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Ya no solo señalan a las iglesias

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La noche anterior al 8-M tuvo lugar en Berga una manifestación convocada por un grupo denominado Xarxa de les Bruixes, que recorrió la población con antorchas y se dedicó a encender hogueras y rociar de pintura morada todas las iglesias de la localidad, incluido el antiguo convento franciscano que fue objeto de cesión al Ayuntamiento en el año 2016, una vez se quedó sin frailes. Xarxa de les Bruixes es el colectivo feminista de la comarca del Berguedá y toma su nombre de las brujas que, según la tradición, se reunían en la montaña del Pedraforca. Una denominación diabólica que acentúa su carácter anticristiano. No cabe ignorar que en Berga manda la CUP, apoyada por Esquerra Republicana, con lo cual la partida brujeril se halla auspiciada actualmente por el propio Ayuntamiento.


Pero este año se ha cruzado un umbral. No solo han sido atacados los templos de la población, ensuciada la placa de Mosén Armengou y coreadas las consignas anticlericales de costumbre, sino que se ha señalado y amenazado a un particular: la tienda de imágenes religiosas Cereria Sant Roc de la calle Major, que apareció con pintadas moradas con la palabra “CULPABLES”. ¿Por qué a esa tienda inofensiva, más allá de la religiosidad del producto de venta? ¿Por qué ese “CULPABLES” tan escueto como expresivo?  No es una tienda de la Iglesia, ni está adosada a templo alguno, ni sus ingresos nutren las arcas del clero. Entonces ese “CULPABLES” va dirigido a su propietario, el Sr. Roger Cortina y esto sí son palabras mayores. Tan mayores como que al Sr. Cortina se le acaba de colocar en la diana, no por vender imágenes y cirios, sino por ser un hombre de iglesia muy conocido en Berga y quizás por haber criticado aquelarres similares producidos con anterioridad. 

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¿A qué les recuerda esto? ¿Al libro -y la serie- Patria y al empresario euskaldún señalizado también con el “CULPABLE” correspondiente por no pagar el impuesto revolucionario? ¿O a aquel julio de 1936 en que se desató la matanza de curas y religiosos, pero también de muchos particularesmissaires? ¿O también a las delaciones de aquel mismo verano sangriento que acabaron con la vida de pequeños propietarios, ya fuese por celos, revanchismo o simplemente por ser de derechas? Lo cierto es que ni la CUP (que ostenta la alcaldía) ni ERC (que gobierna en coalición) han condenado los últimos actos vandálicos. 


La historia se repite. Ciertamente. Berga había sido una de las capitales de la Cataluña carlista en el siglo XIX, pero a principios del siglo XX empezó a desarrollarse un potente sindicalismo minero, que fue pasto de la radicalización, primero anarquista y después comunista, de tal modo que la comarca bergadana fue uno de los escenarios más sangrientos de la revolución de 1936 y la persecución religiosa que de ella se derivó: resultaron asesinados 23 sacerdotes, 21 religiosos, 1 seminarista y 2 laicos (los jóvenes fejocistas Miquel Tullueda y Jaume Serra). Y no quedó ni una iglesia en pie, santos y altares barrocos de los siglos XVII y XVIII quedaron pulverizados, los retablos barrocos y renacentistas desparecieron para siempre bajo la tea.    

La vigília del 8-M a Berga assenyala l’EsglésiaBerga fue un exponente de lo que ocurrió en toda Cataluña, en la que entre julio y septiembre de 1936 fueron asesinadas 4.682 personas: Religiosos: 2.441; Liga Regionalista: 281; Carlistas: 1.199; CEDA: 213; Falange: 108; Renovación Española: 70; Acción Ciudadana: 117; Unión Patriótica: 36; Sindicato Libre: 110; Fejocistas: 18; Sin identificación política: 34. Casi la mitad eran laicos. La amenaza que recaía sobre los mismos era el objetivo del terror: atemorizar a la población, acobardarla y conseguir su silencio. Nada que no estuviese inventado. Especialmente porque junto a la amenaza de perder la vida se unía el “impuesto revolucionario” que también cobraba el Comité correspondiente a todos aquellos ciudadanos que iban a misa o eran conocidos como derechistas o personas de orden. 

Esto sucedió en toda Cataluña en 1936. Sucedió en el País Vasco en los últimos 50 años. Ha sucedido en otras latitudes. Señalar, marcar, amenazar, atemorizar. Ahora sucede en Cataluña. Incruentamente, por el momento, pero con la particularidad de ser apoyado por los que se hallan en el poder: en Berga la CUP y ERC. Esa CUP que tiene en su seno a militantes que se dicen cristianos y esa ERC de la que decía el obispo Novell que tenía un germen de la democracia cristiana. Por cierto, Berga pertenece a la diócesis de Solsona. 

 

Oriolt 


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