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Fray Junípero Serra "el negrero"

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Cuando vi caer la estatua de Fray Junípero Serra en San Francisco, en las protestas anti-racistas posteriores a la muerte de Georges Floyd me acordé de las declaraciones de nuestra alcaldesa Ada Colau, justificando el cambio del nombre de la calle Almirante Cervera, por el del humorista provocador, indecente y atacante de la españolidad hasta extremos denunciables, Pepe Rubianes. Decía la podemita Colau que Cervera era un "facha", de risa para no llorar, la incultura de alguien que ha llegado al mando de la segunda ciudad más importante de España con unos conocimientos de parvulitos. El almirante no podía ser "facha" porque al fascismo aún le faltaba un siglo para nacer y además dentro de la política del momento a Cervera habría que catalogarlo más entre los liberales que entre los conservadores. El problema de ese populismo inculto, es que todos los militares son "fachas" como todos los curas son pederastas y todo los empresarios son despiadados opresores del proletariado, cuando algunos de ellos como el tan odiado por PODEMOS Amancio Ortega ha hecho más por España en tiempo de pandemia que todos ellos juntos.

El simplismo populista lleva a esos pobres incultos pero violentos seguidores a seguir unas directrices de odio y destrucción hacía todos aquellos tópicos que van alimentando en sus medios de comunicación y redes sociales. Porque hay que ser muy tonto y muy inculto para intentar cargarse estatuas y símbolos de personas que no vieron un negro en su vida, solo por alguna frase sacada de contexto. Porque ese es otro de los dramas de esta gente, no se puede juzgar la historia con los ojos del siglo XXI, a hechos que sucedieron muchos siglos anteriores, porque si escarbáramos en la historia probablemente encontraríamos antepasados de estos que tanto protestan que en generaciones pasadas hicieron verdaderas atrocidades.

El gobierno socialista-podemista, no se siente responsable de lo que hicieron hace cuatro días los chorizos de su partido en Andalucía, no estaban ellos nos dicen, no se puede acusar al padre de Pablo Iglesias de ser terrorista, lo fue del FRAP, porque era otro tiempo, no se puede atacar a ilustres socialistas y comunistas como Santiago Carrillo por crímenes crueles como el de Paracuellos, pero en cambio se hace memoria histórica para solo sacar los males del pasado de un lado, que evidentemente no es el suyo.

Cualquier historiador mínimamente culto y entendido, nos dirá la que la tarea que hizo la Iglesia en la colonización de América fue encomiable. Habrá algunas excepciones como en todo, pero los misioneros hicieron mucho para que se mantuviera la dignidad de los nativos y para que fueran tratados como personas y como hijos de Dios. Las misiones de los jesuitas, o las de los franciscanos, como las de Fray Junípero Serra, dieron una vida honrosa a muchos indios y negros, no se buscaba el beneficio económico, eran como lo que hoy se dice entidades sin ánimo de lucro,  lo que se buscaba era la educación, el aprendizaje de un trabajo u oficio y el prepararles para que fueran hombres y mujeres de provecho en el futuro, nada que ver con traficantes de esclavos, que solo buscaban enriquecerse a base de hacer negocio de vidas humanas, que para ellos no tenían ningún valor más que el económico.

Pero ya sabemos que hay leyendas negras de lo que hizo la Iglesia en aquellas circunstancias como también los gobernantes y responsables españoles de la colonización, todo para poder disimular las atrocidades que se hicieron en otros lugares, en nombre de culturas y religiones que no son la nuestra, una forma de utilizar aquello de "todos cometieron errores", sin contabilizar que unos a lo mejor hicieron 300 y los otros 30.

La Iglesia es uno de los blancos de este populismo inculto, el mismo que arrasó iglesias, patrimonio artístico, y vidas humanas de creyentes por el simple hecho de ir a misa, y que ahora algunos añoran con pintadas como "Arderéis como en el 36" o "la única Iglesia que ilumina es la que arde", o con nuevas fórmulas como es entrar mujeres desnudas en medio de los templos como la que fuera portavoz del ayuntamiento podemita de Madrid Rita Maeste.

Fray Junípero Serra, canonizado por el Papa Francisco, nada sospechoso de promocionar personas con un historial no propicio a los indígenas de América, no fue un "negrero", pero era religioso y eso ya lo hace malo para esta gente, preparó y dio "puestos de trabajo" a muchos de ellos, pero eso también lo ha hecho y lo siguen haciendo muchos honrados empresarios,  y los odian, solamente porque para la lucha de clases necesitan encontrar enemigos, aunque sean excelentes personas y defensores como nadie de la dignidad de todas las personas.

Francisco Fabra

La Glosa Dominical de Gérminans

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SEGUIR A CRISTO ES ACEPTAR LA CRUZ


San Pablo en su “Carta a los Romanos” no describe únicamente un rito sacramental: los gestos del rito son signo e iniciación a un estado de existencia bautismal. El cristiano prolonga, en cada momento de su vida, el significado y la realidad del bautismo, en el dinamismo pascual de muerte-resurrección. Morimos en cada momento, al pecado, al egoísmo, a la carne, al hombre viejo, para resurgir a la vida nueva de amor y gracia, al Espíritu, al hombre nuevo. En la base de la existencia cristiana existe pues una tensión dialéctica, un conflicto entre el sí a las exigencias de la gracia, a las continuas llamadas del Espíritu, y un no a las seducciones de la carne, al peso del egoísmo y la pereza. Y todo esto es cruz. Tomar la cruz, obrar dolorosos alejamientos, perder la propia vida son sinónimos de muerte al pecado y de apertura a las llamadas de la gracia. El cristianismo pascual no es sinónimo de facilidad o de fuga del sufrimiento. El esplendor de la mañana de Pascua está siempre precedido de las tinieblas del Viernes Santo. 

Para seguir a Jesucristo es necesario pasar inevitablemente por la senda estrecha. Pero únicamente recorriendo este camino se llega a la vida, de igual manera que sólo quien habrá perdido su vida por Cristo la reencontrará. Y así como la aceptación de la cruz es condición necesaria para seguir al Señor, así el acoger a los otros con generosa hospitalidad es signo de fidelidad al mandamiento nuevo del amor fraterno sin fronteras. No sólo la acogida al compañero, al familiar o al amigo – ¿los paganos no hacen lo mismo?- sino la acogida al forastero, al alejado, al pobre, a aquel que no puede recompensarte. Una acogida que invita a la renuncia, a la disponibilidad, a la gratuidad, porque descubre en el huésped, en el forastero, en el pobre al Divino Forastero que no tiene una piedra donde reposar la cabeza. En el hambriento, en el peregrino, en el desnudo, en el enfermo o prisionero está siempre Jesús que llama a la puerta del cristiano y pide hospitalidad y ayuda. 

Pero el don de la acogida y la escucha se manifiestan y nos interpelan también en otras situaciones: en la atención al otro, en la capacidad de diálogo, en el esfuerzo por comprender las razones del otro. Es una actitud, una disposición de fondo que sabe acoger sin espíritu hipercrítico, sin ánimo desconfiado sino más bien con atención y amor.

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Pablo VI, el día del atentado en Manila

En esta actitud y a la vez firmeza del amor, quiero recordar en este domingo las esperanzadoras palabras del beato papa Pablo VI en su viaje a Manila en noviembre de 1970 y que deberían seguir  resonando hoy en el corazón de toda la Iglesia: 

“¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! Para esto me ha enviado el mismo Cristo. Yo soy apóstol y testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el mandato, con tanta mayor vehemencia nos apremia el amor. Debo predicar su nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo; él es quien nos ha revelado al Dios invisible, él es el primogénito de toda criatura, y todo se mantiene en él. Él es también el maestro y redentor de los hombres; él nació, murió y resucitó por nosotros.

Él es el centro de la historia y del universo; él nos conoce y nos ama, compañero y amigo de nuestra vida, hombre de dolor y de esperanza; él, ciertamente, vendrá de nuevo y será finalmente nuestro juez y también, como esperamos, nuestra plenitud de vida y nuestra felicidad.

Yo nunca me cansaría de hablar de él; él es la luz, la verdad, más aún, el camino, y la verdad, y la vida; él es el pan y la fuente de agua viva, que satisface nuestra hambre y nuestra sed; él es nuestro pastor, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano. Él, como nosotros y más que nosotros, fue pequeño, pobre, humillado, sujeto al trabajo, oprimido, paciente. Por nosotros habló, obró milagros, instituyó el nuevo reino en el que los pobres son bienaventurados, en el que la paz es el principio de la convivencia, en el que los limpios de corazón y los que lloran son ensalzados y consolados, en el que los que tienen hambre de justicia son saciados, en el que los pecadores pueden alcanzar el perdón, en el que todos son hermanos.

Éste es Jesucristo, de quien ya habéis oído hablar, al cual muchos de vosotros ya pertenecéis, por vuestra condición de cristianos. A vosotros, pues, cristianos, os repito su nombre, a todos lo anuncio: Cristo Jesús es el principio y el fin, el alfa y la omega, el rey del nuevo mundo, la arcana y suprema razón de la historia humana y de nuestro destino; él es el mediador, a manera de puente, entre la tierra y el cielo; él es el Hijo del hombre por antonomasia, porque es el Hijo de Dios, eterno, infinito, y el Hijo de María, bendita entre todas las mujeres, su madre según la carne; nuestra madre por la comunión con el Espíritu del cuerpo místico.

¡Jesucristo! Recordadlo: él es el objeto perenne de nuestra predicación; nuestro anhelo es que su nombre resuene hasta los confines de la tierra y por los siglos de los siglos.”  

(Pablo VI)

Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

Católicos en la Universidad

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Como era de prever, el próximo año la mayoría de clases universitarias se realizarán on line. Lo que era evidente para un observador cuidadoso, a saber: que la llamada pandemia se utilizaría como pretexto para la difusión y en la medida de lo posible, imposición cada vez más generalizada de las tecnologías digitales. Un designio que avanza sin tropiezos. 


Como consiliario de muchos jóvenes scouts universitarios, me preocupa la imparable transformación de la enseñanza, en la que el elemento de presencia física, en un periodo tan importante en la relación entre estudiantes y profesores, desaparece definitivamente. Y eso a medida que desaparecen las discusiones colectivas en seminarios y las clases magistrales que hasta hace poco fueron la parte más viva y animada de la enseñanza. Lectores se llamaban los profesores; y obviamente el interés por la lección dependía mucho de quién fuese el lector. 

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La liquidación del transmisor, cada uno con su personalidad (¡como si no hubiese más que el mensaje!), forma parte de la barbarie tecnológica que estamos experimentando. Se procura la cancelación en la vida de cualquier experiencia basada en “sensaciones”, en una pérdida del sentido de lo concreto; lo cual finalmente conlleva una pérdida de la mirada universalista, concentrada como está en una fría pantalla espectral.


Este movimiento se parece una barbaridad a las expectativas tan exageradas que pusieron en los medios audiovisuales, las reformas universalizadoras de la enseñanza. Partían de la base de que el valor de los medios audiovisuales era tan alto, que se convertían en herramienta indispensable del profesor y que según cómo, hasta podían suplirle con ventaja. Tan exageradas fueron esas expectativas, que fue obligatoria el “aula audiovisual” en todos los institutos. Ni que decir tiene, que eso fue pura fantasmagoría pasajera. Fue la elevación de los audiovisuales a su máxima perfección en las cadenas de televisión (millones encadenados a ellas) lo que elevó a su máxima perfección el mito de los audiovisuales: iniciados en la enseñanza, para extenderlos a toda la vida como modo de vida, ¡tan parecido a lo que sucede hoy con las redes!


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Estudiantado en Plaza Mayor de Salamanca

Mucho más decisivo en lo que está sucediendo, es algo de lo que no se habla de manera valiente promoviendo la respectiva reflexión: se trata del fin del estudiante como una forma de vida. El estudiante del “Gaudeamus ígitur”. Las universidades nacieron en Europa a partir de asociaciones de estudiantes, llamadas universitates. De ese origen estudiantil traen su nombre. Estos estudiantes no eran manadas de borregos regidas por un cuerpo de profesores organizados más o menos corporativamente. Nada de eso, el motor de la universidad eran los estudiantes que, ellos sí, formaban corporaciones muy potentes. La del estudiante fue, en primer lugar, una forma de vida, en la que el estudio y la escucha de las lecciones y cursos fue sin duda decisivo, pero no menos importante fue la reunión y el intercambio constante con los otros académicos, que a menudo venían de los lugares más remotos y reunidos según el lugar de origen en naciones. Esta forma de vida ha evolucionado de varias maneras a lo largo de los siglos, pero ha sido una constante, desde los vagantes clericales de la Edad Media hasta los movimientos estudiantiles del siglo XX.


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Capilla  San Pablo CEU

Y es necesario tener en cuenta esa dimensión en la valoración del mundo universitario. Cualquiera que haya enseñado o aprendido en un aula universitaria, sabe bien cómo se traban las amistades individuales y cómo se construyen a partir de ahí pequeños grupos de estudio e investigación de acuerdo con los diferentes intereses culturales y políticos; grupos que continúan reuniéndose incluso después del final de la lección magistral, del seminario o de la simple clase ordinaria e incluso mucho más allá.


Todo esto, que había perdurado durante casi diez siglos, ahora parece terminar para siempre. Los estudiantes ya no vivirán en la ciudad donde se encuentra la universidad sino en “las redes” y en las plataformas, donde cada cual escuchará las lecciones encerrado en su habitación, a veces separado por cientos de kilómetros de sus antiguos compañeros de clase. Las ciudades pequeñas, que alguna vez fueron ubicaciones universitarias prestigiosas, verán desaparecer de sus calles aquellas comunidades estudiantiles que a menudo conformaban la parte más animada de la vida social.


