació catalana, cada día y a cada hora".

Francisco Fabra 

7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... Adiós Sistach

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Los números del titular pueden ser días, o simplemente la marcha atrás del inicio de una carrera que nos va a llevar al relevo de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach al frente de nuestra archidiócesis de Barcelona. El secreto pontificio cada vez está más desfasado y los nombramientos son vox populi con unos días de antelación, son las ventajas o los inconvenientes de la era de la información en la que vivimos, que junto a las redes sociales y las aplicaciones de los teléfonos móviles, consiguen que lo que sabe uno, lo sepa todo el mundo en un momento. Claro que también desde el Vaticano pueden jugar a otro juego, que está en sus manos, y es el de retrasar lo que todo el mundo da por hecho (y ellos mismos tenían decidido) para dejar en ridículo al portador  o portadores de la noticia, porque al fin y al cabo, para Roma ¿que son unos días o unas semanas más?

El Santo Padre Francisco ha cumplido su palabra dada a nuestro arzobispo, al permitirle participar del Sínodo de los Obispos, como titular de Barcelona, pero sólo ese regalo estaba garantizado. El Sínodo ya ha terminado y por tanto ahora Su Santidad tiene las manos libres para efectuar el relevo, algo que ya ha hecho esta misma semana con otras personalidades eclesiales como S.S.E.E.R.R. los cardenales Cafarra (Bolonia) o Romeo (Palermo).

Nuestro cardenal tenía muchas esperanzas puestas en el proceso secesionista catalán, por aquello de no cambiar a la máxima representación eclesial de un territorio que está en proceso de independizarse, nombrándole a un arzobispo que además no es de ese territorio. Pero ese proceso hace aguas por todas partes, y una posible declaración de independencia apoyada por Junts pel Sí y por las CUP, no es más que una forma de demostrar que entre ambos suman la mayoría de parlamentarios, pero nada más. Ese deseo de hacerlo antes de la votación de investidura deja a las claras que será entonces cuando las cosas se pondrán feas, porque Mas no es santo de devoción de las CUP, por mucho que esté dispuesto a iniciar un proceso de independencia.

Todo llega a su fin, incluso un largo pontificado, y nadie es eterno en esta vida por más que nuestro actual pastor se haya intentado perpetuar en el cargo. Ahora llega la hora de la verdad, y es la de ver a un nuevo Sistach, que podrá ver quien realmente le apreciaba de verdad, y me temo que serán muy pocos, porque los pelotas y aduladores de siempre se van a ir a abrazar a su sucesor, intentando ganárselo para sus intereses personales, mientras se olvidan rápidamente del emérito.

La Sagrada Familia ha vivido
los máximos momentos de esplendor de Sistach
De momento está programado un acto que huele a despedida, el próximo 8 de noviembre en la basílica de la Sagrada Familia, para conmemorar el quinto aniversario de su consagración por S. S. el Papa Benedicto XVI. No podía ser de otra manera, el templo emblemático de su pontificado, el lugar donde vivió sus máximos momento de esplendor, es el sitio indicado para despedirse de la diócesis y de ese majestuoso templo que ha considerado como suyo, impidiendo (con contadísimas excepciones) que nadie más que él celebrase en su altar principal.

A partir del momento de su jubilación, tendrá que pedir permiso para celebrar, no sólo en la Sagrada Familia, sino incluso en humildes parroquias, porque uno de los muchos errores que ha cometido es el de no promocionar a ningún obispo, ya no digo a un sucesor, sino simplemente a algún prelado amigo. Se empecinó con el Rvdo. Turull, y sabiendo Roma que no era un candidato digno, automáticamente se cerró las puertas a cualquier otra propuesta. Don Sebastià Taltavull, no era de los suyos y lo aceptó pero nunca confió en él. En cambio Don Ricardo (con algunos errores de bulto de por medio) podía ir saltando de diócesis en diócesis,, como en el juego de la oca, encontrando obispos promovidos por él.

Podrá presumir de que ha durado más que Carles y que Rouco, y que en este momento sólo tiene a seis cardenales en activo mayores que él, pero cuando esos y otros muchos méritos, que ha ido consiguiendo laboriosa y tenazmente, pertenezcan a un arzobispo emérito, no serán más que batallitas de abuelete.

Tendremos tiempo de hablar de su sucesor, pero de entrada si se nombra a un obispo aragonés como está previsto, va a ser una patada en toda regla al nacionalismo catalán y va a dejar el historial reciente de la diócesis de Barcelona muy poco catalanizado. El obispo mártir Irurita, y su sucesor Díaz Gómara (Administrador Apostólico) eran navarros, Don Marcelo castellano, Don Ricardo valenciano, Don Gregorio Modrego y Don Juan José Omella aragoneses, y sólo dos catalanes y sólo uno barcelonés: Sistach, porque Don Narcís Jubany era gerundense.

Antoninus Pius

La Glosa Dominical de Germinans

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Reflexión a modo de notas hacia dónde nos orienta la liturgia del domingo
TESTIGOS DE JESÚS RESUCITADO
En la solemnidad de “Todos los Santos” que precede a la conmemoración de los Fieles Difuntos, la Iglesia quiere presentarnos aquello que será nuestro verdadero mañana. Todos sabemos que esta vida es una breve peregrinación que Dios Padre al crearnos ha pensado para nosotros, para que lleguemos a la felicidad eterna con Él. Tal cual. Es así como el apóstol Juan describe el día después de la eternidad:
“Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.» Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche en su Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed; ya nos les molestará el sol ni bochorno alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.»
¿Estaremos nosotros entre aquella muchedumbre? Es la pregunta que ha de acompañarnos en la vida de cada día, porque el hecho de no estar querrá decir que nos hemos equivocado del todo en la vida, caminando en la dirección equivocada.
Observando cómo muchos viven la vida, sin un pensamiento o sin un objetivo de santidad, nos quedamos estupefactos y parece imposible tamaña irreflexión. ¡Resulta tan raro admirar los trazos de la santidad o al menos la tensión hacia la santidad, en la gente que nos rodea como si esta fuese el privilegio de algunos y no la vocación de todos!
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Sin embargo la palabra Santo debería acompañar siempre a la palabra cristiano. ¿Nos preguntamos quién se dirigirá hacia la patria eterna del cielo? Es una pregunta que surge especialmente al comparar la gran dificultad que tenemos en trasplantar lo divino en cada uno, que en nosotros se llama santidad.
Querríamos ser humildes y nos damos cuenta de que tantas de nuestras actitudes están empapadas de soberbia. Querríamos ser pobres en el espíritu para llenarnos el corazón de amor, y nos encontramos con las manos sucias de tantas cosas a las que estamos apegados hasta convertirnos en cerrados hacia la más elemental generosidad que nos enseña a librarnos de nosotros mismos y abrirnos a la luz y a la caridad. Querríamos tener en el corazón a todos, sobre todo a los que sufren y son pobres, y a veces somos insensibles y distraídos hacia nuestros mismos familiares más queridos y allegados, malos con los vecinos, prepotentes con nuestros compañeros, capaces únicamente de optar por la comodidad que lleva a la indiferencia.
Impresiona ver a tantos, y demasiados jóvenes, quemar cotidianamente la vida, como una hoguera de las vanidades, que reclaman disfrutar hoy. Desearíamos gritar contra todo aquello que nos es ofrecido como alternativa al Cielo: un puñado de ilusiones, que son moda, y aquel desprecio del gran bien que es la vida vivida santamente.
¿Pero quién en esta vida ha sabido apoderarse de la felicidad? ¿Quiénes son los santos? Oigamos las palabras del papa Francisco, siempre profundas, directas y atractivas:
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"Los santos no nacen perfectos: al igual que nosotros, como todos nosotros, son personas que antes de llegar a la gloria del cielo han vivido una vida normal, con alegrías y tristezas, luchas y esperanzas". La diferencia con el resto de la humanidad es que "cuando se dieron cuenta del amor de Dios, lo siguieron incondicionalmente, sin componendas ni hipocresía, sino que pasaron su vida en el servicio a los demás, soportaron el sufrimiento y la adversidad sin odio y respondieron al mal con el bien y la alegría, y derrochando paz.  Los santos son hombres y mujeres que tienen alegría en su corazón y se la transmiten a los demás.
Preguntamos: ¿Pero la santidad es accesible a todos o sólo una elección heroica de alguien que Dios favorece en particular? ¡Como si ante  el Padre no fuésemos igualmente amados y llamados a la felicidad! Es un pensamiento absurdo pero rentable, sobre todo en estos días.
Sin embargo son esclarecedoras las palabras de Francisco. Ser santo no es un privilegio de unos pocos, es una vocación para todos. Todos estamos llamados a recorrer el camino de la santidad y esta calle tiene un nombre y un rostro, el rostro de Jesús, el Señor. Él en el Evangelio nos muestra el camino: el de las bienaventuranzas. El Reino de los Cielos, de hecho, es para aquellos que no ponen su seguridad en las cosas, sino en el amor de Dios; para aquellos que tienen un corazón sencillo y humilde: no presumir de ser justo y no juzgar a los demás; para los que saben cómo sufrir con los que sufren y se alegran con los que se gozan; para aquellos que no son violentos, sino misericordiosos tratando de ser constructores de la reconciliación y la paz".
Es demasiado precioso el don de la vida, este regalo incomparable del Padre, que ya podemos gustar aquí, si somos realmente sabios y prudentes, como las vírgenes del Evangelio. En esta existencia podemos hacer un maravilloso bordado de penurias y alegrías, compromisos y entretenimientos, amor y  amistad, entrelazados armoniosamente  con la debilidad y el perdón, como los colores del arco iris. La sabiduría del Evangelio es la manera de alcanzar esos propósitos.
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También en estas fechas conmemoramos a nuestros difuntos, por lo que las visitas al cementerio nos ayudan a reflexionar sobre el verdadero sentido de nuestra vida. Estas tumbas nos hablan del gran misterio de la muerte, pero también, si tenemos fe, de una nueva vida después de la muerte. No es posible que todo termine allí, bajo un puñado de tierra, como si nunca hubieran existido. ¿Cómo es posible que el gran afecto que nos une en la vida, conozca su fin? Si hay un bien mayor, que siempre sobrevive, es el amor: tanto es así que al  visitar sus tumbas sentimos la alegría y el deber de orar por ellos. ¡Habla con ellos, para hacer algo por aliviar el posible sufrimiento de purificación, que todavía tienen que aceptar. Muchos tienen la oportunidad de ser generosos en sus ofrendas a los pobres o para ofrecer misas por todos. Ejemplos que afirman la certeza profunda de que nuestra vida sigue. Después de todo, esperamos, queremos estar. Todos podemos formar parte de esa gran multitud que nadie puede contar. La única condición es vivir la vida según Dios y no según el mundo.
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En una de las últimas catequesis, Francisco ha mostrado lo que significa vivir según Dios: estar en espera. Pero ¿de quién? Del regreso de Jesús.  Debemos preguntarnos, sin embargo, con gran sinceridad, si somos realmente testigos luminosos y creíbles de esta esperanza. Nuestras comunidades, ¿siguen viviendo bajo el signo de la presencia del Señor Jesús y de la cálida espera de su venida, o parecen cansadas, entumecidas, bajo el peso de la fatiga y la resignación? También nosotros corremos el riesgo de quedarnos sin el aceite de la fe y el óleo de la alegría. Tengamos cuidado y estemos alerta.
 
