Me cuenta un compañero sacerdote de otro arciprestazgo que en una reciente reunión arciprestal un cura (de los más o menos “progres” y “graciosillos”) comentó al inicio de la reunión: “¿Hoy también hablaremos del Plan de ENTRETENIMIENTO Pastoral?”. Carcajadas del resto de los asistentes y se inicia la reunión.
Más allá de la broma y la imaginación de este cura, hay un trasfondo muy real, el clero se da cuenta de que nuestro arzobispo Luis quiere tenernos entretenidos, reuniones y más reuniones que normalmente no sirven para nada, pero que mientras tanto no se hablan de los temas que no interesan a nuestro pastor. Recuerdo el esfuerzo que hicimos todos: sacerdotes y laicos en la preparación del Concilio Provincial Tarraconense, ¿Para qué sirvió? Para nada. Todos pudimos comprobar la importancia real de todo aquello viendo la actitud de Roma, aparcando aquello por no tener el más mínimo interés real.
Pero a veces las cosas no salen como uno quiere, en este caso nuestro querido arzobispo, y su estrategia de tener entretenido al clero, se le está volviendo hacia él como un boomerang.
Los tres temas base del Plan Pastoral: Eucaristía, Familia y Juventud, aparentemente inocentes (por eso los eligió Mons. Martínez), no debían crear polémica, sino solamente un hablar por hablar. Pero a la hora de la verdad, lo que están provocando es una sensación de fracaso y frustración entre el clero.
Empezando por ejemplo por el tema de juventud, los párrocos han analizado la situación de los jóvenes en sus parroquias, en la mayoría de los casos cunde el pesimismo y la desolación: “No tenim joves” (no tenemos jóvenes). Las parroquias progresistas no tienen jóvenes y los movimientos juveniles progresistas (tipo JOC, antiguamente JOBAC), están bajo mínimos. Por contrapartida las parroquias más tradicionales o las que están sacerdotes próximos al Opus Dei o a otros grupos eclesiales similares sí tienen jóvenes. Y los nuevos movimientos (Christifideles Laici, Neocatecumenales, carismáticos…) también tienen jóvenes. Pongamos un ejemplo práctico, en el arciprestazgo de Gracia, el panorama juvenil es de auténtico desierto, pero la parroquia de santa Teresita, con sacerdotes vinculados al Opus Dei, envió 80 jóvenes al Aplec de l’Esperit. ¿Cuantós jóvenes ha enviado Mn Toni Román (delegado de Juventud) al Aplec de l’Esperit?. Mejor no preguntarlo.
El Plan Pastoral servirá para entretener al clero, pero no para animarlo, para crearle ilusión y esperanza en el futuro. Está sirviendo para comprobar las miserias de muchas realidades parroquiales y para sumir a sus párrocos en la sensación de fracaso. Mientras en Terrassa e incluso en Sant Feliu el hecho de ser diócesis nuevas les da motivos para ilusionarse en el nuevo proyecto, la vieja Barcelona, si se la invita a mirarse al espejo (como ha hecho Mons. Sistach con el Plan Pastoral), se ve sin ilusiones, y con sensación de vacío.
Y lo peor de todo es que esa sensación de que las cosas no van bien, y que el Arzobispo no hace nada para remediarlo no lo tienen sólo los curas más conservadores, también los progresistas, que de momento callan en público (no en privado), no sólo porqué se dan cuenta de sus propios fracasos en sus parroquias sino del fracaso de haber defendido la candidatura de Mons. Martínez como arzobispo de Barcelona.
Antoninus Pius