C:\Users\usuario\Desktop\enportada03.jpgAnte la muerte de esa antiquísima forma de ser universitario, podríamos decir en cierto sentido que la universidad se lo tiene bien merecido. Lo que parece cierto y probado es que nuestras universidades habían llegado a un punto de corrupción e ignorancia tal, que no valga la pena lamentar la desaparición de esos cuerpos de docentes que no trabajan para los estudiantes, sino para los que les enchufan y les pagan: que no son ni mucho menos los estudiantes, cuya forma de vida estaba ya penosamente empobrecida. Sin embargo, dos puntos deben permanecer firmes:


1. Los profesores que antes han aceptado someterse a la dictadura política que los ha colocado ahí (estoy pensando en la Complutense como paradigma) aceptan también, como lo están haciendo en masa, someterse a la nueva dictadura on line y realizar sus cursos solo on line, cerrando así una larguísima época universitaria y estudiantil. Estos docilísimos profesores son el equivalente perfecto de los profesores universitarios italianos y alemanes que en los años 20 del siglo pasado juraron lealtad al régimen fascista y nacionalsocialista respectivamente. Como sucedió entonces, es probable que sólo quince de cada mil se nieguen; pero ciertamente sus nombres serán recordados entre los valientes y junto a todos los intelectuales que en tiempo de crisis no dieron su brazo a torcer ante los regímenes totalitarios. Recordemos al joven profesor  Karol  Wojtyla, que entre 1954 y 1958, fue profesor de Ética en la Universidad de Lublin, ejemplo de coherencia y firmeza en pleno totalitarismo soviético y modelo para tantos estudiantes honestos que en él vieron un haz de luz en aquellos tiempos aciagos de pensamiento único.


2. Los estudiantes que realmente aman estudiar, tendrán que salirse de la red en que los quieren encerrar, y negarse a matricularse en universidades así transformadas. Ellos tendrán que ser los protagonistas y fundadores de nuevas universidades, ayudados por profesores valientes que encaucen su vitalidad. Serán nuevos centros de formación integral y universal que frente a la barbarie tecnológica, hagan descubrir que las palabras y ejemplos del pasado universitario pueden permanecer vivos; y nazca a partir de ahí, si es que nace, algo así como una nueva cultura.


Mn. Francesc M. Espinar Comas

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

¿Próxima promoción de Cristau?

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Salvador Cristau Coll - Wikipedia, la enciclopedia libre    

La diócesis de Terrassa suele funcionar como el engranaje de un reloj suizo. Cada 29 de junio, coincidiendo con la festividad de San Pedro y San Pablo, se publican los nombramientos para el próximo curso. Este año, a pesar de que la pandemia ha ralentizado la adopción de decisiones, se han hecho públicas las designacionescon la misma puntualidad, siendo algunas de enorme trascendencia como el nombramiento de nuevo Vicario General en la persona de Mn. Fidel Catalán Catalán, hasta ahora Vicario Episcopal de la zona del Vallés Occidental.


La noticia no tendría mayor repercusión más allá de la diócesis egarense, sino fuere porque el actual Vicario General es el obispo auxiliar Mons. Salvador Cristau Coll, con lo cual la remoción de su persona en dichas responsabilidades, unido a sus 70 años de edad, a los 10 años que lleva desempeñándose como auxiliar de Mons. Sáiz Meneses así como a las múltiples vacantes episcopales que van ser cubiertas próximamente, han disparado los rumores de una próxima promoción episcopal.


Lo siento, pero no tengo noticias fiables respecto a su traslado. De entre las diócesis vacantes, bien podría ser Ibiza, aquella que un bulo atribuyó a Novell, pero eso solo son conjeturas. Lo único cierto es que, desde ayer, el obispo auxiliar Salvador Cristau ya no compagina su cargo con el de Vicario General de Terrassa. Ello tampoco significa nada por sí solo. En muchas diócesis el obispo auxiliar no es el vicario general, pero Cristau lo ha sido siempre y esa modificación de estatus permite disparar los rumores.


MónTerrassa | VÍDEO La Parròquia de Sant Pere té un nou toc de ...
Mn. Fidel Catalán Catalán

Ciertamente el actual auxiliar se merecería una diócesis residencial. Si no se la confieren ahora, el arroz empezará a estar pasado. Cristau fue uno de los primeros sacerdotes catalanes que estudiaron y se ordenaron en el seminario de Toledo; concretamente él lo hizo cuatro años antes que su obispo Sáiz Meneses. Después de cinco años en tierras toledanas volvió a su tierra natal. Fue un hombre de plena confianza del cardenal Carles que lo designó formador, vicerrector y Director Espiritual del Seminario, para encomendarle después la parroquia de la Basílica de la Merced y el cargo de Secretario General-Canciller del Arzobispado.


En 2004, cuando la partición de la diócesis y la designación de Meneses como primer obispo de Egara, se incardinó en dicha demarcación, siendo su primer Vicario General. ¡Primero y único hasta el momento! En 2006 cuando se creó el Seminario, fue designado su primer rector. Primer rector de aquel Seminario que llegó a tener más vocaciones que el histórico Seminario de Barcelona. En 2010 (¡primicia en aquel momento de Germinans!) fue designado obispo auxiliar, por expreso deseo del ordinario de Terrassa. Pidió un obispo auxiliar para aquella jovencísima diócesis y no solo le fue concedido, sino que fue designada su persona de mayor confianza.


Durante estos 10 años la labor de Cristau ha sido modélica. Aquel perfecto engranaje diocesano se debe en gran medida a su incansable labor. Hora es de que sus méritos se vean recompensados. Incluso me permito aventurar que Ibiza sería una diócesis muy menor para un obispo con tan larga y fructífera experiencia pastoral. Nada impide que vaya a otras diócesis del resto de España que están pendientes de provisión, como había pasado siempre con los obispos catalanes. Recuérdese, entre los últimos, a Gomá, Pla y Deniel, Font Andreu,  Sanahuja, Castelltort, Briva, Buxarrais, Cases Deordal, entre otros. Siempre aportó mucho la clerecía catalana al episcopado español. No entiendo porque no puede seguir siendo así, máxime si, además, el candidato se formó en Toledo.  


En cuanto al nuevo Vicario General, Mn. Fidel Catalán era el tercer hombre en el obispado, siendo Moderador de la Curia desde el año 2016. Su designación no constituye sorpresa alguna. Al revés, viene a apuntalar un estilo pastoral que se ha revelado eficaz. Es la diócesis con la proporción de sacerdotes más jóvenes de Cataluña y con la mayor proporción de seminaristas per capita (o por alma). Y junto a ello una feligresía también superior a los magros rankings catalanes, sin que se oiga jamás ni la menor disidencia ni la menor polémica. Algo habrán tenido que ver sus dos obispos.


Oriolt

El gran problema de los nombramientos de este verano se llama Felip Juli Rodríguez

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Alrededor de las fiestas de San Juan y de San Pedro y San Pablo es habitual que se den a conocer los nombramientos parroquiales y diocesanos para el próximo curso. Así ha sucedido ya en las diócesis hermanas de Terrassa y en Sant Feliu de Llobregat (en ésta aún no se han hecho públicos, pero ya hay muchos nombres y destinos que están corriendo y se espera su publicación en breve). Pero nada de eso sucede en Barcelona, donde este tema está muy verde y va a ser muy difícil que aparezca algo hasta después de las vacaciones. Con nuestro simpático y dicharachero actual arzobispo nos tendremos que acostumbrar a ello (y más ahora que es presidente de la CEE), todo lo contrario sucedía con n.s.b.a. y ya jubilado cardenal Martínez Sistach que en esto funcionaba como un reloj y a estas fechas los nombramientos ya se habrían hecho públicos.

Teniendo en cuenta lo poco rodado que está este tema en Barcelona en este momento no se puede hacer conjeturas de por donde irán los cambios más allá de los genéricos, que consistirán en dar parroquias que han quedado vacantes a sacerdotes jóvenes y apostar una vez más por unidades pastorales en que un párroco tendrá que llevar varias parroquias. Con esas dos fórmulas se harán los nombramientos, pero hay un punto muy conflictivo que está por resolver y es: ¿Qué pasará con el Seminario? ¿Seguirá el Rvdo. Felipe Julio Rodríguez al frente del mismo?. Las noticias que llegan de esta importante institución son alarmantes y Don Juan José no puede mirar para otro lado, tiene que mover ficha y cuanto antes mejor.

El pasado verano informaba del sorprendente nombramiento del Rvdo. Bernardo Gimeno como segundo director espiritual del Seminario (aunque aún no sale su nombre en la web oficial), haciéndole dejar la parroquia en la que estaba como párroco (San Juan María Vianney) con un sólo año en el cargo. Ya se comentó en aquella ocasión que esto no era más que un parche urdido por el cardenal (de espaldas a todo su equipo de gobierno) para intentar salvar el Seminario, de un nefasto inicio de rectorado del Rvdo. Felipe Julio.

Seminaristas de otras lalitudes fueron los ingresos del curso pasado

Sé que algunos de nuestros lectores nos critican que inicialmente hablamos bien del actual rector. Y yo, que fui uno de los que lo hizo me mantengo en lo que dije. El Rvdo. Rodríguez tenía tres cualidades que su antecesor (el Rvdo. Turull) no tenía: 1) No era carrerista, 2) No era nacionalista y 3) No era progresista. Esas cualidades no se han roto en absoluto, lo malo es que el sacerdote de origen gallego ha demostrado como rector un carácter autoritario, despótico y una exigencia celosa de fidelidad absoluta a su persona para todos los seminaristas. Esto ha llevado a mucho malestar, hasta el punto de que algunas de las canteras de vocaciones empezaron a poner en duda enviar a sus candidatos al Seminario de Barcelona. Don Juan José que cometió un primer error no cesando inmediatamente al rector fallido, intentó buscar una solución de emergencia en la figura del Rvdo. Gimeno, un sacerdote bueno que despierta todas las simpatías que el Rvdo. Rodríguez no tiene.

Se tapó la desconfianza hacia el nuevo rector haciendo entrar seminaristas procedentes de países muy lejanos, algo que no sucedía desde hacía muchos años, cuando el Rvdo. Turull intentó maquillar sus números trayendo seminaristas de Ucrania. Pero este año ya no hay nada que cuadre, la solución Bernardo Gimeno, ha quedado demostrado que no es más que un parche que no oculta el problema real que es el propio rector, y los ingresos para el próximo curso en el Seminario se encuentran a cero,  una situación preocupante que no se sabe como puede acabar, incluso algunos movimientos y párrocos con candidatos al Seminario han hecho saber a los obispos que de momento no piensan enviar a sus futuribles seminaristas mientras esté el Rvdo. Felipe Julio.

Mn. Felip Juli impone las manos a uno de los nuevos ordenados este domingo en la Sagrada Familia

El domingo pasado en la ordenación múltiple de la Sagrada Familia, al finalizar la Santa Misa, en las palabras de agradecimiento protocolarias de los ordenados en boca de uno de ellos, el Rvdo. Diego Pino en un simpático discurso dio las gracias al anterior Rector del Seminario, el Rvdo. Turull y al actual ni lo nombró.

Pues esa es la patata caliente que tiene Don Juan José para este verano, puede volver a cometer el error de maño tozudo y no reconocer que se equivocó de persona, sacándose algún conejo de la chistera como el año pasado (en forma de nueva solución chapuza) e importar seminaristas de vete a saber que países, para no dejar el casillero de ingresos en cero o afrontar el problema de verdad, cambiar al rector y poner a alguien en su lugar.

Si nuestro cardenal no hubiera sido escogido presidente de la Conferencia Episcopal podría haber alargado la agonía del Seminario esperando que se aceptara su renuncia el próximo año y que el siguiente arzobispo fuera el que hiciera el cambio, pero con cuatro años (al menos) por delante, es impensable que pueda alargarse tanto la deriva de una institución tan importante en tanto que está en juego el futuro de nuestra diócesis.

Antoninus Pius

En Sant Andreu estamos casi sin Misas

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El fallecido Mn. Josep Soler en la entrada de la parroquia de Sant Andreu del Palomar en la bendición de animales

De la misma manera que la desescalada civil no ha sido igual para todas las regiones sanitarias, la desescalada parroquial también ha presentado muchas variaciones, mientras unas parroquias han empezado con fuerza y energía otras lo han hecho a paso de tortuga, con la duda de que quizá en algunos templos la tortuga se quedará en tortuga y no avanzará demasiado ni ahora ni en el futuro.

Mi admiración para las parroquias que cuando estábamos en fase 0'5 y 1 hicieron misas suplementarias para que nadie se quedara fuera del templo, ya que el aforo en esas fases era del 30%, en cambio mi repulsa para aquellas parroquias que parecía que les daba mucha pereza empezar y lo hacían bajo mínimos, en algunos casos ni siquiera celebraban la Misa diaria, una dominical y vas que te estrellas y en Poble Sec diciendo que los mayores de 70 años que se quedaran en casa, con lo que se aseguraban que casi no viniera nadie en sus ya decrépitas parroquias.

Algunos han aprovechado la proximidad del mes de julio para ya no restablecer los horarios habituales y empalmar los horarios de mínimos de post-COVID con los horarios de mínimos de verano. Y estoy convencido de que según como vayan las cosas, algunas parroquias ya jamás volverán a los horarios pre-COVID. Pocas Misas y más tranquilidad para algunos sacerdotes que parece que estaban muy contentos sin hacer nada en el tiempo de confinamiento.

Mn. Vicente Araque
En mi barrio hay una particularidad que en justicia hay que explicar. En las dos parroquias que funcionan de una forma bastante coordinada, la de Sant Andreu del Palomar y la de Sant Pacià nos ha tocado la negra, porque al fallecimiento de Mn. Josep Soler, párroco de la emblemática iglesia cupulada, se le ha añadido la enfermedad por coronavirus del párroco de Sant Pacià, Mn. Vicente Araque que estuvo muy grave, cercano a la muerte y que aún no está recuperado plenamente.