Invoquemos a la Virgen María, Madre de la esperanza y Reina de los Cielos, para que siempre mantengamos una actitud de escucha y espera, impregnada del amor de Cristo y podamos gozar un día de la dicha sin fin, en total comunión con Dios. Y no olvidemos que de este modo “estaremos siempre con el Señor." Repitámoslo a menudo. Visto pues de esa manera, lo que nos debe importar es ser verdaderos cristianos, cristianos santos.  
Fr. Tomás M. Sanguinetti

Enriquecer una parroquia pobre

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Exterior de la parroquia de San Juan Bautista de Santa Coloma y su párroco
A causa de una leve intervención quirúrgica. nuestro colaborador Prudentius de Bárcino permanecerá unos días en convalecencia. Publicamos una interesante carta enviada ayer por Mn. Francesc Espinar i Comas acerca de cuestiones litúrgicas y pastorales.

Una de las mayores riquezas que un sacerdote puede transmitir después de casi 27 años de sacerdocio, es compartir con sencillez y humildad todas aquellas vivencias que han ido alimentando su ministerio pastoral. He dudado mucho a la hora de redactar esta memoria, que otra cosa no es, y de publicarla en esta página. Juzgando que indiscutiblemente “Gérminans” es una de las páginas eclesiales más visitadas y leídas, no sólo en nuestra diócesis de Barcelona, sino en toda España, las dudas se disiparon.
El ámbito de mi explanación en esta ocasión es poner a disposición de todos los sacerdotes y el laicado, el resultado de trece largos años de renovación litúrgica en mi parroquia; pero más en concreto la de los últimos ocho: es decir, desde la publicación y la entrada en vigor en el año 2007 del Motu Proprio “Summorum Pontificum” y de la carta anexa enviada a todo el episcopado por el entonces papa Benedicto XVI.
La parroquia de Sant Joan Baptista en el barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet fue erigida canónicamente hace justo 50 años; y el humildísimo templo se abrió al culto en marzo de 1967. Su fundador, Mn. Jaume Sayrach aplicó desde el inicio de su ministerio como párroco una vertiente muy recurrida en aquellos años posconciliares en nuestra archidiócesis: el minimalismo litúrgico, tanto estético como formal. La sencilla nave de la iglesia se encontraba presidida por la imagen de talla  de “Cristo Majestad” del escultor Josep Ricart Maymir, que en 1962 había recibido el Premio Nacional de Arte Religioso. Esta talla, que hoy preside la vecina parroquia de Santa Rosa en la misma ciudad,  y una gran mensa de madera noble que fungió de altar eran el único atrezzo y ornato litúrgico de la parroquia. Una simplicísima casulla blanca, sin ningún bordado ni galón, que era la de su primera misa, y que sólo utilizó aquel día de la inauguración (que no consagración del templo) constituían el “arredo” litúrgico. Posteriormente todas las celebraciones fueron llevadas a cabo con estolas de lana o algodón sobre el pantalón y camisa con los que vestía habitualmente.
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Sacerdotes de Sta. Coloma en los 60-70
(Sayrach el 3º por la izquierda)
Esta tónica acompañó, grosso modo, la liturgia en la parroquia hasta la llegada en el año 1992 de mi malogrado predecesor, Mn. Antonio Rubio, que falleció hace apenas un año. Éste, desde el primer día de su toma de posesión, asentó las normas litúrgicas del misal de 1970 de Pablo VI y fue embelleciendo la iglesia no sólo con imágenes donadas por religiosas amigas, sino que colocó con absoluta centralidad, el hermoso sagrario que aún hoy en día preside la nave, hasta entonces inexistente. Mi llegada en septiembre de 2002 fue de absoluto carácter continuista con el legado de Mn. Rubio que, dicho sea de paso, llenó de fieles hasta rebosar la parroquia, con múltiples y fecundas iniciativas pastorales. Cabe destacar entre ellas, la abolición de las absoluciones colectivas en la celebración del sacramento de la Reconciliación y la compra del actual confesionario. No se puede obviar en absoluto la valiente introducción de la procesión de Corpus Christi por las calles del barrio, de la que fue precursor y que cada año reúne a fieles de toda la ciudad, en hermoso homenaje a Cristo Eucaristía.
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Nave de la parroquia
El 14 septiembre del año 2007, y tras la entrada en vigor del Motu Proprio, empecé a celebrar la santa misa de manera privada, todos los lunes a primera hora de la mañana, con el misal de 1962: una forma en que jamás había celebrado, aunque la conocía a nivel de mera erudición por la historia de la liturgia en la que fui formado. Era mi día libre, y en la parroquia no había celebración eucarística. Lo hacía saltuaria y aleatoriamente en alguna ermita que solía visitar en mi día de asueto. Lo comuniqué a los fieles. Durante las primeras semanas acudían entre tres o cuatro fieles, algunos de ellos con los misales que con cariño habían custodiado desde su juventud. Generalmente personas de una cierta edad. Poco a poco se fue nutriendo de más fieles hasta un número de diez o quince que me reiteraron tanto la belleza de la celebración como la incomodidad del horario. Un lunes a las ocho de la mañana ciertamente no era la hora ideal para una gran afluencia de fieles. Mi respuesta fue que si era su deseo que la misa se introdujera en horario habitual, era necesario constituir un grupo estable de fieles que declaradamente y por escrito así me lo requiriera. 

