Jordi Borràs es un fotógrafo que ha perpetrado un librito, denominado Desmuntant Societat Civil Catalana (Edicions Saldonar), que en su día recibió la consabida publicidad en los medios nacionalistas y que, a los pocos meses de su salida al mercado, permanece olvidado en los anaqueles de las librerías catalanas, lo cual revela que, a pesar del bombo y platillo que le sirvió de lanzadera, ha resultado un fracaso absoluto en ventas. Pero como uno posee el defecto de leérselo todo, se ha asomado a las páginas del libelo, más que nada porque en el mismo se relaciona a esta web con el grupo de Sociedad Civil Catalana, si se atiende a lo que expone el autor en las páginas 82 a 84 de su obra.
¿Qué une a Germinans con dicha asociación? Según Borràs la yuxtaposición entre nosotros y la web Dolça Catalunya, a la que, a su vez, se considera como miembro relevante de SCC. El argumento es francamente tortuoso: “Deixant de banda l’autoria de Germinans Germinabit, el que és evident és que totes dues webs són ideologicament germanes, publiquen articles d’una página a l’altra, se citen i es recomanen en diverses ocasions. El nexe d’unió entre dos mons -espanyolisme organitzat i integrisme catòlic-sembla confluir en el binomi Dolça Catalunya-Germinans Germinabit. Seria bastant probable, doncs, que les dues pàgines tinguessin un o diversos col.laboradors comuns o que hi hagués alguna mena de relació contributiva.”
El razonamiento no puede ser más peregrino. Por la misma regla de tres, estaríamos unidos a Nació Digital, por el hecho de recomendarnos mutuamente los artículos con Pep Martí, uno de los mejores informadores religiosos que tenemos, a pesar de colaborar en un medio independentista. Ni tenemos colaboradores comunes ni tan siquiera mantenemos ningún tipo de contacto y mucho menos “una relación contributiva”.
Pero la desinformación de Borràs alcanza su cénit en el siguiente párrafo:
“ Els dos únics membres confessos de Germinans Germinabit són mossèn Custodio Ballester i Mariano Arnal. Aquest últim seria, segons fonts consultades, un “home de palla”, condemnat per un delicte de falsificació documental durant els tràmits del registre del domini de Germinans Germinabit”
¿Condenado Mariano Arnal? Por sentencia de fecha 24 de marzo de 2014, dictada por el Juzgado de lo Penal número 4 de Barcelona fue absuelto del delito de usurpación de estado civil y falsedad en documento mercantil del que era acusado, por consecuencia de una querella criminal interpuesta, primeramente, por el canónigo Arenas y seguida, después, por el diácono permanente Matamala. Dicha sentencia absolutoria, ni tan siquiera fue recurrida en apelación por la acusación particular, a la que dejaron sola y abandonada en aquel penoso proceso judicial.
Si Jordi Borràs, aparte de la fotografía en la que debe ser muy válido, fuese, al menos, un abnegado periodista de investigación, habría hallado, mediante un simple click de google, un sinfín de informaciones que daban cuenta del juicio y de la absolución. Pero aquí no es que se escriba sin contrastar, sino que se lanza uno a publicar un libro sin el más mínimo trabajo de campo, aunque el campo sea meramente informático y esté a golpe de ratón desde la mesa del escritorio.
Pero lo grave no es sólo que Borràs sea un holgazán y publique informaciones totalmente erróneas, lo grave es que atribuir un delito a una persona está considerado en el Código Penal como una calumnia. Según el artículo 205 es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad y según el artículo 206 lleva aparejada una pena de prisión de seis meses a dos años, si se propagara con publicidad, cual es el caso.
Pero lo grave no es sólo que Borràs sea un holgazán y publique informaciones totalmente erróneas, lo grave es que atribuir un delito a una persona está considerado en el Código Penal como una calumnia. Según el artículo 205 es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad y según el artículo 206 lleva aparejada una pena de prisión de seis meses a dos años, si se propagara con publicidad, cual es el caso.
No sé qué camino decidirá emprender Mariano Arnal, pero quede claro que el libelo de Borràs es falso, calumniador y desprovisto del mínimo rigor. Nivel, por otra parte, habitual en las mesnadas nacionalistas, indolentes y perezosas, salvo honrosas excepciones.
Oriolt