Como consecuencia de estos acontecimientos en estas dos parroquias aún no se han restablecido las misas diarias y los fines de semana sólamente hay una única Misa en cada parroquia los domingos. Es cierto que en este caso no podemos atribuir la culpa a los párrocos uno ya fallecido y el otro después de un susto terrible por el coronavirus, pero si podemos atribuirlo, a los máximos responsables de la diócesis, ya que no me parece normal que nos dejen a los fieles con tan pocas posibilidades para poder participar de la Misa, tanto diaria que es inexistente, como dominical, una y basta. No estamos hablando de esas parroquias pequeñas, casi como capillas, con muy poca vida parroquial, estamos hablando de la parroquia que da nombre al barrio, y que es un símbolo para todos sus habitantes incluso para los que no son creyentes. Y la de Sant Pacià tampoco es considerable como una parroquia "pequeña"-

Nuestro arzobispo tiene demasiadas cosas en la cabeza para estar pendiente de dos de sus parroquias, por muy importantes que sean en un barrio. Y me temo que esto va a ser la reacción habitual cuando algún sacerdote no pueda atender a sus fieles por fallecimiento o por otros motivos. Se deja bajo mínimos hasta que haya próximos nombramientos, aunque falte casi un año para que lleguen los substitutos.

Antes se cubrían estos huecos con el esfuerzo de los sacerdotes vecinos o con la colaboración de algún religioso al que se le pedía una ayuda puntual y temporal. Pero parece que ahora nadie mueve un dedo. Asusta el hecho  de que si alguna parroquia se queda bajo mínimos a lo mejor ya nunca más acaba despegando del todo, porque el referente inmediato no es lo que se hacía antes sino lo más inmediato, a lo que los fieles con disgusto o sin él se han tenido que acostumbrar a la fuerza.

Mientras tanto muchos planes pastorales, mucha Iglesia en salida, muchos simposios y conferencias, para presumir de lo buenos que somos y de lo bien que lo hacemos. Más atención a la Iglesia de base, a los sufridos feligreses de algunas parroquias y menos decorados potemkin post-sistachianos de cara a la galería.

Francisco Fabra

Eutanasia institucional. Avanza la agenda 2030

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¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal,

que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas! (Isaías 5, 20)

¿Se acuerdan del susto que llevábamos en el cuerpo por la prisa que tenía el gobierno social-comunista por sacar adelante la ley de la eutanasia con la mayor urgencia? Pues ya se nos ha pasado el susto, porque no necesitan ni ley, ni debate, ni nada. Resulta que a cuenta del coronavirus, han implantado la eutanasia efectiva mediante circulares en el seno del sistema sanitario. Unas circulares y unos protocolos de eutanasia que tal como vamos sabiendo cada vez con más claridad, han estado ya aplicando durante la crisis del covid activa e intensamente y de forma más bien generalizada. Obviamente, porque no puede ser de otro modo, siguiendo la filosofía ética y las instrucciones del alto mando, es decir de Pablo Iglesias, responsable máximo del sector de población a la que en mayor número se ha aplicado la eutanasia. Que, como vemos por la circular de Sanidad, no es un tema que se les haya escapado de las manos. Ni muchísimo menos. Su objetivo era implantar con urgencia la eutanasia: y la pandemia les vino como anillo al dedo. Fue su gran oportunidad. 


No sabemos si el filósofo de la muerte tendrá previsto incluir en la cuenta de los que se lleva por delante la pandemia, los ancianos que propone liquidar en sus casas. Eso sí, con el consentimiento de la familia ¡y hasta con asistencia espiritual! De momento, se resiste a incluirlos en la cuenta de las bajas: por no estropear las estadísticas y el ránking en que colocan la gestión del gobierno español.

Pero ahí tenemos a nuestro pobre ministro de Sanidad, echándole un capote a Pablo Iglesias, vicepresidente social (responsable de las residencias durante el confinamiento, y de la agenda 2030), de manera que quede claro que la administración de la muerte de los ancianos en residencias y en sus domicilios, no corre a cargo de la vicepresidencia social, sino del Ministerio de Sanidad. La clave está en dejar bien sentado que Illa le pasó por delante a Iglesias (e intenta seguir haciéndolo), y que asume por tanto la responsabilidad de la administración institucional de la muerte. No sólo la que está por venir, sino la ya saldada. Y para que conste que el responsable de estos menesteres es él, y no Pablo Iglesias, deja bien escritas las instrucciones que inspiran (y que inspiraron durante la pandemia) la filosofía, la ética y la deontología de ese Ministerio.


Claro que este protocolo oficialsuscita dudas muy serias sobre la ética institucional de todo el sistema sanitario, que además presume de ser uno de los mejores del mundo mundial. Primera duda: ¿No está diseñado y dimensionado nuestro sistema sanitario para atender a los enfermos, de tal manera que son justamente los más enfermos los que copan en mayor grado las atenciones del sistema? Sin necesidad de estadísticas, no tenemos más que ver la joya de la corona del sistema: los hospitales. En ellos se concentra el mayor número de pacientes graves afectados asimismo por patologías graves. Y luego está el sistema ambulatorio o de atención primaria, que en muchos aspectos funciona como brazo externo de los hospitales.


Está pues, dentro de lo más obvio, que los usuarios mayoritarios del sistema sanitario son los enfermos graves. Y tanto más se ocupa de ellos el sistema, cuanto mayor es la gravedad de su enfermedad o de sus enfermedades.


PABLO IGLESIAS SOBRE LA EUTANASIA EN EL CONGRESO | 21-03-2017 ...Y ahora viene a resultar que estos enfermos han de dejar despejado el sistema,por si lo necesitasen los sanos que, esporádicamente y en gran número, se ponen enfermos, como ocurrió ya durante lo más álgido de la pandemia, provocando el dramático colapso del sistema. Y la manera lógica, natural y coherente para nuestro gran filósofo sanitario Salvador Illa de hacer frente a ese colapso, es sacar de en medio a esos enfermos ocasionalmente tan inoportunos, mediante la oportunísima eutanasia. Obviamente no le falta al Ministro de sanidad, la inspiración filosófica y ética del gran humanista Pablo Iglesias, aplicar una eutanasia masiva a los quasi monopolizadores del sistema sanitario, no fue una ensoñación de conspiranoicos, sino que responde una filosofía y a un modus operandi que es una de las marcas de este gobierno. Total, que nos colaron la eutanasia coronavírica con toda la desvergüenza, y nos la quieren justificar ahora y extenderla ya para siempre, mediante esa carta circular del Ministro de Sanidad: y por lo visto, ministro también de ética, que ha sido la asignatura en que se han justificado gran número de profesores de filosofía.


El protocolo difundido por Sanidad se titula: “Manejo en domicilio de pacientes al final de la vida que requieran sedación paliativa en el contexto de la pandemia por Covid-19 en el que establece los criterios para los cuidados paliativos en el domicilio de enfermos con coronavirus”.


La primera en la frente: “manejo de pacientes”. Genial. Y sigue el término de precisión diagnóstica “al final de la vida”. A partir de ahí, puede uno esperar cualquier disparate. Y es eso todo el documento. Se trata, dice el decreto de eutanasia institucional, de “personas de edad avanzada en situación de fragilidad avanzada y comorbilidad… en los que ‘es posible’ establecer un mal pronóstico a corto plazo, lo que no les hace susceptibles de beneficiarse clínicamente ni de mejorar su pronóstico de vida a través de la atención en medio hospitalario”. Es exactamente el mismo argumento para dar vía libre a los abortos avanzados (infanticidios prenatales más bien, puesto que se trata en la mayoría de los casos, de criaturas que podrían ya nacer): si “es posible” que tengan una enfermedad sobre la que “sea posible” establecer un mal pronóstico, no hay por qué ir dándole vueltas: se le da el pasaporte, con “morfina de primera elección”, y no le demos más vueltas a la noria. Y como ese “es posible” es un chicle que se puede estirar todo lo que se quiera, pues adelante con la eutanasialibre. Y ya para redondear, si los ancianos cuya muerte se desea, disfrutan de unos diagnósticos de igual precisión que los niños ya muy crecidos cuyo nacimiento no se desea, ya pueden estos ancianos ir buscándose otro país, como les ocurre a los avanzadísimos holandeses.


Simplemente, con la excusa de la pandemia, el gobierno nos está colando a través de un protocolo sanitario, una ley de eutanasia tan avanzada como las que más en Europa. Al estilo del infausto criminal doctor Montes, tan celebrado por los amigos de la muerte de los demás. Y como está clarísimo que esta acción gubernativa está destinada a implantar la eutanasia lo más aceleradamente posible sin esperar a leyes ni a debates, la circular se pone la venda antes de la herida diciendo que su objetivo “no es adelantar la muerte sino controlar síntomas físicos o psíquicos cuando éstos sólo pueden ser controlados con la disminución del nivel de conciencia”.


¿Y dónde está la voz de la Iglesia? Pues o no está, o se produce con tanta discreción que ni se oye. Porque la vida y la moral son ya cuestiones menores, a las que ahora mismo parece que la pastoral no puede dedicar un tiempo y unas gestiones que se precisan para los temas de gran calado que llevan entre manos, como por ejemplo, las clases de religión, que por lo visto son más importantes que el derecho de los padres a que no envenenen en la escuela a sus hijos con tremendas campañas de corrupción de menores. Por ejemplo, la implantación de la celebración obligatoria en los colegios desde la infantil y primaria, de la semana del orgullo gay. Pero las clases de religión (en las que, por cierto, está prohibidísimo de facto tocar esos temas), son infinitamente más importantes, ¡dónde va a parar!, que defender el derecho de los padres a decidir si quieren que sus hijos sean aviesamente adoctrinados y corrompidos.


La prioridad es no irritar al gobierno y mantener abierto un cauce de diálogo con el Estado a pesar de todos los pesares. Las dos cosas se han alcanzado, pero cuando vuelva el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? (Lucas 18, 8).


Custodio Ballester Bielsa, Pbro.

www.sacerdotesporlavida.info

La Glosa Dominical de Gérminans

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LA DOCILIDAD TIENE PREMIO: VIVIR CONFIADOS SIN TEMOR 

El relato evangélico del 14º Domingo del Tiempo Ordinario  nos muestra la invitación que Jesús hace a seguirle e imitar su corazón dulce y humilde (Mt. 11,25-30) si uno quiere ser aliviado del cansancio de la vida, en el otro. Siempre frente a las palabras del Señor y a su anuncio, las personas se dividen en dos grupos: quien lo escucha y quien no.

Jesús no utiliza jamás categorías sociales o económicas, sino categorías espirituales. Los que se sienten más inclinados a acogerlo, no son tanto los que tienen dinero, poder o instrucción; los sabios que lo rechazan no sólo son los ricos y los de posición elevada, sino también los de condición humilde. Es capaz de acoger el mensaje del Señor el que es dócil de corazón, quien se abre al don y conserva capacidad de asombro, quien sabe que la vida no es una propiedad nuestra, sino un don de Dios. 

Al contrario, quien está lleno de sí mismo, quien se apoya en lo que tiene, en lo que es o en lo que sabe, no tiene capacidad para acogerlo. Mientras nosotros estamos inclinados a mirar a los hombres con afán estadístico, Jesucristo mira a la humanidad con los ojos de Dios: mira al corazón. Es capaz de descubrir quién tiene plena confianza en Dios y quién, a pesar de mostrarse como una persona plenamente religiosa, finge. 

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Lo que Jesús nos quiere enseñar respecto a Dios, es que su ley no sirve para nada si no es vista como respuesta al amor que nos ha creado. Acoger el Evangelio, ser sensible a la Buena Nueva, sólo es posible a través de la conversión del corazón. Los signos que Jesús hace (su predicación, sus milagros…) buscan que nuestro corazón sea humilde y dócil, capaz de reconocer que todo nos viene de Dios. Sólo esta clase de pobres puede ser feliz. El premio a esta actitud del corazón es vivir confiados y sin temor. 

Es lo que se nos explica en el capítulo 8º de la Epístola a los Romanos: la muerte y la resurrección de Cristo ha liberado a los hombres del poder de la carne, es decir de la humanidad sujeta al pecado que tiene miedo de confiar totalmente en Dios; y nos ha puesto bajo el poder del Espíritu. Si acogemos esta liberación y hacemos que produzca frutos en nuestra vida, dejando de ser egoístas y viviendo como Él ha vivido con ayuda del Espíritu, seremos felices en esta vida y en la gloria que un día se nos revelará: ése será nuestro rescate final. 

Y Jesús nos demuestra que es posible vivir así: que este maravilloso nivel de vida espiritual no es cosa de ángeles, sino de hombres. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet


Excepción de seis domingos extraordinarios

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Pablo VI. Misa de Nochebuena de 1967 con los obreros de Italsider en Táranto

Como ya había publicado en un par de artículos anteriores, durante el transcurso del estado de alarma con motivo de la pandemia, en mi parroquia celebré la Misa dominical con las puertas abiertas para el concurso de fieles, los domingos 26 de abril y 3 de mayo. Durante las dos semanas siguientes interrumpí la celebración por imperativo del decreto diocesano del 4 de mayo. Tras la entrada en la mitigación de la fase 0 (la llamada 0,5) volví a celebrar la Misa dominical, y ya sin interrupción a partir del domingo 24 de mayo. 

Desde el año 2008 la Misa Parroquial del domingo de Corpus Christi en el Fondo es celebrada según el modo extraordinario, para no perder la riqueza litúrgica del Oficio eucarístico maravillosamente preservada en el Misal Romano de 1962 publicado por Juan XXIII y en vigor tras el Motu Proprio “Summorum Pontificum cura” de Benedicto XVI. Así pues, el domingo 14 de junio, la Misa Mayor de la fiesta de Corpus fue según el modo extraordinario del Rito Romano.

Pero los domingos 24 y 31 de mayo y 7 y 21 de junio, así como los dos de abril y mayo antes nombrados, seis en total, tenía que solucionar un problema: como no estaba asegurado el número de fieles asistentes, y no queriendo empezar ni por encima ni por debajo de nuestras posibilidades y deseando que todos los fieles, tanto los de misa tradicional como los de la misa Novus Ordo, se encontraran a gusto en la celebración dominical, tomé una determinación: celebrar una sola misa dominical para unos y otros siguiendo las normas litúrgicas que en 1967 entraron en vigor para toda la Iglesia universal con la Instrucción “Tres abhinc annos. Esta fue la segunda instrucción general que el 4 de mayo de 1967 publicó la Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium para la reforma litúrgica en aplicación de la Constitución “Sacrosanctum Concilium”. Pensé que era una buena oportunidad para hacer esta experiencia litúrgico-pastoral en estado de excepción.