Soy licenciado en Derecho Canónico por la P.U. Lateranense y la única cosa para lo que eso me ha servido es para dotarme de una diáfana mentalidad jurídica. Nada al margen de la ley canónica. Sin titubeo se constituyó el Coetus Fidelium estable requerido, y la misa pasó a ser celebrada todos los jueves después de la semanal Hora Santa Eucarística y Sacerdotal, que instituí desde mi arribo como párroco. Poco a poco, y con la debida catequesis litúrgica y el acompañamiento de los tan socorridos e indispensables misales latín-castellano, la asistencia de los fieles aumentó vertiginosamente. Y sin hacer jamás publicidad alguna fuera de los límites de mi jurisdicción parroquial. El altar de madera, al ser móvil, en tan sólo dos minutos era colocado y recolocado para celebrar coram populo con el Novus Ordo y ad orientem con el Vetus. Hasta que llegó la hora de dar un paso más. Habían pasado casi dos años desde el inicio ad experimentum de la estricta aplicación del Motu Proprio, los jueves, sólo los jueves. El altar me parecía pobre. Una sencilla tabla de madera en su parte anterior, a manera de antipendio, pintada expresamente a tal fin, por un buen amigo sacerdote, con motivos litúrgicos paleocristianos, tan a gusto del recto Movimiento Litúrgico y mío, enriqueció la mensa. Un ara litúrgica, no profanada, que hallé en una desvencijada sacristía y obsequiada gratamente por otro amigo sacerdote, fue colocada encima de la mensa. Faltaba un sencillo detalle como broche final. Me inventé una inscripción frontal para el reformado altar: Hanc aram et mensam populi pietas dicavit.(La piedad del pueblo cristiano ha dedicado esta mesa y ara). ¿Alguna verdad mayor?Las letras me las confeccionó, casi a precio de coste, el marmolista del Cementerio Municipal del cual soy capellán hace casi 20 años. En acero inoxidable, como la de las lápidas funerarias que realiza. Había oficiado hacía poco las exequias  de su hijo de 28 años y tras colocarlas en el reformado altar, le obsequié con la celebración de la misa en su sufragio. Las emotivas lágrimas no faltaron. En ambos.  Otra cosa no es la fe y la piedad cristianas.
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Confirmaciones en junio 2015 por Mons.Taltavull
Y había llegado la hora de explicar a mi feligresía el arrumbe casi definitivo del altar ad orientem para todas las celebraciones. Tanto para el Novus Ordo como para la misa tradicional. Empleé dos meses para ello. Recibiendo sólo elogios y poquísimas expresiones de desagrado. Todas ellas educadas y comprensivas con mi deseo. Entendían que aunque se había generalizado la misa coram populo en la reforma posconciliar, la orientación tradicional no estaba prohibida. Pero de ahí a consolidarla en nuestra parroquia había un trecho. La estocada, aturdidora, llegó de boca de un feligrés, Paco Carrasco, de origen cordobés, cantero en la Pedrera de Santa Quiteria en Vilanova del Vallès. El mismo que labró con fe y amor la pila bautismal parroquial en granito de “ull de serp” (pulido blanco y negro con punteado gris) , a un mes apenas de mi llegada como párroco. “Sólo una cosa –don Francisco-  dijo en pie y con voz clara y serena: Si usted está mejor celebrando así la misa, también nosotros estaremos mejor. Si a usted le aprovecha, a nosotros también nos aprovechará” Y un estallido de aplausos ensordecedor de todos los fieles llenó el templo. Vox populi, vox Dei. Aún hoy en día, y ahora al escribirlo, se me anegan los ojos en lágrimas. Fe sencilla del pueblo cristiano  y confianza en los sacerdotes que se esfuerzan en dar la vida por su rebaño. Con flaquezas, con errores, pero cumpliendo en conciencia la responsabilidad ministerial recibida.
Sin embargo, tal cambio estructural no es obstáculo para que todos los sacerdotes que generosamente en mi ausencia celebran en la parroquia, lo hagan con el altar coram populo, evitándoles la lógica incomodidad que les supondría algo a lo que no están acostumbrados. Obispos y Vicarios Episcopales en la administración del Sacramento de la Confirmación incluidos.
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Santa Misa en el Camarín de la Patrona de Cataluña
Con ocasión de mis Bodas de Plata sacerdotales, en el año 2014, di gracias por todo ello a la Madre de Dios, celebrando en el Camarín de la Virgen de Montserrat, con absoluta libertad y gratitud hacia el Monasterio que un par de años antes puso a disposición de los “Jóvenes de San José” el Altar Mayor Conventual para la celebración de la Misa Solemne según la forma extraordinaria del rito romano, de la cual fui celebrante principal. No recuerdo mayor emoción en los últimos tiempos que aquel día al romper el silencio de la Basílica montserratina rebosante de fieles con las notas gregorianas de las declamaciones latinas litúrgicas con mi casi entrecortada voz. Más si cabe, porque celebré la misa en sufragio del también malogrado Mn. Jordi Moya, al que tuve el honor de enseñarle las rubricas litúrgicas del misal de Juan XXIII  con el que tan fervorosamente  él celebraba a menudo. Desde el primer día que empezó a celebrarla me reiteró su convicción de que las dos formas del rito romano se enriquecían mutuamente y lo enriquecían sacerdotalmente. Más si cabe, cuando contemplaba, como yo mismo he contemplado, que los fieles que asisten no lo hacen con espíritu sectario o de parte, excluyendo una u otra, sino viviéndolas con la mayor normalidad y madurez. ¡Regalos de Benedicto XVI renovados con paternal solicitud por el Papa Francisco que rechazó, con su argentinidad , toda insidiosa solicitud de revocar el Motu Proprio de su amado predecesor! ¡Todos son mis hijos, todos son hijos de la Iglesia!, espetó a un grupo de obispos, digamos que litúrgicamente malévolos. Quiero ser indulgente con ellos.
 El único  altar de la parroquia en ambas disposiciones: ad orientem y coram populo
Y el camino continúa, lenta pero progresivamente. En este último año, y debido a mi mayor disponibilidad horaria con mi ministerio en el Tanatorio Municipal, he introducido la celebración dominical de la Misa cantada a las 10 de la mañana. Contando para ello con un pequeña Schola Cantorum, tan sólo siete miembros, todos ellos de la parroquia, que ensayan e interpretan con equilibrada armonía todo el ordinario de la misa. Uno había sido bachiller en La Conreria, el entonces Seminario Menor de nuestra archidiócesis, otro estudiante filósofo en nuestro Seminario Mayor; los otros cuatro, monaguillos en Soria, Salamanca, Valencia y Murcia. Rosita, la única componente femenina, lejos de distorsionar el conjunto, aporta una nota característica especialmente en los cantos populares que también se interpretan durante la comunión de los más de cien fieles que asisten habitualmente con notoria asiduidad.  Y cantamos cinco misas del Kyriale romano: la Orbis Factor para los domingos, digamos ordinarios, la XVII propia de Adviento y Cuaresma, la Lux et Origo para el tiempo pascual, la de Angelis para las otras festividades, y por supuesto la misa Pro defunctis, en boca de Pablo VI, la más hermosa  quizás de todo el repertorio gregoriano. Otro auténtico regalo de la Providencia, junto a un jovencísimo organista de tan solo 22 años que cada domingo se desplaza desde el centro de Barcelona donde reside y trabaja como camarero hasta altas horas de la noche. Es el único al que puedo, deseo y me es grato retribuir económicamente. Aunque sea de manera precaria. Todos ellos gratis et amore Dei
Preparando el grupito de Caramellas para la procesión pascual del Encuentro
Deseaba, estimados amigos lectores de esta página digital, hacerles partícipes de todo ello. Muchos son los que en nuestras latitudes creen que todo ello forma parte de la devoción personal de cuatro curas rancios, de ocho vejestorios desfasados o de un puñado de excéntricos sólo tolerables. Rotundamente no. Y la experiencia, tanto en mi parroquia como la que en  calidad de consiliario del escultismo católico catalán en mis frecuentes visitas a la vecina Francia he atesorado, lo atestiguan: son los jóvenes principalmente los que más solicitan y disfrutan  de la liturgia romana en ambas formas rituales. Ambas plenamente vigentes hoy en día como tesoro espiritual inagotable de la única Iglesia de Cristo. En plena experiencia de comunión con la tradición, con el pasado, el presente y el futuro de esa Iglesia, siempre pueblo de Dios en marcha, antes, durante y después del Concilio.

Junto al agradecimiento a Gérminans por la publicación de este testimonio, y a los lectores por la paciencia en la prolongada lectura de este artículo, una expresa petición: no desearía que nadie vertiera, especialmente sobre las personas a las que he podido hacer referencia, exabruptos en sus comentarios, que empañaran el espíritu de sencilla cordialidad con que he hecho memoria de todo este recorrido de pastoral litúrgica. Desdeciría mi propósito que no es otro que también enriquecerles, como creo que he enriquecido a esta pobre parroquia de periferia, de la cual soy, por la gracia de Dios y confianza de los cardenales Carles, que Dios tenga en su gloria,  y Mártinez Sistach, cercana ya su merecida jubilación, guía y pastor. Soli Deo honor et gloria.
Mn. Francesc M. Espinar i Comas
Cura Párroco del Fondo de Santa Coloma

Periodistas

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Que el periodismo padece una aguda crisis es un hecho notorio, objeto de mil y un análisis entre los especialistas en la materia. Cierto es que los blogueros nos hemos convertido en una clase de Uber del periodismo, perjudicando seriamente a quienes viven de él, pero francamente muchos de ellos se lo tienen merecido por su indolencia, impericia o manifiesta torpeza. Si esto puede predicarse del periodismo en general, qué no puede decirse del periodismo religioso o pseudo-religioso. Viene esta introducción a cuento del increíble ridículo que ha hecho la profesión con el relevo del arzobispo de Barcelona, tan pronto a suceder. Después de tres años de dimes y diretes y candidatos arriba y abajo, han tenido que ser dos simples blogs ajenos al mundillo (La Cigüeña de la Torre y Germinans) quienes diesen la primicia de la designación de Omella como sustituto de Sistach. Eso sí, ahora que se empiezan a apuntar los profesionales, ninguno de ellos nos cita. Somos unos intrusos y unos falsos competidores. Y además escribimos gratis. 

Así en las últimas semanas hemos podido contemplar como Mireia Rourera, periodista religiosa deEl Punt-Avui, el pasado 11 de octubre, justo cuando Paco Pepe había apuntado el nombre de Omella, publicabaun artículo, en el que sostenía que el Papa quería un obispo catalán para Barcelona y que no sería designado hasta el 2016, dando los nombres de Vives y Taltavull como eminentes candidatos. De igual forma, el pasado 27 de octubre (ya hacía días que La Cigüeña y este portal daban por seguro a Omella), Josep Cuníentrevistaba a un Sistach, que permaneció con abrigo en el estudio, sacando a flote el tema de la sucesión al final de la conversación, afirmando el periodista. “Veo que usted está muy bien y creo que el Papa no tiene ningunas ganas de sustituirle”, a lo que un Sistach, sonriendo con zorrería, le contestaba “eso es cosa del Papa, eso es cosa del Papa”.
 
Podríamos continuar con muchos nombres, ya sea aquel Juliana que cada vez que habla sube el pan y que pronosticó que Cañizares iba a ser obispo de Barcelona o ese Llisterri, convertido en la Terribas del periodismo religioso (actualmente colabora simultáneamente en La Vanguardia y en Ara), que no hace mucho tildaba a Omella de paracaidistay ahora inicia su consabido peloteo.

Mons. Benavent (Tortosa) y Mons. Gimenez Valls (Lérida)
Son sólo cuatro ejemplos, podría haber más, pero debe ser muy lacerante que este humilde portal les anunciase que Mons. Cristau iba a ser obispo auxiliar de Terrassa, sin que nadie hubiese dicho su nombre. O Novell de Solsona, cuando muchos ni tan siquiera lo conocían. O los últimos de Benavent para Tortosa y Giménez Valls para Lérida, cuyos nombres no salían en ninguna quiniela y aquí los dimos como seguros. ¿Pero a qué fuentes de información acuden para no dar ni una?

También creo que el periodismo eclesial catalán, donde no puedes acceder sin asomar la patita progre, no consigue comprender que el papa Francisco no nombre a ningún obispo catalán. Así ha sucedido en las tres remociones producidas en su pontificado: Tortosa, Lérida y ahora Barcelona. No llegan a entender que un Papa reformador y aperturista no vea con buenos ojos a los eclesiásticos de esta tierra. Hasta ahora podían no echarle la culpa a él, pero Barcelona sí que es una decisión personalísima del Pontífice. Y Francisco les ha vuelto a dar calabaza. Sería bueno que comprendieran que al Papa no le gusta nada el proceso independentista catalán, al igual que a Ban-Ki-Moon, a Obama, a Merkel o a cualquier dignatario internacional. Que ese proceso que tanto mal nos está causando, está provocando el rechazo manifiesto de la comunidad internacional y el Papa no es ajena a ella. Esa es la realidad y no podemos torcerla o acomodarla a nuestros gustos o preferencias. Cuando se pretende escribir la realidad a partir de las opiniones personales, se distorsiona y manipula la información. Eso es lo que está haciendo el periodismo eclesial catalán. Eso y que trabajar, trabajan poco. Unos simples blogueros, independientes y que dependen de otras fuentes de ingresos, les comemos la tostada.
 

Oriolt

... cuando Ramon Batlle anda "suelto".

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Un pelotazo inmobiliario que iba a perpetrar

Ramon Batlle, ecónomo de facto del obispado, propuso oficialmente en 2014 al Ayuntamiento de Mataró la recalificación urbanística de la Llar Cabanelles de Mataró para hacer posible un pelotazo inmobiliario que hubiera tenido dramáticas consecuencias para la diócesis. 

¿Que es la Llar Cabanelles? 

La Llar Cabanelles es un gran edificio construido en 1874 de 4.352 m2 edificados en una finca de 14.325 m2 situada en pleno centro de Mataró y que fue asilo de ancianos pobres desde su fundación en 1874 hasta al año 2000.

