Poco tienen que ver aparentemente estos dos prelados, además de que tienen una edad similar y que ambos son arzobispos de diócesis que empiezan con la letra B. Don Juan José Omella es el actual arzobispo de Barcelona y Don Fidel Herráez el de la diócesis burgalesa. Es cierto que ambos fueron promocionados y elevados a la mitra por importantes personalidades de la Iglesia española de las últimas décadas, Don Fidel por S.E.R. el cardenal Don Antonio Mario Rouco, y Don Juan José por Don Elías Yanes, ambos mentores fueron presidentes de la Conferencia Episcopal Española, pero más allá de estas pequeñas coincidencias todo el mundo sabe que son de estilos y de lineas muy diferentes.
Si saco este tema a colación es porque hay un punto de coincidencia que me interesa, y es que ambos prelados fueron nombrados para sus actuales diócesis prácticamente de forma simultanea, Don Fidel tomó posesión de Burgos en noviembre de 2015 y Don Juan José de Barcelona en diciembre. Es decir que llevan casi el mismo tiempo en el cargo. Ambos obispos, a pesar de ya haber llegado a los 70 años han demostrado una gran vitalidad y en estos pocos meses han hecho una verdadera maratón para conocer a sus sacerdotes, a sus fieles y a la realidad diocesana que a cada uno se le ha encomendado. Nada de tomárselo con calma, sino que sus agendas han estado llenas a rebosar y a pesar de esa sobresaturación de actividades, por allí por donde han pasado han creado muy buenas sensaciones de proximidad, sencillez y sentido pastoral.
La diferencia que quiero hacer notar con este escrito es que Don Fidel ya ha pasado el primer examen, el más complicado y difícil porque es el que puede marcar el resto de su pontificado: los nombramientos de los más altos cargos diocesanos, que definen quienes van a ser sus primeros hombres de confianza e indirectamente la linea que quiere seguir, si es continuista, revolucionaria o marcada por su peculiar carisma personal.
Con fecha 11 de mayo, la archidiócesis de Burgos hacía públicos los nombramientos del nuevo equipo de gobierno de Don Fidel, totalmente remodelado en las caras y en la estructura, en relación al que tenía su antecesor Don Francisco Gil Hellín. El nuevo Vicario General es el Rvdo. Fernando García Cadiñanos, el cargo que algunos consideran como el hombre de máxima confianza del obispo o el número dos de la diócesis, substituyendo a su antecesor el Rvdo. Andrés Picón Picón. El resto de vicarios episcopales no voy a citarlos ya que supongo que serán totalmente desconocidos para la mayoría de nuestros lectores, exceptuando lógicamente a los buenos amigos burgaleses que nos leen.
Donde también ha habido cambio, lógico por otra parte al llegar un nuevo obispo, es en el Seminario, Don Fidel ha nombrado un nuevo rector en la persona del Rvdo. Francisco Javier Valdivieso Sáez, que substituye en el cargo al Rvdo. Fernando Arce Santamaría. También ha cambiado al director espiritual en la persona del Rvdo. Angel Olalla Martín, que substituye al Rvdo. Enrique Ybañez Vallejo. Don Fidel también ha nombrado un nuevo director para la Casa Sacerdotal diocesana.
Aporto todos estos datos, porque nuestro arzobispo Don Juan José, tendría que estar a las puertas de hacer un cambio similar en nuestra diócesis e incluso hay quien piensa que ya debía haberlo hecho. Para que cambien realmente las cosas, estos nombramientos son decisivos, y cuanto antes mejor. El equipo de gobierno de n.s.b.a... y ya jubilado cardenal Martinez Sistach está totalmente amortizado y caducado. Esos vicarios episcopales mayoritariamente grises y sin ninguna personalidad, fueron elegidos por nuestro anterior arzobispo para que no le hicieran sombra y para cumplir los pactos establecidos con el progresismo (conocidos con el nombre de la pax sistachiana) de que ningún sacerdote de talante conservador ocuparía un cargo importante en su gobierno diocesano.