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Parroquia de Santa Engracia (Barcelona)

A veces no basta conocer las cosas de manera teórica sino experimentarlas en contacto con la realidad. Tengo que decir a manera de anécdota que esta forma celebrativa en vigor prácticamente sólo dos años, fue la forma litúrgica de la misa de mi primera Comunión y la de los dos años que hice de monaguillo en mi parroquia de Santa Engracia de Les Roquetes con su párroco Mn. Joan Poch de grata memoria. Entonces no miraba la liturgia, claro está, con la mirada escrutadora y detallista del estudioso de esta disciplina que hoy tanto me apasiona. Trataba de comprenderla, aprenderla y vivirla, como hacían todos los monaguillos. El recuerdo de aquellos años, que no se desvanece en mi memoria con el trascurrir del tiempo, se me presenta con unas imágenes diáfanas y unas peculiares sensaciones de profundo gozo espiritual, un gozo vivido en la iglesia de mi barrio, en aquellos años de mi más  tierna infancia cuando empecé a servir el altar del Señor. Recuerdo a la perfección a la señorita Carmina que me repasaba el Catecismo de la Doctrina Cristiana de 1er. grado y las respuestas de la misa con el Misalito Regina en mano: “Me acercaré al altar de Dios…” “A Dios que alegra mi juventud” “Yo pecador me confieso a Dios Todopoderoso, a la Bienaventurada siempre Virgen María, a San Miguel Arcángel, a San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo,  a todos los Santos y a vosotros hermanos, que pequé gravemente….”  Y aún veo el rostro y las manos de mi párroco Mn. Joan durante las explicaciones didácticas sobre la misa, con  una letífica sonrisa siempre en sus labios y unos ojos iluminados por la fe y el amor a la Eucaristía. 

Mi primer Carecismo y mi primer Misal

Nos explicaba con todo lujo de detalles el sentido de cada gesto litúrgico y de cada texto. Y el valor de algo que yo aún no comprendía y que él llamaba unción en el servicio. Que había que aderezar con seriedad, viveza, sentido práctico, concentración y sobre todo puntualidad y rigor. Y estudio en el memorizar las respuestas y los gestos de la misa.  ¡Cuántas cosas para un niño que aún no había cumplido los ocho años! ¡Y cuánto bien me hizo todo! Todos los que fueron monaguillos conmigo en aquellos años en Santa Engracia podrían dar testimonio de todo ello. Seguro que recuerdan las cosas tal como yo las he relatado. Lo hemos recordado y comentado algunas veces. 

Pero no quiero perder el hilo. El animarme a esta singular experiencia litúrgica en estos concretos domingos para servir más y mejor a mi feligresía (no hay otra voluntad) con la conciencia de la caducidad a la que por lógica estaba sometida, solamente puede explicarse a partir de una intuida convicción que nace como respuesta a una pregunta, con doble o triple vertiente: ¿era necesario llegar al Novus Ordo de 1969 (es decir al Misal Romano de 1970) tal como se mandó y se publicó? El desarrollo práctico y la implementación real que todos hemos conocido, ¿acaso no debe estar sometida a revisión y corrección en sus derivas negativas, tal como propuso Benedicto XVI? Las posteriores ediciones del Misal Romano (estamos en la tercera) ¿han supuesto un enriquecimiento y una línea de corrección o una reiteración de modelos y realidades que, con ánimo atrincherado, nadie quiere ni se atreve a corregir? Es evidente que en este pontificado de Francisco (que como buen jesuita no tiene a la liturgia ocupando un lugar preeminente en su orden de primacías), nadie se va a atrever a ponerle el cascabel al gato, sugiriendo al papa Bergoglio principios en esta dirección. Asentemos ese principio y démoslo por hecho. Pero hemos de tener la libertad y el espíritu (y las palabras del mismo papa nos dan pie a ello) de poder manifestar con respeto y espíritu de comunión nuestros juicios de valor y nuestras convicciones. 

Explicito las mías después de adoptar ad experimentum durante estas semanas, las rubricas de 1967 dadas por la Congregación de Ritos y el Consilium ad exequendam liturgiam:

1.- El uso de las lenguas vernáculas, más allá de las lecturas como era de uso común al menos los domingos ya desde el pontificado de Pio XII, ampliado desde 1965 a toda la celebración eucarística, ya satisfacía per se el deseo de que todos los fieles comprendieran los textos litúrgicos (sin necesidad de misalito).

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Pablo VI, 7 de marzo de 1965

2.´-Las oraciones de la misa tradicional poseen un mayor valor teológico y doctrinal en la formación de los fieles, pues asientan de manera continua la doctrina católica sin lugar a ambigüedades o abstracciones. Y además ayudan, y muy mucho a una mayor vida de piedad y devoción hacia la Eucaristía y en general para la vivencia del sacerdocio. 

3.- La riqueza litúrgica y doctrinal del Canon Romano por encima de todas las demás anáforas (plegarias eucarísticas) es más que indudable.

4.- La sugerencia que la Sacrosanctum Concilium hace sobre la celebración coram populo de la misa, ha sido llevada a extremos inusitados. En muchos casos ni siquiera era necesario. Muchos altares orientados ad orientem ya celebraban al mismo tiempo coram populo (como la Basílica Vaticana) y también muchas iglesias construidas durante el pontificado de Pio XII. En la educación litúrgica se ha perdido el valor de celebrar ad orientem (que no significa de espaldas a los fieles sino orientando la celebración hacia el nacimiento del sol, valga la redundancia). 

5.- La concelebración ya estaba permitida y recomendada en muchos casos y para muchas festividades desde 1965 con la publicación del Ritus servandus in concelebratione Missae et Ritus Communionis sub utraque specie, (editio typica 1965)

Excursus: Entrando en vigor el 7 de marzo de 1965 el uso de la lengua vernácula en la celebración eucarística, el Papa Pablo VI la celebró en italiano en la Parroquia de Ognisanti de Roma, aquel mismo día. Un mes antes, el 10 de febrero, y concedida la potestad de hacerlo a modo de ensayo para preparar al clero y al laicado en diciembre del 64, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sevilla el canónigo don Francisco Gil Delgado celebró la primera misa en castellano, predicando el obispo auxiliar Dr. Cirarda Lachiondo.

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Jóvenes sacerdotes concelebrando
en el tránsito al Novus Ordo

6.- En el concreto real, las parroquias sentían como imprescindible, la asistencia de acólitos en las celebraciones litúrgicas, por lo que fomentaban la presencia de monaguillos, a los que dedicaban gran atención: eran en efecto un vivero de vocaciones sacerdotales. Eso hasta la entrada en vigor del Novus Ordo. Ya a partir de 1965 (con la paulatina instauración de las respuestas de la misa y las lecturas en lengua vernácula), pero arrolladoramente a partir del Novus Ordo del 69, dejó de potenciarse el servicio de los monaguillos (con toda la singularidad y pompa que éstos daban a la celebración) para interesarse más por los Grupos de Liturgia y la búsqueda de lectores para lecturas y preces. Con todo lo que eso suponía en la transformación de las parroquias. Pocas fueron las parroquias que mantuvieron un colegio digno de acólitos. La fiebre iconoclasta y anti-ritualista que se extendió por aquellos años, acabó con sotanillas, sobrepellices, campanillas, patenas de comunión, vinajeras, lavamanos y demás útiles tradicionales. No se salvaron ni las albas o túnicas tarsicianas para los acólitos, por las que tanto habían luchado los más avanzados. No quedó nada. Por no quedar, en la mayoría de parroquias desaparecieron no sólo las casullas de guitarra y las albas de puntillas: desapareció todo. Alba y estola fueron los ornamentos sustitutorios y únicos para la misa (y sin cíngulo ni amito, ni nada que oliera a pasado). 

Acólitos siglo XXI: lenta recuperación de lo que nunca debió perderse
7.- Aún me pregunto el por qué de las modificaciones en el Santoral, tanto de las fechas tradicionales durante siglos de los santos y santas, como en el número de ellos. A modo de ejemplo ¿qué bien pastoral, teológico o evangelizador trajo la supresión de San Jorge en el Misal? Y como éste, multitud de santos y santas.

8.- Por ahora, el único enriquecimiento que veo de la reforma litúrgica del 69 es poseer un leccionario ferial en dos ciclos (I y II años pares e impares) que evitó (cuando no había ninguna fiesta en el santoral) que en las misas feriales tuviesen que usarse las oraciones y lecturas del domingo anterior. Cosa un tanto reiterativa y celebrativamente pobre. También aprecio la reforma del ferial de Adviento y del ferial de Pascua (antes del 69 sin misas feriales propias). Añadamos a ello algunos nuevos prefacios, y para de contar. Yo no veo ningún enriquecimiento más. Hablo de mí. Con casi 32 años de sacerdocio a las espaldas. Y 52 años de vida litúrgica consciente y de servicio al altar. 

9.- Espero que ningún lector me saque aquello de que antes del Concilio la gente seguía la misa rezando el rosario y de rodillas sin entender nada. No estoy hablando de eso ahora. Me centro en cómo nos encontrábamos, litúrgicamente hablando con el misal del 62, y las instrucciones y decretos del 65 y el 67. Y la cuestión es si era necesario seguir adelante o detenerse ahí. Nada más. Y evidentemente si los beneficios en términos absolutos para la vida de la Iglesia de la Reforma del 69 (Misal Romano del 70) son reales o no. 

This is the question. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

El Tabor en el Montseny

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Jordi Pujol vuelve a subir a pie al Tagamanent

                    

El nacionalismo catalán siempre ha tenido una tradición montañera con un trasfondo religioso. La imagen del monte Tabor y la Transfiguración del Señor se han vertido siempre detrás de esa necesidad de ascender a los picos más altos, donde se producen las más inesperadas revelaciones. El carlismo, verdadero antecedente del independentismo catalán, instituyó la tradición de echarse al monte y desde ese monte bajaban partidas con curas trabucaires. El nacionalismo -y sus inmediatos precedentes- siempre ha sido un fenómeno muy rural. Basta contemplar los resultados electorales entre pueblos y capitales o las tremendas diferencias entre los escrutinios del Área Metropolitana de Barcelona y el resto del territorio. Sin embargo, a partir de la eclosión del procés, al soberanismo le dio por el asfalto, abandonó los aplecs y el excursionismo y se decidió a invadir las urbes en grandes manifestaciones, mediante autocares que llegaban a la capital desde cada uno de los pueblos del Principado. Ya no se subía al monte, sino que desde el monte se bajaba a la ciudad.


Ahora la pandemia ha modificado las tornas y agudizado el agotamiento que se venía intuyendo. Se ven pocos lazos amarillos por las calles, los partidos independentistas se han diluido en múltiples grupúsculos enfrentados entre sí, los ciudadanos tienen otras preocupaciones y la masa igual que aparece desaparece. Y justo cuando asistimos a este inesperado fenómeno vuelve el nacionalismo a la montaña, con el gran patriarca, el viejo Jordi Pujol, subiendo al Tagamanent.

Jordi Pujol vuelve al Tagamanent 80 años después de la derrota

El monte ha vuelto y Pujol con 90 años ha subido a esa cima de la sierra del Montseny. El Tagamanent había sido su particular monte Tabor, con tan solo 10 años. En el año 1940, el niño Pujol subió a dicho pico de la mano de su tío Narcis y al ver la ermita y las masías destruidas captó el hundimiento en el que se encontraba el país y decidió que “había que reconstruirlo”. Era el monte Tabor iniciático de aquel precoz muchachillo. Escuchó una llamada, ciertamente no la del Todopoderoso, pero en él tendría similares consecuencias: le esperaba una vida de sacrificios por la patria. Una patria que debía reconstruirse y él era llamado a ponerse al frente.


El episodio siempre ha sido explicado así por Pujol y creído a pies juntillas por sus múltiples adoradores. Tanto da que se preste a la hilaridad y resulte más bien grotesco: un mocoso de 10 años llamado a salvar a Cataluña desde la cima de un modesto pico del Montseny. Tampoco el Tagamanent es el Aneto. Pero es que además existen serias dudas sobre la veracidad del relato. Manuel Trallero en su libro Pujol todo era mentira (1930-1962) cuenta que en el año 1940 no se podía salir sin salvoconducto de Barcelona y que el Montseny fue una zona ocupada militarmente hasta el año 1947, en la que solía haber enfrentamientos con los maquis emboscados en la montaña. No parecía el lugar más idóneo para pasear con un niño de 10 años. Además, Trallero investiga las masías de la zona y afirma que tampoco era un lugar destruido, cual relata el prócer en lo que se presiente como una fábula. En el padrón de posguerra se incluyen cuatro núcleos de población, con 70 habitantes contabilizados. 


Pujol: Todo Era Mentira 1930-1962 : Desvelando el relato ...

Como todo relato con ínfulas religiosas del mismo nació un mito y Jordi Pujol, al cabo de 40 años, pudo contemplar como aquella revelación era ratificada por el pueblo soberano y ya no hacía falta subir al monte, sino que Cataluña le llamaba personalmente a él para que reconstruyese el país. Una obsesión, curtida desde su más tierna infancia, se convertía en realidad. El pueblo le votaba para que fuese su mandatario y ejercería el mandato durante 23 largos años.