La voluntad testamentaria del indiano Anton Cabanellas fue la de poner todos sus bienes al servicio de los pobres de Mataró y que esta acción social fuera puesta bajo la administración y supervisión perpetua del párroco de Santa Maria de Mataró como marmessor (albacea). Fruto de la concreción de su voluntad fue esta magna obra católico-benéfica que estuvo regida en su día a día por las Hermanitas de los Pobres de 1874 a 1981.

¿Que propuso el anterior párroco Joan Barat?

Cerrado el complejo asistencial en 2000, la propuesta de Joan Barat fue la de ceder la Llar Cabanelles al Consorcio Sanitario del Maresme –hoy intervenido por la Generalitat por quiebra-, para que convirtiera el inmueble en Hospital de Salud Mental. Barat no puso ningún inconveniente a que la Iglesia no tuviera ningún papel en el día a día de la casa y aceptó la desacralización de la hermosa iglesia neogótica del antiguo asilo (todo él catalogado como Patrimonio Histórico-Artístico). Espacio, el de la Iglesia, que así podría utilizarse para otros menesteres. En ella se celebró Misa dominical de 1874 a 2000.

El coste de la adaptación a Hospital Psiquiátrico y la llegada de la crisis puso en stand-by el proyecto. Finalmente, la llegada de Joan Mora a la alcaldía de Mataró en 2011 puso fin al despropósito. Mora rescindió todo contrato y compromiso y devolvió al párroco la plena disponibilidad del edificio. El contador de las oportunidades para poder convertir la Llar Cabanelles en un centro católico-social-benéfico volvía a cero después de la pesadilla Barat. 

La propuesta Batlle 

El párroco de Santa Maria, el llamado “Segis”, delegó en Ramon Batlle –hasta este verano su vicario- todo el trabajo de buscar una salida a la Llar Cabanelles. Ramon Batlle presentó en mayo de 2014 una propuesta al alcalde de Mataró, en la que pedía la recalificación urbanística del suelo de la finca (de zona d’equipament a urbano residencial) paso previo y condición necesaria para su propuesta: la construcción de 12.838 m2 en el interior de la finca. La propuesta Batlle comprendía la construcción de cinco grandes edificios en el interior de la finca, verdadero pulmón verde de una de las zonas mas densificadas de la ciudad. Los cinco edificios situaban dos detrás de la Llar (uno de planta baja mas dos pisos y otro de planta baja mas dos/tres pisos); uno tercero de planta baja mas un piso; un cuarto de planta baja mas dos pisos dedicado a viviendas -delante del edificio histórico de la Llar de 1874 que hubiera desgraciado el parque delantero y toda visión harmónica del conjunto-; y una torre de apartamentos de planta baja y SEIS pisos. 

Los locales de Sant Josep del carrer d’en Moles debían entrar en el juego 

Batlle, conocedor de la calificación urbanística de toda la finca de Llar Cabanellas como zona d’equipament, ofreció los edificios de la parroquia de Sant Josep –de la cual es también párroco Segismundo Garcia- que dan a la calle d’en Moles a cambio.  Es decir, ofreció pasar la recalificación de dichas casas del carrer d’en Moles de urbano residencial (su actual calificación) a equipament para salvar el escollo de recalificar La Llar Cabanelles d’equipament a suelo residencial. Cuando se recalifica una zona de equipament a residencial, el propietario debe ofrecer un número equivalente de metros cuadrados de suelo residencial que pasará a equipament para cumplir así la legislación que salvaguarda que la ciudad en su conjunto no aminore su dotación de suelo d’equipament.

Batlle y Segis no informaron de sus pretensiones a la comisión económica (llamada de locales) de la parroquia de Sant Josep como así pudo contrastarse con posterioridad. 

Los peligros de la propuesta Batlle 

Los planes de Batlle y Segis alarmaron de inmediato al alcalde y equipo de Gobierno del Ayuntamiento local que decidió negarse ipso facto y rotundamente a seguir lo que significaba, entre muchas otras cosas, la destrucción de la Llar Cabanelles como pulmón verde dentro de una zona muy densificada.

La propuesta tenía además otros graves problemas de planteamiento. Batlle y Segis jugaban al “Inmobiliario”, es decir a obtener plusvalías (en E.4 y E.5) que permitieran la construcción de los otros tres nuevos edificios (los E2, E3.1 i E3.2), que pensaban destinar a almacenes, y la rehabilitación de todo el edificio antiguo (E1). Todo ello en plena crisis y derrumbe del sector inmobiliario, en una ciudad donde los precios de la vivienda han bajado un 50% de promedio (datos contrastables). Batlle y Segis pensaban jugar al juego de la lechera y a través de un verdadero pelotazo arreglar de un plumazo el “problema” Cabanelles.

Todo ello fue animado por un bufete de arquitectos que les interesaba, en plena crisis, trabajar y por tanto interesados en tirar el proyecto adelante. La viabilidad económica del proyecto es un aspecto que preocupa al promotor no al bufete de arquitectos pues ellos cobran por los planos, no por las ventas. Mas de uno salió de la reunión con los pelos de punta.

De haber conseguido la recalificación urbanística pedida y financiación bancaria como promotores, el obispado se hubiera visto bajo el mas que probable escenario de la Llar Cabanellas (u otro finca equivalente) puesta  como garantía hipotecaria del préstamo para financiar las obras de construcción. Unos pisos que de no venderse, habrían supuesto la ejecución bancaria de la garantía. Todo bajo las entelequias de un Batlle desprovisto de un estudio solvente de viabilidad sobre la rentabilidad de la operación y del escenario inmobiliario que sufre la ciudad. 

Una contrapropuesta alternativa que Batlle se negó ni a plantear 

Algunos feligreses, informados y alarmados de los planes de Batlle y “Segis” se preguntaron si no habría otra solución mas meditada que conciliara el uso fundacional benéfico de la Llar Cabanelles con una acción social directa de la Iglesia y que no fuera tan agresiva con el vecindario en materia de edificabilidad y destrucción de la belleza y encanto de la finca.

En esta línea propusieron a Batlle hacer un esfuerzo de recapacitación para plantear la viabilidad de ofrecer la Llar Cabanelles al servicio de nueva fundación en la ciudad de una congregación religiosa nueva. Sabedores de los intentos de Batlle de llamar a las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará para vivir en la casa parroquial antigua de Santa María y de destinarlas a la limpieza de la Basílica, propusieron a Batlle si no seria mejor ofrecerles la Llar Cabanelles, pues dicho instituto en plena expansión en España no dispone de ninguna gran casa para noviciado o para realizar su labor pastoral con las familias (convivencias, recesos…).

La contrapropuesta significaba desposeerse de prejuicios de tipo “progresista” contra estas nuevas congregaciones, poner en valor la historia de la propia Llar y la importancia de que allí se continuara ejerciendo la caridad de forma directa por la Iglesia misma. Estudiar fórmulas mixtas que compaginaran la acción benéfica dentro del propio edificio con la presencia viva de una comunidad religiosa orante dentro del mismo establecimiento. Buscar una fórmula a la vez imaginativa y apostólica. ¡Que mayor regalo para los vecinos, para la Iglesia local y para toda Mataró que un lugar de oración, acción benéfica y oasis de paz en el medio de la ciudad!

No cabe decir que la contrapropuesta ni fue estudiada. Demasiadas dimensiones para un hombre de “empresa” como Batlle. 

Hermetismo, impunidad, falta de transparencia, apropiación personal de toda la problemática económica de los grandes temas eclesiales locales apartando a personas que podrían dar buen consejo, nula sensibilidad para elevar el plano de análisis a categorías no solo materiales, opacidad, yo me lo guiso yo me lo como, peligrosos cambalaches en la recámara con otros proyectos, propensión al cuento de la lechera, peligro en suma de un señor que no se entiende no ya como fue aceptado en Barcelona después de su expulsión del seminario de Urgell, sino como se le confió un asunto tan delicado como las finanzas diocesanas. Seria muy necesario una auditoria completa e independiente sobre las gestiones realizadas por este personaje a lo largo de los años en que ha estado al frente de su cargo. Sus hermanos sacerdotes y los feligreses lo reclaman. 

Un pequeño grupo de feligreses de Mataró sin instancias de defensa

Los obispos "setentones" de Francisco

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Ante la inminente llegada de Don Juan José Omella a Barcelona, se confirma un dato que no puede pasar desapercibido, y es la edad de los hombres fuertes de la Iglesia en España, todos ellos se mueven alrededor de los 70 años, por tanto con unos pontificados cortos por delante en sus diócesis o en sus cargos. Hasta hace pocos años se consideraba que cuando un obispo era nombrado para una diócesis con esa edad, era para iniciar un simple periodo de transición, porque para hacer cosas importantes hace falta un pontificado mucho más largo, pero todos los últimos nombramientos de Su Santidad el Papa Francisco para España están sobre esa edad.

Empezando por el actual cabeza visible de la Iglesia Española (aunque muy poco visible), S.E.R. Don Ricardo Blázquez, que este mismo año ha sido creado cardenal y que en estos momentos tiene 72 años, y que fue elegido el año pasado para presidir la Conferencia Episcopal.  El otro cardenal español en activo, con muy importantes cargos eclesiales en su historial es S.E.R. el cardenal Antonio Cañizares, que cuenta con 70 años, y que es el actual arzobispo de Valencia, nombrado para ese puesto desde hace tan sólo un año.

Las dos más grandes diócesis españolas van a estar regidas también por dos arzobispos setentones (en breve probablemente cardenales), en Madrid, Don Carlos Osoro, substituyó el año pasado a S.E.R. el cardenal Antonio María Rouco. Ahora tiene 70 años y además es vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española. En Barcelona, Don Juan José Omella llegaría con 69 y cumpliría los 70 el 21 de abril de 2016. Y siguiendo con otras diócesis importantes encontramos la de Zaragoza, en la que Don Vicente Jiménez, ya con 72 años es su actual titular y fue nombrado para la capital aragonesa en diciembre del año pasado. El nombramiento más reciente, esta semana pasada, es el de Don Fidel Herráez como arzobispo de Burgos con 71 años.

Da toda la sensación que al Santo Padre no le importan estos pontificados cortos, lo que muchos han leído como una confirmación de que su permanencia en la silla de Pedro tampoco va a ser larga, (el mes que viene cumple 79 años) es decir como una forma de no comprometer a su sucesor, para que pueda hacer los nombramientos importantes para la Iglesia Española, es decir de más larga duración, alguien que regente el papado también con un largo pontificado.