Y qué decir de nuestro querido Rvdo. Josep Maria Turull, el niño mimado (Puer Haeres) del progresismo, y camaleónico chico para todo de la era Sistach. El Seminario necesita un cambio urgente, que haga entrar nuevas vocaciones, que van a ser fundamentales para el futuro de nuestra diócesis, y que no se queden por el camino o se vayan a otras diócesis por la desconfianza que genera el actual rector del Seminario.
Si estos cambios no se producen en breve, o se apuesta por el continuismo, una gran decepción asolará los sectores más vivos de la diócesis que han esperando con gran paciencia la llegada de un obispo valiente y decidido que no se deje manipular ni gobernar por los sectores que han llevado a la ruina espiritual a nuestra castigada diócesis. Creemos que Don Juan José tiene suficiente fuerza y coraje para tirar adelante estos cambios tan necesarios, pero en este paso tan decisivo no puede vacilar.
Antoninus Pius
Si saco este tema a colación es porque hay un punto de coincidencia que me interesa, y es que ambos prelados fueron nombrados para sus actuales diócesis prácticamente de forma simultanea, Don Fidel tomó posesión de Burgos en noviembre de 2015 y Don Juan José de Barcelona en diciembre. Es decir que llevan casi el mismo tiempo en el cargo. Ambos obispos, a pesar de ya haber llegado a los 70 años han demostrado una gran vitalidad y en estos pocos meses han hecho una verdadera maratón para conocer a sus sacerdotes, a sus fieles y a la realidad diocesana que a cada uno se le ha encomendado. Nada de tomárselo con calma, sino que sus agendas han estado llenas a rebosar y a pesar de esa sobresaturación de actividades, por allí por donde han pasado han creado muy buenas sensaciones de proximidad, sencillez y sentido pastoral.
La diferencia que quiero hacer notar con este escrito es que Don Fidel ya ha pasado el primer examen, el más complicado y difícil porque es el que puede marcar el resto de su pontificado: los nombramientos de los más altos cargos diocesanos, que definen quienes van a ser sus primeros hombres de confianza e indirectamente la linea que quiere seguir, si es continuista, revolucionaria o marcada por su peculiar carisma personal.
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Nuevo equipo de gobierno de la archidiócesis de Burgos |
Donde también ha habido cambio, lógico por otra parte al llegar un nuevo obispo, es en el Seminario, Don Fidel ha nombrado un nuevo rector en la persona del Rvdo. Francisco Javier Valdivieso Sáez, que substituye en el cargo al Rvdo. Fernando Arce Santamaría. También ha cambiado al director espiritual en la persona del Rvdo. Angel Olalla Martín, que substituye al Rvdo. Enrique Ybañez Vallejo. Don Fidel también ha nombrado un nuevo director para la Casa Sacerdotal diocesana.
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Mn. Salvador Bacardit, aún vicario episcopal barcelonés |
Y qué decir de nuestro querido Rvdo. Josep Maria Turull, el niño mimado (Puer Haeres) del progresismo, y camaleónico chico para todo de la era Sistach. El Seminario necesita un cambio urgente, que haga entrar nuevas vocaciones, que van a ser fundamentales para el futuro de nuestra diócesis, y que no se queden por el camino o se vayan a otras diócesis por la desconfianza que genera el actual rector del Seminario.
Si estos cambios no se producen en breve, o se apuesta por el continuismo, una gran decepción asolará los sectores más vivos de la diócesis que han esperando con gran paciencia la llegada de un obispo valiente y decidido que no se deje manipular ni gobernar por los sectores que han llevado a la ruina espiritual a nuestra castigada diócesis. Creemos que Don Juan José tiene suficiente fuerza y coraje para tirar adelante estos cambios tan necesarios, pero en este paso tan decisivo no puede vacilar.
Antoninus Pius