Al final, como a todos los patriarcas, Dios le ha concedido el privilegio de la longevidad y con 90 años ha vuelto a subir por la ladera, cual pequeño Abraham. Tampoco es que la subida del ex honorable haya sido una heroicidad. 15 minutos de ascensión por camino bastante llevadero. Pero ya quisiéramos muchos poder llegar a esa edad en similares facultades. Pujol ha podido subir de nuevo a su monte Tabor y reverberar aquella primera transfiguración. Incluso se le escuchó decir aquello de las tres cabañas. Aunque no citó ni a Moisés ni a Elías. Se le debió olvidar, porque el trasfondo religioso de Pujol está tan acendrado que el primer movimiento que impulsó se llamaba Crist i Catalunya y cuando se confesó corrupto, lo hizo como un penitente más, expiando sus culpas y las de toda su familia. Expiación que, en un principio, provocó la consternación entre sus feligreses, pero que, poco a poco, los aguas están volviendo a su cauce, permitiendo su absolución. Un corrupto fundó un movimiento. Siempre desde lo alto del monte. Desde la supuesta revelación del Tagamanent a la fundación de CDC en la mismísima montaña de Montserrat.


Oriolt

Quim Torra en Montserrat para reivindicar el uso del catalán

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Ayer el compañero Oriolt nos hablaba de la simbología de la montaña para el nacionalismo catalán y muy concretamente para el gran patriarca histórico del mismo, el ex-presidente Jordi Pujol. Ciertamente que sí hay una montaña "sagrada" para el nacionalismo esa es Montserrat, porque la abadía benedictina ha acogido desde hace muchos años todas las reivindicaciones secesionistas. A nuestros "católicos" presidentes de la Generalitat, todos a excepción de Montilla, les ha encantado subir a la montaña serrada para sus acciones políticas, se encuentran como en casa, y el abad Josep Maria Soler es su gran valedor.

En esta ocasión ha sido el president Torra el que ha subido a Montserrat para promocionar la lengua catalana y para recordarnos el conocido mantra de que "el catalán es un factor de cohesión social", algo completamente falso porque lo que intentan es la imposición, en la que el catalán es la única lengua oficial del Govern, la única que se enseña en las escuelas, y la única en la que se dirigen los actuales dirigentes incluso cuando los periodistas les preguntan en castellano, teniendo que traducir en subtitulado las declaraciones de los mandamases catalanes.

La visita se encontraba dentro de la campaña "Camins del català" y la presentación se hacía precisamente en Montserrat como lugar emblemático para lengua catalana al que se añaden otros lugares significativos para la historia de esta lengua. Torra visitó acompañado del prior benedictino Ignasi M. Fosas el Camí dels degotalls, en el que se ha instalado un monolito del escultor Ramon Maria Jounou dentro de una serie del mismo autor para diferentes lugares que representan un momento o concepto que ha sido clave para la lengua catalana.

En las fotos y noticias de este acto no aparece el abad Soler, no sé si es que no se encontraba allí, o prefirió no salir retratado, sobre todo después de la última subida del President Torra a Montserrat en que con la excusa de una plegaria por los políticos presos, ocuparon la basílica de la patrona de Cataluña para hacer un simple mitin político.

Detrás de la visita aparentemente cultural hay también un trasfondo económico, Montserrat ha quedado tocada en sus finanPhotoshopzas por el COVID19, la falta de turistas y curiosos, porque lo de peregrinos no hay quien se lo crea, ha mermado muchas las arcas del Patronato. Torra reivindicó esta campaña del catalán como un motor turístico, algo más que dudable, como la inversión de 7,4 millones de euros para atraer al turismo español no catalán con el eslogan "Cataluña es tu casa". Ahora resulta que necesitan del turismo de la corrupta y antidemocrática España. Después de insultarla y pedir su independencia, por necesidades económicas vamos a entonar el "amigos para siempre" y ocultaremos con Photoshop las esteladas y las pancartas independentistas en los carteles y guías para promocionar el turismo del resto de la península.

Ya ven, lo que tendría que ser un lugar de oración queda marcado por los intereses políticos, por los económicos, por los turísticos, pero para nada por los religiosos, luego se extrañan como comenta Oriolt en su escrito en el diario el Mundo de que la vida religiosa en este monasterio languidece, los monjes cada vez son más viejos, y las entradas con cuentagotas, la comunidad se ha reducido a la mitad desde la llegada del actual abad, no sería extraño que estos monjes que no quieren ver ni en pintura un religioso que no sea catalán y comprometido con la nació, se vayan extinguiendo poco a poco, aunque quedará el lugar emblemático para el nacionalismo, el parque temático, el negocio económico, y el turismo.

Francesco Della Rovere

Nombramientos parroquiales en la diócesis de Vic

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O cuando un obispo cree en la universalidad de la Iglesia
Recibimiento hostil a Romà Casanova en su entrada como obispo de Vic

Poco a poco se van conociendo los nombramientos parroquiales para el próximo curso en la mayoría de las diócesis catalanas, en casi todas excepto en Barcelona, en la que ya comenté que la cosa iba para largo, probablemente para septiembre y en la que además estaba la patata caliente del cargo de rector de Seminario, que puede permanecer el mismo agravando la crisis de la institución o bien nombrar uno de nuevo.

Estos días he visto los nombramientos de Vic, la verdad es que conozco muy pocos sacerdotes de aquella diócesis por lo que no puedo hacer una valoración de los mismos, pero si hay algo que me ha llamado mucho la atención y es que sobresalen muy encima los nombres y apellidos no catalanes. Y no sólo me refiero a los que corresponden a sacerdotes que hayan entrado en el Seminario porque sus familias ya vivían aquí, que son más bien pocos, porque Vic sigue siendo una diócesis de aplastante mayoría catalana autóctona, sino a muchos sacerdotes que han sido "importados" de tierras lejanas, especialmente de países latinoamericanos pero también africanos.

Este modelo es el que puede salvar una diócesis tan catalana como la Vic, donde las vocaciones lugareñas escasean y de seguir con el modelo clásico, en pocos años se convertiría en una diócesis prácticamente sin sacerdotes, sólo las soluciones valientes y atrevidas como las del obispo Don Romà Casanovas (catalán por todos los costados) pueden dar futuro y esperanza a esa diócesis emblemática del corazón de Cataluña que ha tenido prelados tan emblemáticos como el venerable Dr. Torras i Bages.

Observen ustedes los nombres de los sacerdotes nombrados y verán el numeroso grupo de africanos: Paul Badibanga Mudimina, Étienne Cishimbi wa Cishimbi, Jean Pierre Citenga Mujanyi, Jean Pierre Havugimana, Oswald Sibomana, o el de los latinos: Andrey Castrillón Madrid, Alejandro Enríquez Islas, Balbino Ramón Mújica Torales, Jorge Luis Salas Barriga, y por lo que se refiere a los catalanes, tan solo encontramos: Florenci Gras Santolari, Josep Maria Riba Farrés y Ricard Lázaro Medina (aunque este último no pasaría la prueba de los ocho apellidos catalanes).

El nacionalprogresismo catalán ha defendido siempre que prefiere que la Iglesia se extinga en Cataluña antes de que vengan sacerdotes o religiosos de fuera que no entiendan la realidad "nacional" (dicen ellos) catalana. Ahí tenemos a los monjes de Montserrat, donde sólo entran monjes del terruño, o las abadías femeninas, es el caso ya comentado de las benedictinas de la calle Anglí de Barcelona, ya con muy poco margen de vida, a las que no les preocupa nada su desaparición, pero que jamás aceptarán religiosas de fuera. Mientras tanto salen patéticas con sus sillas de ruedas y sus batines de residencia de ancianos a reclamar la libertad de los políticos presos.

Don Romà Casanovas llegó a la diócesis de Vic en medio de una gran polémica, antes de tomar posesión declaró que "la Iglesia catalana no existe", porque sólo existe una Iglesia que es universal (Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam). Estas declaraciones le valieron el odio del nacionalprogresismo que le montó una manifestación de rechazo el mismo día de su entrada episcopal.

El obispo Casanovas, hijo espiritual de Don Ricardo Carles (que lo promocionó a la mitra), no se achantó por las amenazas y por el rechazo del sector más radical de su feligresía y ha tirado adelante su proyecto de Iglesia universal en Vic, no tiene ningún inconveniente en acoger sacerdotes no catalanes para cubrir las bajas de un clero local cada día más escaso y envejecido, tampoco le ha temblado el pulso en substituir a algunas congregaciones religiosas que van cerrando sus casas o conventos por otras de fuera, en uno de estos casos con fuerte polémica como ha sido la presencia del Instituto del Verbo Encarnado en Vic y Manresa.

La teoría nacionalprogresista de que estos sacerdotes y religiosos no se integran es totalmente falsa, a los fieles de calle no les importa demasiado si su párroco es blanco o negro, si lleva sotana o viste de camionero, lo que quieren es ser bien atendidos espiritualmente, que les hablen de Dios y les administren correctamente los sacramentos, y la mayoría de estos sacerdotes son buenos ministros del Señor y la gente está contenta con las lógicas excepciones del racismo de Torra y compañía.


El Seminario de Vic, cuando aún habían vocaciones autóctonas

Incluso se ha dado la circunstancia de que algún sacerdote africano ha querido integrarse tanto en su nueva parroquia que ha acabado manifestando que está a favor de la independencia de Cataluña, porque es lo que cada día ve en esos pueblos donde el independentismo roza casi el 100% de la población, pero más allá de esa anécdota, son sacerdotes que como todo ciudadano puede tener sus ideas políticas, pero no hace política en el templo ni politiza la casa de Dios.

Que en Barcelona siendo una capital cosmopolita abunden los sacerdotes que son de otras latitudes no sorprende, pero en Vic que es una diócesis que ha tenido siempre sólo clero propio, si que llama la atención, es obra de un obispo discreto, pero que como una hormiga ha ido cambiando la imagen del clero de una diócesis para que el día de mañana siga teniendo pastores que cuiden de sus rebaños.

Antoninus Pius

Podredumbre perfumada

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Ellos tratan constantemente de escapar/ de las tinieblas de fuera y de dentro/ a fuerza de soñar sistemas tan perfectos que nadie necesitará ser bueno. (T.S. Elliot. Los coros de la Piedra)


He de confesar, ingenuo de mí, que cuando el papa nombró la comisión para combatir los abusos del clero, abrigué alguna esperanza. Primero, porque estaba convencido de que algo haría la Iglesia para afrontar uno de los mayores problemas de su historia. Y luego porque la esperanza es lo último que se pierde.


He de confesar, asimismo, que uno de los elementos que más contribuyó a sostener esa esperanza fue el hecho de que formase parte de esa comisión, nuestro admirado Jordi Bertomeu, un sacerdote con gran perspectiva y cargado de sentido común: virtud indispensable para valorar lo que nos está ocurriendo. Lo ha explicado extensamente en el artículo que publicó en la revista Ecclesia para conmemorar el primer aniversario de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Vos estis lux mundi”, que fue a su vez el documento con que se cerró la “cumbre” de la Iglesia para afrontar el tema de los abusos.

Pero claro, explicar que los abusos sexuales son en realidad “abusos de poder” que en la Iglesia tienen la forma de “clericalismo”, es lo que llaman en catalán “fugir d’estudi” o, como tan gráficamente decimos en español, salirse de cualquier pregunta comprometida con un manzanas traigo. Y claro, en vez de responder al problema concreto del abuso sexual, nos salen por peteneras diciendo que en realidad se trata de un abuso de poder (que, por cierto, en una sociedad tan hecha a los abusos del poder, empezando por los de Hacienda, se percibe este abuso como mucho menos grave que el abuso sexual). Una vez más, los abusos los pagan los abusados. ¿Quién si no? Y la gran Cumbre, con sus protocolos, cumple la misma función que el nombramiento de “comisiones” para marear la perdiz, en vez de buscarles solución a los problemas sistémicos.


¿Pero qué puede hacer el bueno de Bertomeu, si los de arriba ya han dicho que el diagnóstico es esa cosa del clericalismo? Pues debe ser eso: que los curas se engolfan en los abusos sexuales a fuer de clericalistas; y los obispos, con mucho más poder clerical, es normal, es humano que añadan su mayor dosis de clericalismo al problema, reforzando con su benevolentísimo silencio y ocultamiento, el clericalismo de los curas. 


Y como estamos en un mundo que funciona por protocolos, pues la solución propuesta por la “cumbre” tenía que ser la elaboración de unos protocolos para la cúspide del clericalismo, para los obispos, que es justo el estamento que le ha dado al problema dimensiones dantescas. Y para completar sus trabajos, la Cumbre propone para la plebe una nueva “espiritualidad de la prevención”, cimentada en una especie de mística de la sagacidad de todos los miembros de la Iglesia para percibir los abusos, y de santa audacia para denunciarlos.


Bien dice mosén Bertomeu, cargadísimo de sentido común, que la Iglesia está inmersa en los mismos problemas que el mundo, y que éste de la hipersexualización hasta abusar de los más indefensos, es un problema del que la Iglesia no se puede evadir por formar parte (cada vez más vocacional y jubilosa) del mundo. Eso es totalmente objetivo. Pero nada que ver con el Vos estis lux mundi. En efecto, si alguna luz está iluminando hoy con gran fulgor a la Iglesia, esa es la lux mundi por la que tantos hombres y mujeres de la Iglesia, y de bien arriba, se han dejado deslumbrar. Y en vez de aportar ellos al mundo la luz de Cristo, se dejan no sólo iluminar, sino también deslumbrar por la luz del mundo.


El problema, mi admirado Bertomeu, es que no es sólo el mundo el que se ha sacudido la conciencia de pecado (sí, sí, esa cosa tan rara también hoy para la Iglesia, el pecado), sino que hasta en la más alta instancia de la Iglesia, nada menos que en la Congregación para la Doctrina de la Fe y en la mismísima Sede Apostólica, el delito parece que ha suplantado al pecado. Hasta el punto que un documento papal con un título tan esperanzador por su inspiración evangélica, el Motu Propio “Vos estis lux mundi”, vosotros sois la luz del mundo, se olvida totalmente del pecado para quedarse en el delito. Cosa tremendamente grave para la Iglesia. Porque el delito apela a la ley, mientras que el pecado apela a la conciencia. Por tanto, amigo Jordi, primero hay queformar las conciencias en la fe y en la moral genuinamente católicas y no sustituirlas por protocolos. Pero, claro, es que la modernidad le exige a la Iglesia que olvide esa cosa tan anticuada del “pecado”. Sin pecado ya no hay responsabilidad personal… y ésta se diluye entonces en los protocolos. Por eso, al final, o nadie peca o todos lo hacen -por ignorancia insalvable, supongo-, y santas pascuas.