Por lo que se refiere a Barcelona, este dato no es excesivamente optimista, ya que en otras diócesis un pontificado corto no afecta negativamente a las mismas, pero en la nuestra, dada la situación en que nos encontramos tras el pontificado de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, nos convendría alguien que estuviera dispuesto a dar un giro radical a la lamentable situación eclesial actual. Ese no va ser Don Juan José, por muy bien que lo haga, sino en todo caso su sucesor. Y la delicada situación en que se encuentra la archidiócesis requeriría de medidas urgentes, de alguien que quisiera complicarse la vida, porque tiene mucho tiempo por delante para una importante reforma.

Tiempo tendremos de analizar las decisiones del próximo arzobispo de Barcelona, esperemos que sean acertadas y en la buena dirección, pero de momento el dato de su edad adelanta un pontificado corto, después de los 18 años de Jubany, los 14 de Carles y los 11 de Sistach. El último pontificado corto fue el de Don Marcelo, tan sólo cuatro años, aunque no por la edad, sino por las protestas del nacional-progresismo. Como ya he dicho en otras ocasiones, allí empezaron todos nuestros males.

Antoninus Pius

El día de San Severo

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o cuando obispo católico es sinónimo de martirio
Martirio de San Severo (izquierda). Don Juan José Omella, en la procesión patronal
La intervención arqueológica llevada a cabo el año 2012 en la Basílica de los Santos Justo y Pastor por Irene Gibrat y Julia Beltrán, y que se centró en la actual sacristía de la iglesia gótica, permitió sacar a la luz un elemento muy trascendental: parte de una piscina bautismal que debió tener planta de cruz. El descubrimiento posee una especial importancia, pues ha de vincularse a la presencia de un obispo, ya que en la antigüedad tardía, el bautismo estaba reservado únicamente a los obispos: lo administraban únicamente una vez al año (en Pascua en Roma, en Navidad en Hispania). Sabiendo, como está sobradamente documentado, que la basílica principal y su baptisterio, así como la iglesia martirial, el palacio episcopal y el condal-visigodo se localizan bajo la actual catedral, no existirían dudas de que este núcleo episcopal debajo de la actual basílica de los SS. Just i Pastor constituiría el centro del culto católico de la ciudad, en contraposición al oficial culto arriano de los visigodos invasores.
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Gala Placidia y Ataúlfo
Recordemos que desde el año 415 (cuando Ataúlfo y Gala Placidia establecen su corte en Barcelona y fundan el reino godo de Hispania, unidad política independiente de Roma), comienza un periodo de convivencia no siempre fácil y pacífica entre la población hispanorromana local (católica) y los recién llegados godos (arrianos). Existe documentación escrita sobre la dualidad de culto cristiano (católico y arriano) en Bárcino, existiendo pues dos núcleos episcopales. Podemos plantear pues de manera clara, que cuando los visigodos se instalaron en la ciudad ocuparon el antiguo núcleo episcopal que estaba en el ángulo norte cercano a la muralla,  bajo la catedral actual; y que los católicos fueron desplazados a “Sts. Just i Pastor” donde ya existiría una primera iglesia dedicada a los santos hermanos mártires complutenses. Este núcleo episcopal católico era más pequeño y de menor peso en la Bárcino oficial. Además de la piscina bautismal, poseemos dos capiteles visigóticos reutilizados como pilas de agua bendita y fragmentos de dos sarcófagos de mármol procedentes de la isla de Proconeso (la actual Mármara Adasi)  que procede de los talleres de Roma: elementos funerarios nobles, destinados únicamente a personajes notables que eran los únicos que podían enterrarse intramuros. Debieron escoger ese lugar por su cercanía a las reliquias que de bien cierto albergaría la iglesia del siglo VI, edificada sin duda sobre los restos de otra paleocristiana.
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La piscina bautismal
Visitando el conjunto, se puede contemplar a través de un vidrio en el suelo de la actual basílica, el ábside lateral de la cabecera triabsidial de la basílica del siglo VI, hallado por los arqueólogos en las excavaciones de 2013. En el nivel inferior se conserva la cripta ('confessio') de un personaje destacado vinculado a la comunidad cristiana del momento; así como una pequeña ventana (fenestella confessionis) desde la cual los fieles podían orar mirando el interior de la cripta soterrada.
La parte central del ábside, donde se encontraba el altar, quedaba enmarcada por el arco triunfal, que descansaba sobre dos grandes columnas. Este hallazgo permite a los expertos comenzar a dibujar la planta de este antiguo templo de culto católico, que se situaría en sentido transversal a la actual iglesia gótica. La coexistencia de dos obispados en la Barcelona del siglo VI es algo insólito por cuanto sólo se tiene constancia arqueológica de un ejemplo idéntico en Rávena (Italia).
La Bárcino hispanorromana católica con su basílica en SS. Justo y Pastor
 En el siglo VI se celebraron seis concilios en la Tarraconense, dos de ellos en Barcelona, el primero en el año 540, siendo obispo Nebridio y que justamente tuvo lugar muy probablemente en esta iglesia dedicada a los santos Justo y Pastor. Estos dos concilios barcinonenses nos muestran ya una cierta tolerancia y buena convivencia entre arrianos y católicos, que quizás estuvo  o precedida o seguida de un periodo de persecución contra la comunidad católica hispanorromana.
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Bárcino siglo I
La inexistencia de documentación histórica sobre el obispo y mártir  San Severo de Barcelona, encuadrado hagiográficamente de manera muy tardía bajo la persecución de Diocleciano de inicios del siglo IV, nos haría ahora resituarlo no bajo la persecución pagana llevada a cabo por su procurador Daciano en la Bárcino del siglo IV, sino durante el periodo que va desde el arribo de los visigodos en el 415 (Ataúlfo) hasta la conversión de éstos al catolicismo en el 589. Recordemos que Barcelona fue sede regia de los reyes Gesaleico, Teudis y Teudiselo foco de poder por tanto, y consiguientemente de tensión política (no es de extrañar que también religiosa) bajo sus reinados. Recordemos las tensiones políticas del final del reinado de Leovigildo, cuando el rey suevo Miro queriendo ayudar a los católicos apoya en principio al príncipe San Hermenegildo, educado católicamente por San Leandro en Sevilla; pero que luego se desdice restableciendo su amistad con Leovigildo. Hermenegildo se refugiará entonces en una iglesia en Córdoba el año 584, al cual su hermano Recaredo, en nombre de su padre el rey, le ofrece conservar su vida a cambio de entregarse. Una vez arrestado fue trasladado a Sevilla y posteriormente a Valencia. El rey de los francos, hermano de su esposa, quiso ayudarle invadiendo la Galia Narbonense. Ante esto, Hermenegildo huye de la cárcel para unirse al ejército franco; pero es apresado y será encarcelado en Tarragona, donde será martirizado por negarse a recibir la comunión de manos de un sacerdote arriano, el 13 de abril del año 585. Cuatro años más tarde, Recaredo abjurará del arrianismo en el III Concilio de Toledo. Era el 8 de mayo.
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Restos arqueológicos de Bárcino
Son claros, pues, los datos de la existencia de dos comunidades: una auténticamente católica y otra herético-arriana de carácter oficialista. Y es evidente también la consiguiente tensión religiosa y política.  De todo ello dan testimonio tanto los datos arqueológicos como la hagiografía y la tradición cristiana. Nuestra mirada pone su atención en la íntima unión entre el ministerio episcopal y el testimonio martirial en aquella comunidad cristiana de los siglos V-VI.
Hoy, día 6 de noviembre, se celebra la fiesta del santo obispo y mártir Severo de Barcelona. Su cabeza, según la tradición, fue atravesada por uno o tres clavos que acabaron gloriosamente con su vida, allí en el Castrum Octavianum (hoy St. Cugat del Vallès).
En ésta efemérides Don Juan José Omella será nombrado Arzobispo de esta ciudad y sede episcopal. Va a encontrarse con una comunidad sólo “oficialmente” unida. La existencia de un catolicismo de resistencia, martirialmente (es decir testimonial y confesionalmente) marginado, es innegable. La pax sistachiana fue sólo apariencia. Este catolicismo es el heredero de unas raíces históricas gloriosas, y puede ser pujante y hacer recuperar el impulso que tuvo el catolicismo en nuestra tierra. Ha de ser la Nueva Evangelización a la que a la cabeza deberá ir don Juanjo. ¡Esté atento con los clavos en ella!
Existe un clero y un laicado “germinante”  y ansioso de encontrar en él un auténtico padre, un maestro, un  pastor y guía de su fe y  su compromiso apostólico. Para todo ello nos tendrá a su disposición. Todo el largo relato histórico de este artículo sólo tenía como objetivo concienciar a todos de la labor y la responsabilidad que recae sobre nuestras espaldas y nuestra conciencia. Nos miran los siglos, nos observan los mártires. Estos, afortunadamente, también pueden ser nuestros mayores ejemplos y valedores.
¡Bien venido don Juan José  a Bárcino, nuestra Ciudad y Diócesis!

Prudentius de Bárcino

La Glosa Dominical de Germinans

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Reflexión a modo de notas hacia dónde nos orienta la liturgia del domingo
LA VOCACIÓN CRISTIANA: EXPERIENCIA, COMPROMISO Y CAMINO FRATERNO
El tema de la vocación centra en este domingo XXXII del tiempo ordinario. Las tres lecturas nos dicen lo que es una vocación (una llamada de Dios) y las consecuencias que ello conlleva en la vida de quien es llamado.
La primera lectura es el famoso pasaje de la llamada de Samuel. Este joven tiene un nombre que en arameo significa “el Señorha escuchado" (como su madre dice en 1 Samuel 02:20)
De hecho, Ana no puede tener hijos y  había hecho una promesa a Dios: caso de darle un hijo, ese niño lo ofrecería al Señor por todos los días de su vida. A primera vista parecería que Samuel fue condicionado a una vocación, y por lo tanto ésta no sería auténtica: la madre lo acompaña al templo y lo deja allí, confiándolo al cuidado del sacerdote Elí. Ana se comporta como aquellas madres que acompañaron a su hijo al Seminario, con la esperanza de que se convierta en sacerdote. Una noche, sin embargo, lo inesperado sucede: el Señor llama a Samuel realmente.
La primera lectura nos dice que se trata de una llamada genuina (es el Señor que lo llama a él y no a los demás), clara (Samuel es llamado por su nombre), persistente (la llamada se repitió tres veces) y bien establecida en la presencia de Dios al lado del chico ("Vino luego Yahveh  y se paró junto a él"). Samuel fue llamado a convertirse en un gran profeta y tendrá que ejercer su vocación profética, por primera vez, paradójicamente, reemplazando al sacerdote que le ayudó a responder a su llamada.
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Samuel y Elí
Entendemos entonces que la vocación es una llamada que cuenta con el mismo Dios, misteriosamente despertado, puesto en duda de una manera muy personal, que necesita la ayuda de alguien (más) para servir como mediador y apoyo, requiere generosidad en escuchar lo que Dios dice (a veces puede ser algo difícil o desafiante). Curiosamente, el sacerdote que actúa como mediador no es perfecto, ni mucho menos. Pero Dios lo usa tal como es, para ayudar a Samuel  en el proceso de discernimiento.
La primera lectura, en esencia, nos ofrece lo básico para entender qué es una vocación, cómo se hace, cómo se descubre y cómo hay que corresponderla.  En la segunda lectura se nos dice cuáles son las consecuencias de una vocación. Se nos dice que los cristianos somos "el templo del Espíritu Santo que está en nosotros y que hemos recibido de Dios."
Aquí ya no se dice que Dios "viene y hace una pausa" durante unos minutos. Dice algo más: "Dios está con nosotros" de manera permanente y continua. Se trata de un paso más allá: la venida de Cristo en una carne en todo como la nuestra - excepto en el pecado-: y eso es la consecuencia de haber sido comprados a un alto precio; por eso "ya no nos pertenecemos a nosotros mismos." Esta es la gran vocación de todo cristiano: la vocación bautismal, por la que Dios habita en nosotros, habla en nosotros (si nos esforzamos por escuchar su voz) y nos orienta hacia elecciones exigentes, a través de la conciencia  iluminada por la Gracia.
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Conversión y Vocación de San Pablo
El descubrimiento de tener esta maravillosa vocación (tener a Dios que ha puesto su morada en nosotros) conlleva consecuencias importantes y difíciles: nuestro cuerpo es "para el Señor", nuestra persona es "el templo del Espíritu Santo" (segunda lectura).
En comparación con la primera lectura vemos una interiorización de la vocación: antes Dios llamaba "desde fuera", ahora llama "desde dentro", por medio de su Espíritu que habita en nosotros y gimiendo con "gemidos inefables" (cf. Rom. 8:26). La vocación cristiana es, por lo tanto, una llamada a la santidad, a la pureza, a ser irreprochables por el amor. No es sólo algo que ocurre una vez en la vida, un episodio, por muy hermoso que sea. Es más bien un camino que se construye cada día, un compromiso al que debemos “corresponder” cada día, hasta la venida del Señor.
San Pablo resume esta vocación cristiana con palabras fuertes y claras: "Hermanos: Todo lo que es su espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tesalonicenses 5:23 El llamamiento de Dios (es decir Dios que llama), a través del Espíritu Santo que habita en nosotros, tiene como objetivo unirnos a Cristo: "El que se une al Señor es un espíritu con él". No se trata pues de  hacer algo, sino de ser de una determinada manera, reproduciendo en nosotros el semblante del Maestro, en la imitación constante de su persona, hasta el punto de unirnos completamente a Él. 
El Evangelio nos revela un aspecto adicional e importante de la vocación; la dimensión comunitaria.No es una vocación puramente individual. Incluso aquellos que están llamados a vivir la vida en la soledad, el aislamiento, el total desapego del mundo, no están fuera de la dimensión comunitaria. Ellos también están en la Iglesia y al servicio de la Iglesia, a través de la intercesión continua y comunión fraterna en la caridad.
Necesitamos cristianos que sean como Juan el Bautista, capaces de señalar con el dedo a Jesús y exclamar: "¡He aquí el Cordero de Dios".
Los dos discípulos de Juan el Bautista, frente a su capacidad de ser testigos del amor de Cristo, al escucharle siguieron a Jesús.
El Evangelio, por tanto, nos habla de la importancia de la comunidad, a la hora de descubrir la vocación y seguirla. El testimonio convincente del que ya se ha llamado a  vivir la belleza y la alegría de un encuentro personal con Cristo, se convierte en señal luminosa capaz de despertar en otros el deseo de seguirle. Es lo que sucede con los discípulos de Juan, “tocados” por su palabra. Igual que Pedro, contagiado por el entusiasmo de su hermano Andrés.
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La vocación es gracia que late en la Iglesia, que pasa por el testimonio coherente y generoso de los que ya viven la belleza de un encuentro íntimo y real con el Señor. Aquí también, la dimensión personal es esencial: "Y fueron  y vieron dónde vivía Jesús y ese día se quedaron con él." Es una experiencia tangible, única e inolvidable. El evangelista Juan, que según la tradición antigua tuvo una vida muy larga, cuando escribió el Evangelio todavía recordaba el momento de su primer encuentro con Jesús: "Eran como las cuatro de la tarde." Las décadas pasan, pero la memoria viva de un momento personal se imprime en el corazón, nutre la esperanza y la alegría, y también despierta en los demás el deseo de compartir la misma gracia.
C:\Users\FRANSESC\Desktop\imagen96810642.jpgTambién nosotros hemos sido llamados por el bautismo a vivir la nueva vida de cristianos. Para alimentar esta vocación necesitamos, junto a nosotros, la presencia del Señor, como Samuel. Hemos de comprometernos a convertir esta llamada en un estilo de vida coherente como hizo san Pablo. Deseamos testimoniar a los demás la belleza de esta llamada, como el Bautista y Andrés, involucrando a otros, convirtiéndonos en testigos.
En estos tres planos: la cercanía del Señor, la “vida buena” del Evangelio y el testimonio valiente en la comunidad. Sobre estos cimientos se construye el futuro de la Iglesia,  de la que todos estamos llamados a formar parte.
 Fr. Tomás M. Sanguinetti

La Glosa dominical de Germinans

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Por un error de nuestro colaborador Fr. Tomás M. Sanguinetti, que nos ha enviado una Glosa Dominical que no es de este domingo, publicamos el comentario sobre la liturgia dominical que el Papa Benedicto XVI, realizó el 11 de noviembre de 2012 en el rezo del Angelus.

La Liturgia de la Palabra de este domingo nos ofrece como modelos de fe las figuras de dos viudas. Nos las presenta en paralelo: una en el Primer Libro de los Reyes (17, 10-16), la otra en el Evangelio de San Marcos (12, 41-44). Ambas mujeres son muy pobres, y precisamente en tal condición demuestran una gran fe en Dios. La primera aparece en el ciclo de los relatos sobre el profeta Elías, quien, durante un tiempo de carestía, recibe del Señor la orden de ir a la zona de Sidón, por lo tanto fuera de Israel, en territorio pagano. Allí encuentra a esta viuda y le pide agua para beber y un poco de pan. La mujer objeta que sólo le queda un puñado de harina y unas gotas de aceite, pero, puesto que el profeta insiste y le promete que, si le escucha, no faltarán harina y aceite, accede y se ve recompensada. A la segunda viuda, la del Evangelio, la distingue Jesús en el templo de Jerusalén, precisamente junto al tesoro, donde la gente depositaba las ofrendas. Jesús ve que esta mujer pone dos moneditas en el tesoro; entonces llama a los discípulos y explica que su óbolo es más grande que el de los ricos, porque, mientras que estos dan de lo que les sobra, la viuda dio «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12, 44).

De estos dos episodios bíblicos, sabiamente situados en paralelo, se puede sacar una preciosa enseñanza sobre la fe, que se presenta como la actitud interior de quien construye la propia vida en Dios, sobre su Palabra, y confía totalmente en Él. La condición de viuda, en la antigüedad, constituía de por sí una condición de grave necesidad. Por ello, en la Biblia, las viudas y los huérfanos son personas que Dios cuida de forma especial: han perdido el apoyo terreno, pero Dios sigue siendo su Esposo, su Padre. Sin embargo, la Escritura dice que la condición objetiva de necesidad, en este caso el hecho de ser viuda, no es suficiente: Dios pide siempre nuestra libre adhesión de fe, que se expresa en el amor a Él y al prójimo. Nadie es tan pobre que no pueda dar algo. Y, en efecto, nuestras viudas de hoy demuestran su fe realizando un gesto de caridad: una hacia el profeta y la otra dando una limosna. De este modo demuestran la unidad inseparable entre fe y caridad, así como entre el amor a Dios y el amor al prójimo —como nos recordaba el Evangelio el domingo pasado—. El Papa san León Magno, cuya memoria celebramos ayer, afirma: «Sobre la balanza de la justicia divina no se pesa la cantidad de los dones, sino el peso de los corazones. La viuda del Evangelio depositó en el tesoro del templo dos monedas de poco valor y superó los dones de todos los ricos. Ningún gesto de bondad carece de sentido delante de Dios, ninguna misericordia permanece sin fruto» (Sermo de jejunio dec. mens., 90, 3).

La Virgen María es ejemplo perfecto de quien se entrega totalmente confiando en Dios. Con esta fe ella dijo su «Heme aquí» al Ángel y acogió la voluntad del Señor. Que María nos ayude también a cada uno de nosotros,  a reforzar la confianza en Dios y en su Palabra.

En el peor momento, lo mejor para Cataluña, Barcelona en lo mismo.

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Ya se apresuran los comentaristas eclesiales, subvencionados y aprobados por los dominadores de Curia, a justificar y comprender el tan ansiado y ya llegado nombramiento para la sede episcopal barcelonesa. Que si Mons. Omella tiene una gran sensibilidad social, que si habla catalán perfectamente, que si... poca cosa más. Pero Omella llega a Barcelona en el peor momento por lo que se refiere a la situación política catalana. Con las pretensiones independentistas descaradas mediante declaraciones insólitas y vivas institucionales a la República; con el culebrón tipo "Falcon Crest" al estilo Pujol; con la situación ciudadana y cultural en manos de los cachorros de la CUP gobernando directa o indirectamente en ciudades, barrios y comarcas; con los índices estadísticos en la mano que ponen en evidencia la cada vez más alarmante caída de la práctica y conciencia religiosa en Cataluña... con todo... ¡menuda "finezza"!