Y sí, es donde estamos, en una tremenda falta de conciencia. Porque la ley te obliga si es capaz de hacerte cumplir; y caso de que no cumplas, sólo te obliga si te pilla. Sí, en eso estamos: la ley sólo consigue obligarte si te pilla. Y claro, al poder rarísimamente le pilla la ley. Y como es el poder el que hace la ley, está bien claro que la hacen pensando sólo en los demás. Así que sólo nos puede salvar la conciencia; de lo contrario, estamos perdidos.


¿De qué nos sirve que Vos estis lux mundi proclame en su art. 4 que los prejuicios, represalias o discriminaciones por haber presentado un informe(denuncia por abusos) estánprohibidos? ¿Prohibidos? ¿Y eso remediará los abusos y hará que nadie tema denunciarlos? ¿Y qué es una prohibición para la cúspide del clericalismo, si la horrible avalancha de responsabilidad en que han incurrido no ha tenido absolutamente ninguna consecuencia para ellos? Miles y miles de casos, y han caído sólo un par de altos jerarcas, quedando impunes, irreprochados e irreprochables los más altos responsables. Ahí está el pedófilo ex cardenal y ex arzobispo McCarrick y todos sus protegidos episcopales que él mismo patrocinó y promocionó, y que siguen ahí como si tal cosa.


Muy bien el “protocolo” de actuación, muy bien la articulación de más articulado del Derecho Canónico después de haberlo hecho trizas y de haber garantizado que es papel mojado. ¿Pero acaso no tiene la Iglesia otros recursos para ordenar la conducta de los clérigos y de los fieles? ¿No existen seminarios conciliares encargados de seleccionar a los candidatos al sacerdocio que impidan la ordenación de homosexuales inclinados a la pedofilia? ¿A qué se dedican? ¿A formar a hipócritas carreristas sin más objetivo que congraciarse aterciopeladamente con los superiores y así hacer méritos?


Ni siquiera tenemos el consuelo, tan anticuado ya, de una iglesia que, como el Cordero de Dios, carga con los pecados de sus miembros. Para los más graves problemas de la Iglesia ya no hay pecado, ni arrepentimiento ni sacramento de la penitencia, ni perdón. La Iglesia ya no ha de cargar con nada. Unos cuantos paripés y a seguir, que no ha sido nada. Con los protocolos nos apañamos. Y con eso se lava el vértice eclesiástico todas las responsabilidades ante el mundo: que lo básico son unos buenos protocolos… 


Ahí estamospues imitando fidelísimamente al mundo, enfangado en la pederastia hasta las cejas (¿también por clericalismo?), pero eludiendo sus responsabilidades la inmensísima mayoría de los que están en “abuso de poder”, que dice el papa. Extraño clericalismo. El caso es que la cosa está montada para que la inmensísima mayoría de los abusos ni siquiera pasen por los tribunales; porque para eso está el poder, también el judicial (con su tremendo abuso de poder), tanto en el mundo como en la Iglesia. Al poder no le alcanzan esos vendavales. El sistema queda impune al igual que los que lo manejan. Y eso es lo que ha ocurrido con Vos estis lux mundi. El pasado no existe (es que perro no muerde a perro), y el futuro se reduce a un protocolo tan voluntarioso como las infinitas leyes civiles que, más que prevenir, parecen abrirles a los abusos un camino cada vez más ancho.


¿Y qué nos queda de esa mirífica cumbre contra los abusos de menores en la Iglesia y contra su ocultación por parte del episcopado? Pues eso, que también en esto, la Iglesia - ¡Pobre Iglesia Santa y a la vez ajada por sus malos hijos! - está consiguiendo parecerse al mundo tanto, como si fuese ella la autora de los inventos del mundo para quedar impune. Tras la inmensa polvareda, nada de nada: Amnistía general, olvido de unas responsabilidades tan sumamente graves, pero tan universalmente compartidas. Mal de muchos, consuelo de tontos, al fin. Efectivamente, es la gran oportunidad de hacerse los tontos. Fragante purulencia: eso es lo que tenemos.  


Mira, Jordi, perdona una franqueza que puede salirme cara, tal como las gastan ahora con los que no hacen surf en la ola… Cuando me cuentes que, desde tu flamante Congregación, estáis examinando y persiguiendo los abusos sexuales de la barcelonesaCasa de Santiago -esa que tenéis, por alguna oscura razón, muerta y enterrada, aunque sigue viva y haciendo carnales estragos por el mundo- con el mismo interés con que persigues las porquerías de Karadima en Chile, empezaré a creer que la cúspide eclesial se ha tomado el problema en serio. Cuando por fin te sumerjas en la barcelonesa -repito- Casa de Santiago, la de Paco Andreo, Albert Salvans y Pere Cané, te darás cuenta de que las truculentas historias del Boston Globey el cardenal Law, comparadas con las nuestras, acaban palideciendo. Verás y olerás entonces cuán bien perfumada está nuestra podredumbre.


Custodio Ballester Bielsa, Pbro.

www.sacerdotesporlavida.info

La Glosa Dominical de Gérminans

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SIN MEDIDA 


Observando los tiempos en los que vivimos, tiempos recios, densos de grandes contradicciones, me doy cuenta con más fuerza que nunca de que es la vuelta a lo esencial lo que nos salva. “Lo esencial”, expresión de una pobreza radical que únicamente en las manos de Dios puede convertirse en descubrimiento de la mayor riqueza. Esencial que tiene aroma de inicios, que tiene el parecido con una semilla esparcida abundantemente sobre la tierra, custodiando anhelos y esperanzas para la vida del mundo.


Indiscutiblemente la protagonista de este domingo es la Palabra de Dios. Palabra de amor que Dios pronuncia sobre nosotros, sobre el mundo, sobre la historia y que acaricia como una brisa suave nuestra vida, tantas veces suspendida en el sufrimiento y en el “sin sentido” en el que parece hundirse la mejor de nuestras jornadas. Palabra eficaz que no vuelve al remitente, sin antes obrar aquello para lo que fue ideada y enviada. Palabra que lleva en sí el gemido de toda carne y de toda la creación entera, sedienta de vida, de libertad, de plenitud, de Dios. Palabra que realiza lo que promete, porque Dios es fiel siempre a sus promesas.

En la vida de cada uno de nosotros, aunque la rechacemos, aunque no nos demos cuenta, aunque quizá nos sintamos aplastados por nuestra superficialidad, está obrando la Palabra de Dios que como fecunda semilla, visita nuestra tierra.


De todo esto nos habla el evangelio a través de una parábola.  Un texto que aunque conocido de sobras, no podemos tratar como si fuese unas historieta de las que conocemos el final.


https://4.bp.blogspot.com/-6NkB2xE-0Rg/U7-1_E3Dk9I/AAAAAAAAEu4/PmSDMapA1oo/s1600/Domgregori2.jpgEn el centro de la parábola de hoy no encontramos al sembrador y ni siquiera el terreno. En el centro de todo está la semilla, es decir la Palabra, y de hecho las cuatro situaciones que el evangelio describe, cuentan los destinos diversos a los que se ve abocada la única semilla: el anuncio de la Palabra.

El relato (Mt 13,1-23) describe una siembra verdaderamente sobreabundante, exagerada, casi un “derroche”. La exageración y la gratuidad del sembrador que derrocha la semilla entre zarzas, piedras y camino no está orientada a la ganancia o al lucro, no hace categorías o preferencias entre terrenos: todo habla de Dios, de su amor loco y desbordante, que se da sin medida, indistintamente, hasta el derroche. El evangelio está lleno de derroche, ama el derroche “por la vida” porque éste muestra el rostro de Dios: un Dios sembrador de vida a manos llenas, sin cálculos…


Hay que decir que también en la misma siembra son posibles éxitos diversos y contrapuestos. Nosotros anhelaríamos una victoria triunfante de la semilla, una presencia visible y dominante del germen de la Palabra que se hace camino en la tierra estéril. Y en cambio no. Continuamente experimentamos como en nuestro corazón conviven espacios de acogida y de superficialidad, situaciones de asfixia debido a tantas, demasiadas preocupaciones del mundo; y horizontes inéditos, al límite de la confianza y la esperanza que palpitan en Dios.


C:\Users\FRANSESC\Desktop\DOMINGO 16 DE FEBRERO.jpg

¡Me gusta imaginar la cara de los discípulos cuando a propósito de la semilla caída en tierra buena oyen hablar de una cosecha en términos de 100, 60, 30 sacos! La proporción obviamente es altísima, desmesurada, inverosímil, considerando los escasos medios de Palestina en aquellos tiempos de Jesús. ¡Que exageración! ¿Cómo es posible una cosecha tan abundante?     Las leyes de la naturaleza son superadas, son dejadas de lado para ceder el paso a una nueva ley: la del amor que se adelanta a darlo todo a fondo perdido, sin esperar nada a cambio: que es exageradamente, incomprensiblemente divino.


Es la justicia divina que espera que nuestra justicia humana sobrepase la de los escribas y fariseos, que supere los preceptos pormenorizados y de corta mira del cumplimiento observante de la ley, y entre en la dinámica del amor fraterno que es exigencia del sacrificio de Cristo que murió por los enemigos y que nos exige vivir reconciliados con todo el mundo (Mt 5,20-24). La unanimidad en el amor es además condición para la oración comunitaria (1 Pe 3,8-15) Ése es el atrio de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. (Rom. 8, 18-23).


Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

El misterio de Cristo en el tiempo

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Majestat de Sant Joan de Caselles


CAPITULO I : HAY QUE SALVAR AL HOMBRE


El cristiano vive avanzando hacia la plena realización de su vocación de hijo de Dios. Desde toda la eternidad, Dios nos ha elegido para que llegásemos a gozar de la felicidad eterna, que se identifica con el ser mismo de Dios. Los que han conseguido la gloria poseen a Dios, porque lo conocen a la luz del propio conocimiento de Dios, y le aman y lo gozan con el mismo amor con que Dios se ama y se goza.


Cuando el hombre comienza a ser cristiano, en el momento del bautismo, recibe el don de la gracia, que lo hace digno de amor a los ojos de Dios, porque reproduce en su alma la belleza espiritual de Dios; don que, por otra parte, lo capacita para conocer a Dios y amarle.

https://lh4.googleusercontent.com/4s3792GnGxWklNZJ6epVuDNVSfIAs_z5zx8UCmRjFmOp5wRStOeZlgpEDaATtPqNiZVulc-_1JoKQN3V_7QYZBQ9UZ85Iq0vB6KOQP6Otiur-DtKx4PJRlut-RIIvACE3APara llegar a la madurez del amor –que lo hará apto para el eterno disfrute de Dios- el hombre debe vivir antes entre los hombres. Es entre sus hermanos que se ha de ejercitar en la lucha humana, para llegar a ser cada día más libre de las tendencias que ahogarían en su interior la claridad de Dios.


El hombre se salva cuando realmente realiza el ideal que Dios se propuso para él, al llamarlo a la existencia. Pero este ideal no puede definírselo el hombre en solitario. Necesita aprenderlo, de muchas maneras, escuchando la voz de Dios que le habla desde la humanidad salvada: la Iglesia. Más aún necesita valerse del concurso de toda la humanidad. Tiene que observar con buena voluntad los hechos que va conociendo, tanto los buenos como los malos. Así va entrenándose en la firme y serena búsqueda del bien, siempre y en todo lugar. No hay ni un solo acontecimiento humano que sea inútil para la salvación de los que quieren salvarse. Todos nos aportan, de alguna manera, el mensaje de Dios pidiéndonos amor. Para llegar a la caridad madura, el hombre necesita tiempo y pasar por la prueba de circunstancias diversas.


A través de la mutación de los tiempos, hay algo en la vida de los hombres que persiste, que se va precisando; que hace que aquel hombre cada vez se convierta más en él mismo. Es necesario que este afianzamiento de su propia personalidad vaya unido a un aumento de la potencia de amar; y de amar a Dios a través de los hombres.


Puede que desafortunadamente no sea así. Puede que el tiempo pase en vano, y que la vida no sirva para el destino que Dios le ha dado; y que con todas, el hombre permanezca pertinaz y testarudamente en su egoísmo.


El tiempo es un don de Dios, la vida es un don de Dios; pero si el hombre no quiere usarlo bien, no sacará el partido de él que Dios espera.

 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet


Del catolicismo de Salvador Illa

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    España no descarta la vuelta al confinamiento total ¡Máxima alarma ...


Las biografías canónicas del ministro de Sanidad aseguran que es católico y católico practicante. Sin embargo, ahí se detienen: nadie sabe dónde practica el catolicismo. Cierto es que estudió en los escolapios de Granollers y cursó un máster (MBA) por el IESE de Navarra, pero eso no es garantía de nada. Cuántos ateos han salido de colegios religiosos y cuántos ateos se han aprovechado del prestigio de las escuelas de negocios del Opus Dei. Por ahí no van los tiros. Los tentáculos del supuesto catolicismo de Salvador Illa provienen más bien de su amistad y cercanía con Josep María (Pipo) Carbonell, el católico oficial del PSC.


El actual ministro jamás fue un joven socialista. Su afiliación al PSC data del año 1995, cuando con 29 años se presenta a las elecciones municipales de la localidad de La Roca del Vallés, resultando elegido alcalde. En dicha responsabilidad se mantiene hasta el año 2005, cuando es designado Director General de Infraestructuras de la Generalitat. Después pasó a Director de Gestión Económica del Ayuntamiento de Barcelona. Pero en el año 2011 se produce un cataclismo en el socialismo catalán: pierde los dos balcones de la Plaza San Jaime y se queda sin la Generalitat y sin el Ayuntamiento barcelonés. Illa es uno de los damnificados por la crisis de aquella potente agencia de colocación. Entonces llega el momento de recurrir a los amigos y ahí aparece Pipo Carbonell, en aquel momento decano de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna de la Universidad Ramón Llull; la universidad cristiana fundada por la archidiócesis de Barcelona. Además, Carbonell es el presidente de la Fundación Joan Maragall, donde acaba de suceder al eterno Antoni Matabosch. El faro cultural más progre del arzobispado de Barcelona.