Si los entresijos vaticanos han deliberado durante años la sucesión, si el "lobby aragonés" (como le llama Llisterri) ahora resulta que come pasta cada día en Santa Marta, si el Papa se ha reservado este asunto en su humilde despacho personal... sea como sea... se han lucido. En pleno estallido social pre-revolucionario le pasan a Mons. Omella esta bomba en pleno "tic-tac". ¿O será la estrategia de Sistach, a modo de despedida, para decirnos que la paz termina con él?

Pero, sin duda, que sentar entre los miembros de la (errónea e ilegalmente dicha) "Conferencia Episcopal Tarraconense" a Omella es lo mejor para Cataluña. Es un puñetazo en pleno estómago a Novell y Pardo, es una colleja a Vives como clara víctima de las últimas voluntades de Carles y es una bofetada sonora y papal a todos los demás, independentistas o no. A unos por entregados al sistema, a otros por perros mudos a los que les da igual lo que pase en la finca. Ni que decir tiene que la primavera eclesial del Papa Francisco para nuestra tierra es algo semejante a las montañas de sal de Cardona que crecen a medida que la lluvia las erosiona. 

Los pasillos parlamentarios y políticos en los que la Iglesia ya no pinta casi nada andarán irritados no tanto por escuchar en catalán (las pocas veces que acudan a misa) "por nuestro obispo Juan José", si no por el desplante a una Iglesia local como la barcelonesa, por el monumental menosprecio papal a la realidad de "casa nostra", a la sede del "Cap i Casal de Catalunya".

Y, finalmente, el montaje delirante que deja el cardenal Sistach unificado en su persona (léase Sagrada Familia, congresos, grandes ciudades, sínodos, presentaciones de libros, ateneos, atrios, etc..); el espectáculo disperso y comatoso, desobediente y pasota de la pastoral y de la vida diocesana en general, auguran que el breve pontificado de Mons. Omella (a pesar de las prórrogas que decidirá o no el ya sucesor del Papa Francisco) será para Barcelona más de lo mismo. Es decir, ¿se va a complicar la vida Omella al final de su vida episcopal luchando contra viento y marea para renovar cargos, extirpar métodos, eliminar fósiles o levantar árboles caídos? ¿se arremangará los puños para abrir un montón de asuntos pendientes que en tan solo una semana habrán superado ya el entero pontificado de Calahorra? ¿O mejor aceptará y seguirá lo que le vayan diciendo los "expertos" y lo que le vayan regalando los favorables vientos romanos? 

Definitivamente, no tenemos solución. ¿Donde quedan ya los ridículos cánticos virolayescos del cardenal Bertone en Montserrat adulado por los mitrados de aquí? Al conocer la noticia, Bertone, en su tranquilo apartamento apartado, se habrá dicho a si mismo: "pobres catalanes, pobres catalanes". Y con razón. 

Justus ut Palma

La gran jugada del Papa

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http://3.bp.blogspot.com/-TJ6zdBxmfEk/VGEGvtta2qI/AAAAAAAAFrs/gnGXwwy8Oxw/s1600/omella.jpg 
Escribí hace casi un año que la designación de Omella como arzobispo barcelonés no produciría ningún rasgado de vestiduras en el nacional-progresismo eclesial catalán. ¡Anda que no son previsibles! ¡Si los conocemos de sobras! 

Me permito entresacar algunas líneas de aquel artículo, quasi-profético:

Una vez finalizado el subliminal proceso de encaje, no habría ninguna oposición relevante porque el nacional-progresismo eclesial vive en una auténtica luna de miel con el papa Francisco. Un bergogliano en Barcelona -y además catalano-parlante- no sería motivo de crítica. Cierto es que tenían otros candidatos como Vives o Taltavull, pero por distintas causas no han cuajado intramuros de la Residencia de Santa Marta. Si se cumple el vaticinio, Omella sería una designación directa del Papa, con absoluto desdén del proceso de ternas presentado. Y en estos momentos, la progresía no va a afear una decisión personalísima de Francisco.”

“No tardaría mucho, entonces, en empezar el proceso laudatorio con respecto a Omella. Le ensalzarán sus virtudes y soslayarán sus defectos hasta el extremo de presentarlo como un nuevo obispo Urquinaona; aquel prelado de finales del siglo XIX, natural de Cádiz, que cayó tan bien en Barcelona por defender los intereses proteccionistas de la industria catalana ante el gobierno central, lo cual propició que el Ayuntamiento le distinguiese en el nomenclátor de una de las plazas más céntricas y conocidas de la Ciudad Condal.”

Se ha cumplido mi pronóstico a la perfección. Ahora bien, detrás del nombramiento del prelado turolense se descubre una jugada maestra del papa Francisco. De una fineza y un maquiavelismo jesuítico impresionantes. Todavía siguen sin darse cuenta que al Papa le incomoda enormemente el nacionalismo catalán y la utilización de la Iglesia por parte del mismo, de tal guisa que no ha designado un obispo catalán en las tres ocasiones que ha tenido para ello. No sólo eso, sino que ha dejado la representación episcopal catalana en absoluto cuarto menguante. De los doce obispos de Cataluña (diez residenciales y dos auxiliares), sólo siete son catalanes. Y de esos siete, ¡sólo cuatro han salido de seminarios catalanes! Vives, Casanova, Pardo y Novell. De los otros tres, dos fueron ordenados en Toledo (Sáiz Meneses y Cristau) y uno (Pujol) en Madrid y por la Prelatura del Opus Dei.  

Nunca en la historia la representación de la Iglesia de Cataluña había sido tan exigua. Y esto ha ocurrido con un Papa renovador y aperturista. Un Papa al que no se atreven a reprochar nada. El Papa que menos ha promocionado a la cantera episcopal catalana. Con el agravante de que, hasta de aquí cuatro años en que presente su renuncia el arzobispo de Tarragona, no va a haber ningún cambio en el horizonte, salvo renuncia o fallecimiento. O designación de un catalán para una diócesis del resto de España, lo cual resultaría una noticia extraordinaria y beneficiosa para todos.

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P. Alfredo Rubio de Casterlenas,
fundador de la Casa de Santiago
Se ha venido cumpliendo todo lo que hemos venido anunciando desde este portal, frente a la indolencia desinformada de los medios de comunicación oficialistas. El 26 de diciembre, día de San Esteban, Don Juan José Omella (son tan respetuosos con él, que ni se han atrevido a llamarle Joan Josep) será ya nuestro arzobispo residencial. Tiempo habrá de examinar sus actuaciones y sus nombramientos, aunque, de entre los numerosos problemas que va a tener que abordar, su antecesor le ha dejado una patata caliente en las manos: el escándalo de la Casa de Santiago.

Conocemos que el arzobispo electo ha tenido una actuación decidida –incluso a veces excesiva (casos Gaztelueta, Épila)- con asuntos derivados de abusos sexuales por parte del clero. Ahora ha estallado  el escándalo de Nous Camins, con los curas barceloneses Andreo (ya fallecido), Salvans y Cané, del que tantas veces hemos informado en esta web. Nadie nos hizo caso y tampoco hicieron caso a Infovaticana cuando publicó una entrevista  con una de las víctimas que relataba que “el padre Cané abusó de mi hermana de 11 años”. Ahora han salido en tromba todos los medios, pero nadie debe olvidar que ese escándalo tiene un pecado original llamado “Casa de Santiago”. Y que ese baldón viene mancillando la diócesis desde tiempo ha. Con algunos de sus miembros en cargos de relevancia. Ahí sí esperamos mucho de Omella. 

Oriolt

Omella apoya la devolución a Aragón de los bienes de la Franja

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Si alguien se pensaba que Don Juan José Omella, se convertiría rápidamente en un catalanista, como consecuencia de su nuevo destino en Barcelona, es que le conocían muy poco. Ese chaqueterismo ha sido abundante en obispos valencianos aterrizados en Cataluña (con la excepción de Don Ricardo) y también en el menorquín Don Sebastià Taltavull, que en Catalunya Ràdio se mostró partidario de apoyar la independencia de Cataluña si esta era la voluntad del pueblo catalán. 

Pero Don Juan José, por mucho que algunos se empeñen en decir que es de la "Franja", es un maño por todos los costados. Que además ya se había pronunciado sobre este tema y por tanto como buen aragonés se va a mantener en sus trece, es decir, se ha reafirmado en lo que ya dijo cuando fue obispo de Barbastro-Monzón, y es que los bienes de la Franja deben ser devueltos a Aragón, tal como mandan las resoluciones y sentencias que claramente ya ha manifestado la Santa Iglesia Católica.
Omella no va a renegar de sus orígenes
El arzobispo electo de Barcelona no va a traicionar sus orígenes, tampoco su palabra dada, y sobre todo a las personas que han intercedido por él, para que llegara a tan alto cargo eclesial y que todas ellas están escandalizadas por la actitud de algunos obispos leridanos y del nacional-catolicismo catalán, negándose a entregar lo que no es suyo. El primero de ellos el Secretario de Estado de la Santa Sede, S.E.R. el cardenal Pietro Parolin, que ya intervino en el conflicto cuando el de Cretas estaba en Barbastro, sin olvidarnos de otro turolense, tan influyente en Roma y en el Santo Padre, como S.E.R. el cardenal Santos Abril Castelló.

Las palabras de nuestro arzobispo preconizado son un mazazo muy grande para el nacional-progresismo catalán, que ha intentado ocultar su desengaño por no ser el obispo deseado, con el hecho de que Omella habla catalán y tiene una gran sensibilidad social, porque en el fondo estas dos cuestiones les importan un pimiento. También Don Ricardo hablaba catalán y lo martirizaron. Lo que estos sectores querían en un obispo como el copríncipe o como Taltavull, es que fuera más valiente que Sistach en las cuestiones nacionalistas y que mantuviera o mejorara la presencia del progresismo en el gobierno diocesano, es decir que viniera de donde viniera, fuera dels nostres (de los nuestros)

Don Juan José les ha dejado claro que de lo del nacionalismo ya se pueden olvidar, y que por mucho que desde Ràdio Estel le quieran imponer el "Joan Josep", él va a firmar siempre como Juan José, algo que ni siquiera hizo Don Ricardo, que rápidamente empezó a aparecer como Ricard Maria. Y ya se pueden ir haciendo la idea de que no va a ser un aragonés converso, sino un maño que seguirá siendo maño, eso sí, viviendo en Cataluña e intentando  integrarse como tantos catalanes venidos de fuera.