De la agencia de colocación socialista se pasa a la agencia de colocación Ramón Llull, que posee en Blanquerna uno de los más recurridos refugium peccatorum. Desde 2012 Salvador Illa será profesor asociado de la facultad que dirige Carbonell. Y gracias a esa canonjía percibe un salario hasta el año 2016, cuando es designado Gerente de Empresa, Cultura e Innovación del Ayuntamiento de Barcelona. Ese es el único contacto católico que se conoce del católico Illa: cuando se quedó sin sustento diario fue albergado por la Blanquerna de Josep María Carbonell y la Joan Maragall del mismo Carbonell, donde coincide con Núria Iceta Llorens, la hermana del secretario general del PSC. Un magro currículum aderezado de buenos contactos. Contactos del ala católica del socialismo catalán.

A la izquierda Josep Maria Carbonell, a la derecha Núria Iceta

A pesar de ese supuesto catolicismo, el ministro Illa no compareció al funeral por las víctimas de la pandemia que tuvo lugar la semana pasada en la catedral de la Almudena, donde sí acudieron los Reyes. La representación gubernamental estuvo personalizada únicamente en la vice-presidenta Carmen Calvo. No acudió ningún otro ministro. Ni siquiera ese hombre tan sieso que se ha venido asomando quasi-diariamente a nuestras pantallas de televisión en los últimos cuatro meses. El ministro católico que ha sido el primer responsable en la gestión de la pandemia no comparecía al funeral organizado por la Conferencia Episcopal por las víctimas de la pandemia. Tampoco lo hacía su jefe, Pedro Sánchez, que se inventaba un viaje para no aparecer entre obispos; pero, al menos, el Presidente del Gobierno no hace gala de católico y su tesis doctoral no se realizó en un centro de la Iglesia.


Ahora tendrán su oportunidad el ateo Sánchez y el católico Illa de participar en el llamado funeral laico que convoca el Gobierno. Desconozco cómo será el mismo, pero como se asemeje a algunos que he asistido en algún tanatorio no son más que un remedo de unas exequias católicas, pero sin cura. No se reza, porque en lugar de sacerdote sale un funcionario (eso sí, mejor vestido que muchos de nuestros clérigos) y nos habla del último viaje del difunto o de que el mismo sigue permaneciendo entre nosotros o incluso mira al cielo y dice “dónde quiera que esté”. Uno creía que si no se recurría a un entierro católico era porque no se creía en la vida eterna. Si no hay vida eterna, sino hay cielo ni infierno, ya no hay nada más. Ni el cuerpo ni el alma del difunto van a estar en ningún lado. Jactarse de no creer, arrastrarse a la moda del laicismo o más bien del veto a los sacerdotes, para hablarnos de un remedo de vida futura parece una grotesca incoherencia. Pues así son los funerales laicos. Y a ellos empiezan a apuntarse muchos de nuestros conciudadanos. Incluso ministros supuestamente católicos, con desdén manifiesto hacia la Iglesia. Aquella a la que recurrieron cuando se quedaron sin trabajo.


Oriolt

Nos dejó Mercè Morer, la gran activista de la Adoración Eucarística de Barcelona

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Con tristeza recibí la noticia del fallecimiento de la Sra. Mercè Morer Vidal, durante muchos años presidenta de la ANFE (Adoración Nocturna Femenina Española) en Barcelona. Pero más allá de esta responsabilidad ha sido la persona que más ha luchado en nuestra complicada diócesis para extender y publicitar la Adoración Eucarística a Jesús Sacramentado, especialmente en los momentos más difíciles, que afortunadamente ya pasaron.

El próximo 24 de julio a las 7 de la tarde se celebrará una Santa Misa Funeral, para encomendar su alma al Señor, en la que fue siempre su casa, la capilla del Santísimo Sacramento (c/ Aragón 268), sede de la ANFE barcelonesa. Es de justicia que además de nuestra piadosa oración tengamos unas palabras de recuerdo y de reconocimiento a la gran labor que ha realizado esta santa mujer para que Jesucristo fuera adorado en nuestra ciudad, en la que ha abundado en las últimas décadas un clero muy poco propicio a la Adoración Eucarística.

Hasta hace un par de años, la Sra. Morer llamaba personalmente a las parroquias, iglesias, grupos eclesiales, congregaciones religiosas... para animarlos a incorporarse al calendario de Adoración Eucarística continuada al Santísimo Sacramento, cada año por el tiempo pascual. De esta manera los fieles tenían diversas opciones para encontrar una iglesia barcelonesa en la que hubiera Exposición a cualquier hora del día. Desde Germinans nos hicimos eco en algunas ocasiones de esta preciosa iniciativa y publicábamos integro el calendario que minuciosamente redactaba nuestra ya fallecida activista eucarística.

En la última conversación que mantuve con ella, se la veía animada por lo que a la Adoración Eucarística se refiere, y es que nuestra diócesis ha dado un vuelco importante en este tema, de ser algo residual, se ha ido convirtiendo progresivamente en algo mucho más habitual, la ordenación de sacerdotes jóvenes con otra mentalidad que la de los militantes del nacional-progresismo, ha hecho no sólo que en muchas parroquias haya Adoración Eucarística cuando nunca la había habido, sino que además la siempre complicada Adoración Perpetua ya cuente con diferentes iglesias en nuestra diócesis que recientemente se han aventurado a tan elogiosa misión.


Otro tema distinto es el sufrimiento que muchos católicos tenemos al ver algunas actuaciones de nuestra Iglesia jerárquica que nos llenan de preocupación, repasando su abandonado Facebook he visto como había incluido en 2015 un artículo titulado "¿A quién rinden culto estos obispos?" en que se hacía eco de como los obispos chilenos participaban de un acto en que un brujo andino realizaba una ofrenda a las deidades Pachamama, Tati Inti y los Malkus, ante la atenta mirada de los monseñores, vestidos con casulla. Más tarde se producirían situaciones aún más dramáticas que darían la vuelta al mundo con el visto bueno del mismísimo Pontífice.

Y aunque no era uno de sus temas prioritarios, no quiero dejar en el olvido un excelente escrito titulado "Nobleza obliga" sobre el martirio del obispo Don Manuel Irurita, en que de una manera muy detallada, explicaba para la revista Ave Maria, como el que fuera obispo de Barcelona fue asesinado y desmontaba las teorías de los que afirmaban que lo habían visto con vida posteriormente.

Se nos ha ido una gran católica, pero gracias a Dios, su gran obra sigue bien viva, porque son muchos ahora los que en Barcelona trabajan denodadamente para que el Santísimo Sacramento pueda ser adorado en iglesias y capillas, ella lo tuvo más difícil, pero su ejemplo ha cundido en muchas otras personas, entre los que hay un buen grupo de jóvenes. Descanse en paz Mercè.

Antoninus Pius

Montserrat, el gran santuario de la lengua catalana

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Montserrat, y con ella, con la montaña serrada, toda la Iglesia que peregrina en Cataluña (ésta con “ñ” es la grafía institucional para atraer el turismo español) se ha liado desde siempre la manta a la cabeza y se ha entregado con fe ciega a ese mantra oficial que proclama la lengua catalana como factor de cohesión social. Falacia a cuya promoción y aplicación se ha entregado la Iglesia hasta la saciedad; pero como ésa es su fe, no se ha movido de ella ni un milímetro. Y eso a pesar de que la realidad que ellos mismos han provocado, demuestra exactamente lo contrario: que la lengua catalana es para Cataluña un poderosísimo factor de desestructuración social.

En efecto, en toda Cataluña la Iglesia ha constatado cómo la imposición del catalán en los templos, ha expulsado (literalmente expulsado) a más de la mitad de los fieles. Esto se puede constatar comparando la afluencia de fieles a las misas (y ya no digamos a las iglesias) exclusivamente en catalán, y la afluencia a las que están abiertas al español. Y el otro referente, son las confesiones protestantes (cuya lengua ritual y pastoral es el español), que se han llevado un contingente importante de los fieles expulsados por la obsesión lingüística de los curas y obispos catalanes.


El muy honorable de turno, sabe perfectamente adónde va a rendir culto a la lengua de la “nasió”. Lo sabe perfectamente. En efecto, Montserrat destaca infinitamente más por su dedicación al culto de la lengua catalana (un culto verdaderamente esplendoroso) que por su culto divino. Dolorosa afirmación, puesto que tiempo hubo en que el atractivo que mantenía vivísimo un impresionante movimiento de peregrinación (no de turismo) a Montserrat, era el culto. ¡Impresionante! Pocos monasterios en el mundo, resistían la comparación con Montserrat en ese aspecto. A Montserrat se acudía, sobre todo, a la Misa conventual.

Pero estoy hablando de una antigüedad de más de medio siglo. El Concilio Vaticano II le dio el golpe de gracia a la gran Liturgia, al privarla, de hecho, de la lengua litúrgica mediante su vulgarización integral vertiéndola totalmente a las lenguas vernáculas. Es incuestionable el gran liderazgo de Montserrat en ese movimiento vernaculizador de la liturgia, por su afán de edificarle a la lengua catalana un trono regio en la liturgia. Y a fe que lo consiguió. Ganó la lengua catalana: una ganancia inmensa. Pero perdió la liturgia (50 años han sido suficientes para dejarla en andrajos).


Montserrat lideró la expulsión de los infieles (los que no compartían la fe-lingüística de la nueva Nación, la Nueva Jerusalén bajada del cielo) de las iglesias de Cataluña, del mismo modo que el gran inquisidor Torquemada exigió la expulsión de los judíos y de los moriscos de España. Al tiempo que García Giménez de Cisneros, primo del cardenal confesor de la reina, emprendía la restauración y reforma del monasterio de Montserrat, con monjes del monasterio de San Benito el Real, de Valladolid.


Lo que vieron claro, tanto el gran inquisidor Torquemada respecto a España, como los monjes de Montserrat y los torquemadas que los secundaron respecto a Cataluña, es que era imposible cualquier reconstrucción nacional si no era imponiendo una sola fe (una sola lengua-dogma en el caso de Cataluña). Y a eso han ido, a la expulsión de facto de los fieles que no compartían la misma fe lingüística. Pero nada de una fe tibia, sino un auténtico fervor lingüístico, Y en eso andan los curas y obispos más montaraces, junto a los despojos mortuorios de Montserrat. Por ahí van los torquemadas catalanes. Para lo que no hay más camino que la expulsión. Y eso ha sido.


¿Operación religiosa u operación política? Pues como quieran: cuius regio, eius religio. Es lo que hay. Y como la regio es Cataluña, pues no cabe más religión que la catalana, cuyo núcleo doctrinal es la lengua. Nihil sub sole novum. Y ahí tenemos a Torra, con toda su clerecía (por cierto, cada vez más menguada), empezando por la montserratina, cuya religión es su región y la respectiva lengua. Con una fidelidad y con un celo por esa religión, realmente paradigmático.



Claro que nos encontramos ante un dogma político indiscutible e innegociable: dogma de lengua única y por tanto de pensamiento único. Aquí no se admiten veleidades con ninguna otra lengua que pueda ser objeto de culto. El único culto legítimo, es el culto al catalán: tan ferviente y esplendoroso en Montserrat, como lo fue el culto religioso en sus mejores tiempos. Y eso lo sabe perfectamente el muy honorable Joaquín Torra. Es que una sola fe unifica a la sociedad de tal forma que es mucho más fácil de gobernar, que si hay más de una fe y más de un culto que seduzca los corazones.


Sí, finalmente es la lengua la que sirve de frontera frente al país rival que compite con ellos en la fe verdadera, y que además tiene grandes masas de población de esa otra nación rival enquistados como quinta columna en la nación legítima y verdadera, Pero por más que se empeñe en hacer también de aglutinador, ejerce única y exclusivamente la función de frontera. Lo que se hace es marcar territorio con la lengua. De manera que a toda ocupación de un territorio (el Matarraña por ejemplo), le precede la ocupación de ese territorio mediante la lengua, expulsando de él a la lengua-nación competidora.


¿Cuál es pues, la situación respecto a la función “aglutinadora y homogeneizadora de la lengua? Pues que, como si hubiese sido diseñada para ello, la lengua (el catalán) sirve de maravilla para estratificar la sociedad catalana; de manera que como si lo llevasen grabado en la frente, al menos durante una generación, el “nivel lingüístico sirve para distinguir de forma casi inequívoca, el grado de “integración” de “los de fuera”. A los que es imposible confundir con los auténticos, los genuinos, los de soca i arrel. Y por poner un ejemplo evidente, ahí tenemos al pobre Montilla que jamás se vio libre del complejo de “okupa”: ni antes de ser elegido presidente de la Generalidad, ni durante su presidencia (debió de ser eso lo que le impidió subir a Montserrat a ser ungido como catalán de pro: la lengua le delataba y le sigue delatando). Y aún hoy, en su calidad de expresidente, sigue con el estigma de okupa marcado a fuego en su lengua.


Por eso, pretender que la lengua catalana es un cohesionador social es una falacia como la de que la gasolina va genial para apagar el fuego. Una burdísima falacia. La lengua no es en Cataluña un elemento unificador (lo es políticamente, no socialmente), sino disgregador. Están perfectamente bien delimitados los estratos. Y adonde no llegue la lengua, porque el carrerismo lingüístico, como el de género, está muy bien regado y por tanto implantado, llegarán sin la menor duda los apellidos. Basta ver los apellidos del poder en Cataluña (por coeficientes) para que no quepa la menor duda al respecto. Pero bueno, ésa es la “verdad” oficial, ésa es la verdad única y es muy arduo oponerse a ella.