Además, atención con la afirmación de Don Juan José sobre el cumplimiento de las leyes eclesiásticas, si ese es el patrón que va a seguir para que se cumplan las normas de la Iglesia en una diócesis donde lo que impera es el incumplimiento, algunos van a sufrir de lo lindo, porque quizá el laisser faire, laisser passer de Jubany y Sistach, y en parte de Don Ricardo a lo mejor va a pasar a mejor vida.

Omella, junto a sus sucesores en la diócesis de Barbastro, 
Angel Pérez (izquierda) y Alfonso Milián (centro)
Y si el clero nacional-progresista quiere hacerle la de Don Marcelo, Don Narcís, Don Ricardo, o Don Lluís, es que no saben lo que es un maño. Es decir, que si creen que pueden intimidarlo e intentar obligarlo a hacer lo que él no quiere, se van a llevar un castañazo de grandes dimensiones. A Don Marcelo lo echaron, a Don Narcís le obligaron a hacer lo que ellos quisieron, a Don Ricardo le amargaron la vida viendo que no se plegaba a sus designios, y con Don Lluís consiguieron la llamada pax sistachiana, de la que tanto presume nuestro actual Administrador Apostólico, y que lógicamente significó ceder en muchas de las peticiones del progresismo. A éste que no le vayan con cuentos y amenazas, porque saldrán trasquilados.

Con todo esto no estoy diciendo que Don Juan José va a ser el obispo excepcional que necesita la diócesis de Barcelona, el tiempo dirá como resuelve las complejas cuestiones diocesanas, y nosotros como hemos hecho siempre alabaremos lo que haga bien y seremos críticos con lo que no nos parezca positivo. Ojalá, a pesar del corto pontificado que tiene por delante, su presencia entre nosotros signifique un cambio en positivo de la lamentable situación actual; su valentía al hablar de los bienes de la Franja demuestra que algunas cosas ya están cambiando.

Antoninus Pius

Es la hora del don de consejo

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Recibido el nombramiento, nuestro Obispo electo Juan José (así firma el saludo a sus nuevos diocesanos tanto en el texto en castellano como en el catalán) se encuentra ahora entre un administrador apostólico que se niega a serlo, un obispo auxiliar herido y un co-príncipe con fama de amigo. Veamos.

1. El "administrador" no ha comunicado oficialmente a los sacerdotes como ha de ser nombrado estos días en el canon de la celebración eucarística. En la primera misa después del nombramiento celebrada en la sagrada familia, con motivo del aniversario de la dedicación, el "administrador" no dijo palabra alguna sobre el nuevo Obispo. En la reunión de arciprestes y delegados, ya  después del nombramiento, el "administrador" entroniza al decrépito, crítico y parcial moralista Gaspar Mora como redactor de los temas sobre la familia dedicados a la formación para presbíteros. La ironía nos hace ser hoy más que nunca caritativos: la consigna, infantil y cansina, de que la diócesis es un tren imparable destapa, una vez más, que el maquinista jubilado va a presumir de su activismo y de sus logros hasta el último día.

2. El "herido", por su parte, ha mostrado sus dolencias a diestro y siniestro. Sabía lo que necesitaba la diócesis, conocía el bálsamo que la sanaría, tenía el remedio de escuchar a todos y de ser el buenazo que aseguraría la comunión y renovaría los lazos de servicio y cordialidad en el seno de la vida diocesana. Pero el maltrato recibido por parte de su titular ha sido de tal calibre que únicamente ha podido propagar su dolorida situación y engrasar el tren del que no tenía derecho ni a viajar de pie. El testimonio de comunión evangélica y apostólica entre los dos ha sido un espectáculo digno de la mejor comedia.

3. Y, finalmente, Vives sigue ahí. El conoce muy bien estos días primerizos por los que, en otro tiempo, consiguió el episcopado. Su don de consejo, prolífico y pegajoso, lo ejercerá por tierra, mar y aire.  El "co-príncipe" seguirá pendiente de los hilos del poder civil según soplen y permanecerá ambicioso como ballena hambrienta en la pecera política. El "co-príncipe" es y será persona entrometida, obsesivamente interesada por asuntos ajenos a él. Con su hábil palabrería populista es capaz de disimular hasta la náusea su falta de formación teológica y de caridad fraterna. Quien no abre las puertas a sus intromisiones es acusado de díscolo. Sus afectos y sus fobias son el pan suyo  de cada día. Celoso de sus propios celos, diseña batallas innecesarias en las que actúa, a la vez, como víctima y héroe.

Son días para ejercer el don de consejo. Pero ándese con cuidado Don Juan José. Hay un lema que muchos aplican a rajatabla: "Daré a entender lo contrario de lo que pienso". Volvamos a la ironía. ¡Gracias, Santo Padre por proveer la sede barcelonesa! ¡Gracias por evitar el carrerismo eclesiástico entre nosotros, por apostar por un estilo episcopal evangélico y pastoral, profético y martirial! ¡Gracias por regalarnos el rostro joven de una Iglesia pobre que se rejuvenece sin cesar con pastores santos! ¡Gracias por abrirnos un futuro sin doblez, liberado de apegos mundanos e ideologías que ciegan el alma de todo un pueblo! ¡Tendrá noticias de nosotros... y de la vitalidad de la Iglesia en Barcelona! 

Justus ut Palma

75º Aniversario de la Adoración Nocturna Femenina de Barcelona (ANFE)

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El sábado 7 de noviembre asistíamos a la celebración del 75 aniversario de la Adoración Nocturna Femenina de Barcelona con una solemne misa de acción de gracias, celebrada en la Basílica de la Mare de Déu de la Mercè. El celebrante fue mons. Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona; la hora, las 10.30 de la noche. Con él concelebraron 8 sacerdotes, que con su presencia quisieron resaltar el gran valor que le otorgan al callado apostolado de la adoración y del culto. Un apostolado que en vez de salir a la calle a encontrarse con los fieles, atrae a éstos por la fuerza y la belleza del culto. Atrae a los fieles hacia Dios Eucaristía.

Lo grande es que un movimiento laico cuyo objetivo único es el culto, en una forma tan recogida como la Adoración Eucarística, se haya mantenido en pie y vigoroso, al tiempo que decaía el culto oficial de la Iglesia desarrollado en la liturgia. Y digo forma recogida de culto laico porque las formas más ostentosas como las procesiones de Semana Santa, están creciendo también: y no es sorprendente que crezca esa forma de culto público en plena calle, porque su grandiosidad y espectacularidad les da una fuerza que es difícil que alcance el culto recluido en la iglesia. Ahí no llegan las cámaras de televisión.
El obispo Taltavull presidió la celebración
Fue realmente impresionante participar a esa hora en una basílica llena de fieles que de ningún modo hubiesen cabido en la Iglesia de ANFE en calle Aragón, que actualmente está cerrada al culto por las obras de restauración que en ella se realizan. Una actuación más para conmemorar estos 75 años de adoración nocturna femenina en Barcelona. 

Contribuyó en gran manera a la solemnidad de esta celebración, la Capella de Música Verge de Gràcia. Un nutrido coro que interpretó la misa gregoriana De Ángelis y varias piezas de polifonía. Pero es que en la alternancia entre coro y pueblo, el que cantaba era todo el pueblo, formado mayoritariamente por adoradores y adoradoras. Las había de toda España, porque decidieron celebrar en Barcelona el Pleno del Consejo Nacional de ANFE para solemnizar este 75º aniversario.
El sentido litúrgico de todas las personas que participan en la Adoración Nocturna tanto en el centro de la gran ciudad como arriba en el Tibidabo, es impresionante. Me impresionó, en efecto, escuchar a toda la basílica rezando y cantando. Son niveles de participación que calan en el alma. Es ahí donde se percibe como algo físico la fuerza de la oración. Los apuntados a la cosa ésa cuántica, seguro que serán capaces de visualizar cómo una oración así de potente es capaz de mover el mundo. Ése sí que es, en efecto, el más sólido punto de apoyo para hacer palanca y mover el mundo.
Un milagro tan grande nos alienta a no perder la fe en la fuerza de la Iglesia para resistir los embates del mundo. Y es precisamente callar ante el mundo pero cantando y orando ante Dios sin descanso (ése es el sentido de la Adoración Nocturna: no cesar ni de noche) una de las formas más eficaces de salvación: de los adoradores sin duda; pero también del mundo. Es la fuerza de la oración, que se percibe tan vivamente en el culto de los adoradores, acostumbrados como estamos a la oración tan atenuada del pueblo en nuestras iglesias.   
El obispo Taltavull y los sacerdotes concelebrantes arrodillados ante la Custodia
Entre los carismas que mueven a la Iglesia y que a través de ella consiguen mover el mundo, está el de la adoración. Hasta en las órdenes contemplativas hoy tan menguadas, se percibe un decaimiento del culto y de la oración: por eso impresiona tanto asistir a una celebración de un auténtico ejército de mujeres contemplativas como la de la pasada noche en la basílica de la Merced. Mujeres que ejercen a la vez el oficio de Marta y de María, cada una en su familia y en su trabajo; y que encuentran tiempo para la quietud del espíritu y para la oración.
En un tiempo tan rabiosamente pragmático, en el que nos afanamos y nos aceleramos sin saber hacia dónde, porque tenemos perdido el oriente, es alentador ver esta multitud de mujeres fuertes: tan fuertes que no las quebranta velar para entregarse a la oración y la adoración. Mulierem fortem quis inveniet, que dice el Eclesiastés. Una mujer fuerte, ¡quién la hallara! Pues ahí las tenemos, fuertes como rocas.
En medio de la decadencia y la trivialización del culto en la Iglesia, es un consuelo ver cómo resisten estas mujeres valientes de ANFE: ¡75 años! Y hemos de felicitarlas con gozo y felicitarnos también todos los que consideramos que ellas cubren el déficit de oración que padece la Iglesia, muchos de cuyos miembros se sienten justificados por considerar prioritaria la vorágine de la acción.  
Felicidades de todo corazón a ANFE y Dios quiera que puedan celebrar al menos otros 75 años.
Cesáreo Marítimo
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