Virtelius Temerarius     

Cuestión de perspectiva

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Hasta un ignorante como yo sabe que hay abortos que de inmorales no tienen nada

(Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger).


En los saberes de la Iglesia, como en la mayoría de carreras y disciplinas, hay una gran variedad de especialidades, por lo general bien compartimentadas. Por eso es previsible que quien se especializa en un determinado compartimento, esté mejor documentado e instruido que el generalista. Pero el hecho de que cada uno enfoque la realidad desde su punto de observación, y que sea precisamente su singular observatorio el que le da las claves de interpretación de la globalidad, no significa ni mucho menos que ésas sean las claves que mejor ayuden a un profano a entender la realidad en cuestión. Pero es que cada uno maneja con mayor destreza y eficacia las herramientas en que se ha adiestrado.


Para el liturgista, el devenir de la liturgia desde el Concilio Vaticano II, y en él, la falta absoluta de disciplina, es la clave que explica la decadencia en que, a partir de entonces, se precipitó la Iglesia. Es un hecho. Para un canonista, será el arrumbamiento del Derecho Canónico y la dejación de sus funciones de vigilancia y disciplina por parte de los obispos, lo que dio al traste con una organización jurídica tan sabiamente construida y perfeccionada a lo largo de casi dos milenios. Para un moralista será la entrada de la Iglesia en rebajas: la moral de situación, la opción fundamental… y hasta en liquidación cuasi total de la moral y la moralidad que tan meritoriamente había construido. Y para el historiador, la clave de los males de la Iglesia habrá que buscarla en el avance de las furiosas fuerzas que luchan contra ella y dentro de ella, que crecen imparables, y además en los análogos males del mundo: la normalización institucional del aborto y de la eutanasia, de la fornicación y del concubinato, de la homosexualidad y del lesbianismo. Ahí está el arzobispo emérito de Tánger, tan ignorante e inmoral como dice ser… 

Antepongo a mi reflexión todo este prefacio, para explicar a mis lectores que las claves de interpretación que manejo para examinar la marcha del mundo y de la Iglesia, desde mi atalaya de defensor de la vida, las obtengo de dos decenios largos de dedicación a la lucha contra el aborto. Con la enorme fortuna de estar en conexión con el principal núcleo de esta lucha, los Estados Unidos (y no sólo por parte de la Iglesia católica) a punto de cumplir ya el medio siglo. En conexión también con otros movimientos por la misma causa tanto en Europa como en Hispanoamérica. Un dato muy preocupante, es que cada vez son más convergentes las posiciones a este respecto, del mundo y del staff eclesiástico. En efecto, siendo éste un tema absolutamente capital -el aborto es uncrimen abominable, lo calificaba el mismo Vaticano II-, resulta que la voz pública de la Iglesia procura no insistir demasiado en él, por considerar más vital, urgente y sobre todo actual, dedicarse con mayor insistencia a liderar la lucha en favor de la inmigración, el ecologismo, y contra la pobreza (sobre todo bajo el raro y pasteloso concepto de pobreza infantil) y demás corrientes doctrinales que convergen con las preocupaciones actuales del mundo. 


A partir de la pandemia se ha desatado en todo el mundo el temor de que tras ella se esconda una maniobra tendente a la implantación de la eutanasia: una eutanasia violentísima (no hay duda de cuál ha sido la población que se ha llevado la pandemia con suma preferencia), pero sin que se note demasiado. A los que denuncian los movimientos conspiranoicos, este temor les parece completamente enfermizo. Los que por el contrario venimos viendo cómo ha evolucionado socialmente y paso a paso la implantación del aborto en las leyes, en las políticas y en las conciencias (los medios dan fe de ello), y cómo se han ido colgando de ese derecho de la mujer, nuevosderechos sexuales que se imponen a toda la sociedad, junto con el derecho al aborto, estábamos ya siguiéndole la pista al nuevo gran derecho que nos redimirá de todos los males y de todos los pecados contra la sociedad y sobre todo contra la naturaleza: el derecho a una muerte digna, un derecho cuyo disfrute moralmente obligatorio a los 70 años habrá que promover como se está promoviendo el derecho al aborto, con audaces políticas proactivas.


Pues bien, en los ámbitos Provida estamos manejando desde hace ya más de 20 años, la hipótesis de que la última razón de ser del aborto era la eutanasia, con el objeto de abordar definitivamente con ella la rectificación de la demografía: pero no tanto en su inicio, sino en su final, en la vejez. ¿Limitar los nacimientos? Eso es accesorio. Lo que busca la ingeniería social es limitar la vida en su último tramo. Ya se está construyendo la conciencia de que quien se empeña en seguir viviendo después de los 70 años es un egoísta que perjudica a toda la sociedad. Y, sobre todo, sobre todo, a la Pacha Mama, la Madre Tierra. Y eso está en marcha. Ya nos lo advierten los grandes bancos: para la sociedad es insoportable el peso económico de los mayores de 70 años. Inasumible. Y ha tenido que ser la tremendísima eutanasia masiva practicada en esta pandemia (con abundantes escritos oficiales que lo testifican) la que abriera los ojos a los que no había manera de que quisieran ver. ¡Y los protocolos! Hay que leer los protocolos sanitarios para entender lo que ha pasado. ¡Y algún mitrado bendiciéndolos con toda su autoridad eclesiástica! 


Y esto va íntimamente ligado a la que llaman salud sexual y reproductiva, es decir a una tormentosa campaña para eliminar, por todos los medios posibles, la capacidad reproductiva del sexo, que empezó a aplicarse a partir de las conferencias de El Cairo (1994) y Pekín, donde la Iglesia todavía lideró la resistencia contra los pervertidos planes de los Clinton y el Nuevo Orden Mundial.  Las estadísticas de infertilidad tanto de las mujeres como de los hombres, progresan pero que muy, muy adecuadamente en el avanzadísimo Occidente.


Es natural que, a la inmensa mayoría de la población, la conexión entre aborto, ideología de género y eutanasia les suene totalmente extravagante. Es esa inmensa mayoría, lobotomizada ya sin saberlo y sobre la que está asegurado el poder, la que se niega siquiera a oír hablar de estas especulaciones: son gente que está conectada, encadenada y enredada con la cordura oficial.  

En los entornos pro vida fue sumamente laborioso ir tejiendo las ideas sobre las que sustentar esa batalla. Las dos ideas estratégicas más potentes fueron: primero, que se trataba de una batalla de muy largo alcance y que, por tanto, había también que plantear la lucha a largo plazo. Y la segunda idea potentísima fue que no nos encontrábamos ante una mera cuestión fenomenológica de tipo práctico (y, por ello, no sólo ante el aborto), sino ante la fase crucial de una ideología que venía implantándose desde muy atrás, y cuya estación final era la eutanasia. La visión profética de Pablo VI en la Humanae Vitae (1968) fue el valiente aldabonazo que intentó poner a la Iglesia en guardia. Su impresionante valor profético resplandece hoy con luz cegadora. Pero la mayor parte del clero y de los filantrópicos bienpensantes de entonces, la despreció y la denigró hasta donde alcanzó su soberbia necedad. Y aún ahora sus más conspicuos enemigos son promocionados para ocupar estratégicos puestos en las facultades teológicas y en el ejercicio pastoral. Y con más fuerza que antes…

Hay que decir que el gran foco de resistencia contra el aborto estaba en Estados Unidos y se visualizó en la imponente Marcha por la Vida que se celebra Washington D.C. todos los años, desde hace ya 43. Una marcha que, por cierto, es hasta el momento el fenómeno ecuménico mundial de mayor profundidad y autenticidad. Y, curiosamente, es a partir de ese fenómeno, que ha ido creciendo el argumentario científico y sociológico contra el aborto.

De ahí nacieron convicciones como las que siguen:

Hoy comprendemos una verdad eterna: Cada niño es un regalo precioso y sagrado de Dios. Juntos debemos apreciar y defender la santidad y dignidad de la vida humana.


Cuando vemos la imagen de un bebé en el útero, vislumbramos la majestad de la creación de Dios. Cuando sostenemos a un recién nacido en nuestros brazos, sabemos el amor infinito que cada niño trae a una familia. Cuando vemos crecer a un niño, vemos el esplendor que irradia cada alma humana.


Celebramos y declaramos que las madres son héroes. Vale la pena proteger a cada persona y sabemos que cada alma humana es divina y cada vida humana nacida y no nacida se hace a la imagen sagrada de Dios todopoderoso. No podemos saber qué lograrán nuestros ciudadanos aún no nacidos, pero sabemos esto: cada vida trae amor a este mundo, cada niño trae alegría a una familia. Vale la pena proteger a cada persona.

Es inútil que andemos dándole vueltas pensando qué obispo o qué cardenal (aunque los hay valientes seguidores del Evangelio) ha pronunciado estas palabras. Como dicen los que ya tiraron la toalla, es el turno de los laicos. Y para las mayores batallas que nos esperan, incluso de los no católicos. La Humanae Vitae es ya historia de la que reniega la inmensa mayor parte del alto y bajo clero. Y entretanto nos ha pillado y nos ha corneado, quedándose bien a gusto, el toro de la eutanasia: a la que abrió paso el aborto provocado y subvencionado.


Ya no se escuchan voces que anuncien o denuncien cosa alguna que pueda provocar persecución, o lo que es peor, ostracismo, ridiculización y desprecio… ¡Tengamos la fiesta en paz!, dicen desde la cúspide. Si acaso, resuenan tenues cánticos en las bóvedas vacías de una iglesia ya sin rebaño y que habla bajito para no molestar.


¡Basta de silencios! -decía Santa Catalina de Siena-¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido! Y es que, si estos callan, ¡hasta las piedras gritarán! (Lucas 19,40). Porque los pastores no, los pastores no hemos gritado -cual perros mudos y centinelas silenciosos- por los miles de ancianos eutanasiados a cuenta del covid. Un funeral de Estado, y aire. El muerto al hoyo y el vivo al bollo… que con un Crucificado ya hay bastante.


Custodio Ballester Bielsa, Pbro.

www.sacerdotesporlavida.info

La Glosa Dominical de Gérminans

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CONVERTIRNOS EN BUEN GRANO HASTA MULTIPLICARNOS

El problema fundamental de la parábola de la cizaña está resumido en la pregunta que los labriegos dirigen al amo del campo: ¿por qué hay cizaña mezclada con el buen grano? ¿Por qué existe el mal en el mundo? ¿Por qué los malvados prosperan junto a la buena gente permitiendo aparentemente Dios esta injusticia? (Mat. 13,24-43)


Según las expectativas de los judíos, con la venida del Mesías y la instauración del reino de Dios, los malvados habrían desaparecido de la faz de la tierra, junto con toda forma de pecado. Los primeros cristianos se hacen, pues, la pregunta: si Jesús ha traído la salvación ¿por qué aún hay mal en el mundo? ¿Por qué existe el pecado y los pecadores? La respuesta de la parábola es que es necesario esperar hasta el momento de la siega: sólo entonces la cizaña será eliminada definitivamente, quemada en el fuego.

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El Reino de Dios ya está aquí y las palabras y las acciones de Jesús lo manifiestan claramente; pero apenas está germinando, como un pequeño grano de mostaza o un poco de levadura. Hace falta esperar con paciencia hasta el cumplimiento de las promesas de Dios. No hemos de dejarnos desconcertar por la aparente debilidad e insignificancia de las obras de Dios en el mundo: el resultado será ciertamente superior a toda expectativa. Tal como debieron experimentar los discípulos cuando el Señor, compadecido de la multitud hambrienta que le seguía, partió y e hizo distribuir y compartir los siete panes que llevaban hasta saciar a más de cuatro mil, sobrando aún siete cestas (Marcos 8,1-9) Sobre los apóstoles recae la responsabilidad de distribuirlos. Algo parecido a lo que aprendemos en una relectura eclesial de la parábola de la cizaña. Es un cambio de perspectiva, ya que el acento recae en la responsabilidad que los cristianos tenemos de obrar el bien; y sobre todo de guiar al mundo hacia el bien. La cizaña sintetiza entonces el comportamiento de los que dan escándalo y con ello empujan hacia el mal, mientras que el buen grano es el cristiano que ama a su prójimo llevándolo hacia el bien y ayudándole a corregir sus errores. No es posible alcanzar el premio del reino preocupándonos sólo de nuestra salvación personal. De la misma manera que no es posible despreocuparse del hambre de la multitud pensando únicamente en saciarnos con lo que nosotros llevamos. Lo que nosotros llevamos, hay que compartirlo con los demás. Nuestra salvación pasa por la salvación de los hermanos que encontramos en el camino y que podemos conducir al bien o al mal.


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En la explicación de la parábola, se evoca un aspecto propio de nuestra vida humana que no está contemplado en la imagen originaria del grano y la cizaña. El buen grano no puede convertirse en cizaña ni la cizaña convertirse en buen grano; pero en nuestra vida la paciencia de Dios para con el mal y los malvados, unida al testimonio y al ejemplo de los cristianos, pueden obtener que aquello que ha sido sembrado en el mal pueda convertirse y dar buen fruto. Pero también es posible que el mal que hay a nuestro alrededor nos corrompa. La vigilancia pues es fundamental en el estilo de vida del creyente. Nosotros no sabemos qué pedir; pero el Espíritu Santo intercede por nosotros y viene en ayuda de nuestra debilidad. (Rom. 8,26-27) Es la vida nueva en la que hemos de caminar, sepultado el hombre viejo, tras la liberación de la esclavitud del pecado. (Epistola Rom. 6,3-11)


Pero no sólo eso, sino que además de no dejarnos ahogar por la cizaña, ¡tan abundante!, hemos de conseguir que sea el buen trigo el que resulte tan seductor para la cizaña, que la arrastre hacia el bien. Si más no, a respetarlo y a reconocer la aportación del buen trigo a la construcción de una sociedad sana. Que nuestra conducta, como en los primeros tiempos del cristianismo, cause admiración en los hijos de la cizaña. El resto del camino hasta la fructificación, queda en manos de Dios. 


Mn. Francesc M. Espinar Comas 

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

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